Hablan,
imploran desquiciar al sin conciliar con la Roca;
ellas le hablan,
cantan acurrucadas a la miel de su Hora;
del Templo
ellas son sus guardianes.
Señor
si de mi palabra voy te lloro, no soy Señor
tu roca, tu peplo
o tu vanguardia,
sólo el Sol amanece a tu orilla,
cálido, quieto.
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