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lunes, 30 de mayo de 2011

La época de lo eterno

Los árboles crecen para vivir juntos
Alejados uno alado del otro.
Es la luz del sol su llamado
Es su color verde
el clamor de su resplandor,

Pero es que nadie sabe de ninguno,
En la tierra nadie tiene nombre.

Tan lejos...

Tan lejos de todo lugar
Como para estar en alguna parte,

Así me encuentro aquí,
Poeta,
Una alegoría de nuestros pasos por el sol.

sábado, 28 de mayo de 2011

Los virus

Los árboles también enferman,
De lo mismo que enferman sus sentidos,
Es la piel su corteza,
Es su madera nuestros cantos,
Agridulces estepas del sentido
Donde solo lo inmortal persiste.
No los géneros ni el reino,
Simplemente el bosque.

jueves, 26 de mayo de 2011

Aquí somos, aquí estamos Unidos Mexicanos

Si ustedes no me entienden
yo no me puedo dar a entender.
nada más qué hacer entre nosotros,
nada más.

Simplemente recuerden
son ustedes los que piensan en nosotros:

Quisiera que sus dientes
desaparecieran masticados entre mi voz.

Poema 07

Aquí,
Sin referentes,
Emergiendo ambos del mismo infierno:

Y es que sé hay palabras que no existen.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ardes como si nunca antes hubieses ardido,
Sin nunca saber qué tan cierto resulta lo verdadero
De donde siempre vuelves a partir,

Ave del misterio

martes, 24 de mayo de 2011

Eventualmente

Eventualmente,
Todo se va resolviendo,
Uno a uno caen los árboles,
Los robles, los ocasos.

Siempre el mismo fuego,
Siempre el mismo dios.

Hijos de la era del viento

Pero es que antes hubo muchas mentes desterradas,
En el desconsuelo,
De morir abandonadas
Para ser la de un ancestro.

Aún así todo era un honor.

Las puertas del tiempo

Un sueño, un secreto,
Un susurro despertado
De la inanición,
Ahí emerges plena
del ritmo eterno de las estrellas,
tú, mi pequeña danzante,
vuelta del fuego
del ser.

lunes, 23 de mayo de 2011

Las palabras ya son tan fuertes que estallan en imágenes

Efectivamente,
Si lo podemos imaginar es posible,
Pero es que nadie sabe hasta dónde llega lo real.
Digo, seguro ahí incluso en lo posible, dirían,
Pero es que, al fondo de cada camino, al llegar,
Vuelves y vuelves a mirar lo que ya no era
Un camino en el bosque.

Pueblos y naciones

El hablar de razas ya implica las especies,
De las especies ya se implica dios,
Al hablar de dios se habla de uno mismo,
Uno y uno brillando junto al sol:

Un abismo tan pleno,
tan ridículo.

He ahí todo el misterio,

Índice de combustión

Como si cada pinche imagen pudiera ser diferente.
como si un día se supiera con qué computadora o con qué impresión.
como si un día algo de eso pudiera significar algo.
Claro se podría reconstruir,
pero la misma esencia de la técnica
nunca nos diría lo mismo en una y otra ocasión;
siempre diferente, en forma,
conformado en parco silencio con el ser.

domingo, 22 de mayo de 2011

Fábula y relato del dios de las múltiples voces

La sangre que nunca es suficiente:
Hay un dios que se forma en todos los entes,
Siendo siempre ninguno,
Aún así es un padre,
Viviendo siempre mudo.

México

Aquí fue siempre todo siempre igual,
Indiferente, indistinto,
Entre tantos y tantos hermanos
Que ya nadie sabe quién es el enemigo.

estábamos en el laberinto,

Despues de tanto tiempo fue tarde al final,
cuando descubrimos que entre los animales guía
se juega
el alejamiento del dios del suelo,
siempre igual, siempre al principio.

He aquí que la luna ha cambiado para siempre.

tierra-aire

Como si yo no fuera tu estampa,
Como si no muriera fijado a tu palabra de valor,
De gallardía o de entereza intelectual,
Discapaz,
Homicida,
Indiferente.

Ven, no soy tu hermano, trátame como tu igual,
Ven, simplemente,
seamos distintos.

La lluvia de un fantasma

Hay tantos jardines que se pierden en recuerdos,
aromas,
tantos instantes teñidos
que se recuperan intactos en el ding dong
de la claridad de lo nada cierto

de lo que nunca se ha mentido
pero tampoco se afirmó;

de lo que simplemente se tuvo
por todo lo efectivo
en medio de un símil cavernoso,
palpable,
inapelable,
audito e inexpugnable.

Hay tantos y tantos nombres perdidos
para siempre
en toda la ilusión de nuestro misterio.

Bahía de enloquecidos

Como partir de la nada a tu recuerdo,
al martirio de los mares encerrados,
enterrados

entre tanta presión del sol;

finalmente explotados,
cuando la tierra yace seca,
reseca, de su única desolación:

El agua contiene el sonido de las estrellas.

sábado, 21 de mayo de 2011

Poema 4

I

Sangre de mi sangre
carne de mi carne
palabra hija de mis pelotas


II

Hola yo soy,
no sé si soy ahí,
sólo estoy escrito,
                aquí,
sin una sola palabra

en rededor

         de la silueta de tus pasos.

Bien, yo lo hago,
pero es que cada poema
es el poema de alado.

Tríptica

Yo

ahí, entre la oscuridad, también los dioses duermen




sabías que llegaría a comer,
aun cuando nunca te fui anunciado


Él

y es que la flor no piensa,
simplemente se advoca en el florear.

Poema I

I

Te encuentro cuando no estás,
Perdido en el rastro de una ausencia
Y sin que antes
Hubieras cantado una palabra de nadie,

Así te encuentro,
Reflejado en ninguno,
Esperando por tu corazón habitado
Pero ya sin ilusiones.


II

Te encuentro depositado ahí,
En el reflujo de la vanidad de un discurso,
Dilatado de los cursos del tiempo
Y perdido en el nombre de la ninfa
Que aun te ignora,
Que ignora el sentido de tus plantas
Al sembrar el resguardo de su jardín
Entre tus girasoles de palabra.

Como arrojado por mis ojos
A la asfixia de tu sangre entre mis letras,
Mis torpes pasos delinean,
Lentamente,
El geranio estrangulado de tus pétalos incoherentes,
El aroma de tu materialidad deshecha en nuestra suerte
(tu eternidad y tu aliento),

Donde ahora,
Recién,
Te encuentro para siempre perdido.

martes, 17 de mayo de 2011

Penumbra, oscuridad,
Telaraña de cabañas en tristeza,
Tintas y tintas de infierno y de placer,
De una llama eterna que llama aquí,
Contigo,
a tu oído donde muere la luna en mí:
es el suave placer de hendir mi lengua
ya sin dioses uraños a mi paso.

Amanecidos.

Podríase llamar personaje

No sé cuándo fue,
pero sé que nos dormimos,
que seguimos atados,
muertos alado de él,
de su divina e ilustrada voracidad,
de todas las mentiras que
al viento no le atañen:

Un legionario de Cristo.

La teoría de los metales

Meta-portales

Transportar, reportar, exportar e importar


Reunión de Zombies

Transcribir, reescribir, ex –cribir, in-cribir.


Tranquilo, puedes res-pirar


Translada, relada, imlada, exlada,


Aún hay conceptos que son onomatopeyas.

Casi todos resulta.


Ves? estás viv@.

ImLeda

Aprendí de un sueño y de su rastro
A seguir las huellas de un viento entre dos distancias
del alejameniento de dios,
el que no abandona,
aún cuando se pierda entre tantos pasos
alrededor de la sombra de su resplandor:

La sombra de sus antiguos pasos alrededor del fuego:

Sueño contigo que te sueño,
Que me acerco a ti,
A presenciar los sueños del tiempo
Entre los remansos de la corriente
Que no te transporta,
Que permanece atada a las intenciones
de un vaso regulador.

Ñ o la oración del dios mudo.



 
Y es que cada letra expresa a un pueblo,
a un linaje del más antiguo viento constreñido
en la técnica indigente de los divinos linajes
del muy antiguo lenguaje humano:

Quién posee mi lenguaje, posee mi simiente,
Quién comulga en mi voz,
Será aliento del viento en todas las naciones.

Pre-potencia

Todo estriba en los pre-ponentes

Preposiciones prepotenciales de la amplitud del esto de la gramática.
Las palabras esenciales sólo se juegan en estas cuantas cañas,
Cuerdas o guillotinas de demencia e impiedad.

Ahí es cuando la letra es un oficio y no una invocación,
Una evocación desesperada perdida entre tantas palabras esenciales,
Tan vacías y tan comunes dictadas por un amo, un maestro,
escrito de la mano de Dios para un pueblo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Tal como un efecto doppler del abismo

Todo escriba en la doble atención del ir y venir
del sonido que se escucha y del sonido que se aleja
desde siempre a su ser advenido;
para volar se vuela sin dirección a lo eterno
entrando en cada paso a cada dirección:

Dulces estelas que nadie ha visto

domingo, 15 de mayo de 2011

Entonces

Y es que, entonces,
vinieron los programas a programar
el tiempo
más no el orden de la programación del programa,
la reiteración de los unos y los mismos
unos en incesante sucesión evocada,
devorada entre tú y yo.

La palabra está a mis pies,
me muestra un segundo,
me muestra mis pies,
me muestra el rastro de los unos y los unos,
incluso ahí,
entre sus huesos y mis húmeros,
los ningunos,
los mios
ahora a sus pies:

Un dulce carnaval de dos cuerpos devoradores.

Visión o pesadilla

A La Blackbearry

Los códigos de programación.
Los programas,
La programación de los códigos,
Y la codificación codificada desde el esto.

¿Qué dije?

Todo programa programa algo
La palabra que viene de antemano
A saludar a la amplitud,
Ousía.

¿Qué quiere decir?

Ni esto ni aquello ni lo otro,
Mas bien qué quiere usted hoy.
He aquí mis manos a sus manos,
Mi vientre a su boca.

¿Cuándo es ahora?

Pues bueno,
Algo así como desde que hablamos,
Pero es que
pocas palabras hienden la eternidad.

(No soy yo ni mi cabeza...)

Todo estriba en preguntar cómo se escribe lo que se presenta,
qué se presenta al escribir del placer
de ignorar la misma presencia,
sin saber nada de nada quién.

(Una simple deriva del tiempo
en el tiempo de tu piel.)

Dice el poeta

Voz del pueblo, voz de Dios,
dice el poeta:

de ahí un espejo ante cada puerta,
bola de agachados.

Bungaló punta cometa o la teoría del kitch

Pequeñas vocales que evocan viejas estampas de dulces mitos
de la dulce palabra ciega invocada para susurrar el grito de una estampa,
para cauterizar el alarido violento de un silencio eterno,
de su constelacion constelada en mil signos distintos
y estrallados,
tan ajenos viendo todos a distintos tiempos de lo que no es:
Un día todas las estrellas nos miraron,
Sin ser el ser de ellas
el testigo mudo de su corrupción,
de su estela,
de sus eones de eones desgastados.

Simplemente hemos de no-temer.

Deje de leer esto

Deje de leer esto.

Sí ya lo ha hecho, muy bien,

que es ahí donde se oculta el ser,

aquí, en su juego,

donde nos aprehendemos ambos,

los dos,

abrazados unos y unos

en una misma vocación

desbocada

que desconocemos:

Todo esto que jamás se pudo decir

Sobre la preposicionalidad

de lo existido,

un rastro de instante

de lo real:

(El dejo de un poema de tu alarido)

sábado, 14 de mayo de 2011

Se aproxima

Una sola letra que de la musica canta
Las danzas de nuestros pasos sobre la nada de tu palabra,
De mi voz,
De mi sueño encerrado entre los vientos
De mi corazón.
He aquí que amaneces,
En medio de la total preocupación;
Y es que ya nos hemos aniquilado tantas veces,
Oh Pequeña corazón del tiempo!

Lo que suena

Sòlo falta una letra para la eternidad,

He aquí mi talón,
Ven,
dispara.

Mi palabra, mi poema

Mi palabra, mi poema,

Como en un trozo de lenguaje;
Ahí te suelo buscar,
Ahí entonces me sales al paso:
Es tu mas plena sonrisa,
Mi sueño,
Tu entorno,
Es
Mi realidad
Como mi más querido anhelo:
Tus brazos y los míos en un mismo abrazo,
En una misma palabra,
En un mismo canto
del trozo de tu lengua que es tu corazón
y el mio:
Amor-Madre.

viernes, 13 de mayo de 2011

El drama del vuelo

Donde el drama emprende el vuelo
entre los cucús de las palomas,
es donde al sonido le surge el viento
de la palabra apenas delineada
por la transposición de su aliento
derrochado:

fugaces instantáneas de una mente desgarrada.

Aquí, en la otra orilla del desierto,
al verso parécele surgir la dorada sangre
de un dios recién sepultado:

no todos los ángeles mueren sordos a su clamor.

Ja, ja, ja,

Recuerdo que no fui tu noche.
Tampoco caminé contigo en la trastienda de la eternidad:
Nos dedicamos a morir lento en el esbozo de nuestra sonrisa.

(Entre los asteriscos de tu recuerdo)

Como una palabra enterrada en una tierra
donde dios no se postró a dormir contigo
la eternidad de las siluetas del sol.

(Entre los asteriscos de tu recuerdo)

El sol no se dignó a esculpir las rocas
de su antigua devoción.
Ahí te encuentro:

el tiempo de una tumba sin recuerdo,
una madre el llanto;
la carne de un cadáver encarnado en la nada,
el anverso estampado de tu hueco,
tus ayates,
las felices abstracciones de tu bandera,
los filos sin cuchillo de tus signos sin espejo,
el fuego de tus ojos y los míos
traspasando el tiempo
en que se difumina tu aurora.

Landa

Las auroras titilantes de tu memoria,
de tu aliento de jaguar sacrificado,
son la tierra sagrada recién plagada
de tus dioses insepultos,
ya sin cuerpo que ofrendar a tu devoción,
a la lectura de tus amates:

Todos tus nombres en un muro
de calaveras que congelan al tiempo
en una letanía que ya nadie sabe explicar,
pero que,
tampoco,
nadie requiere.

He aquí tus nuevos dioses.

miércoles, 11 de mayo de 2011

La historiograficidad III: ¿Es ya momento de una revolución universitaria?

Acaso sin plena conciencia de lo que hacía, Sierra introduce la Filosofía de la Historia como una posible respuesta a nuestra soledad y nuestro malestar. Consecuente con estas ideas, funda la Universidad. En su discurso de inauguración expresa que el nuevo instituto “no tiene antecesores ni abuelos…;”

Octavio Paz, De la Independencia a la Revolución.

Una vez expuesto el carácter errante (excéntrico) de nuestra perspectiva, podemos retornar al problema expuesto en el tercer párrafo de La historiograficidad I. Naturalmente el problema se encuentra difuminado en el ocaso apenas perceptible de nuestra perspectiva, de los signos errantes y transnochados en pos de un instante culmen de filosofía de la historia en México.

El problema dice que en la selección de un punto de corte, al aparecer de mi perspectiva, dicho corte no parte del ser de lo estudiado (cuándo podría ser así cuando qué, respecto a la historiograficidad, apenas se ha escrito, mucho menos se ha querido leer y estudiar).

Posteriormente indica que en la selección de un punto de corte ya es éste habilitado desde la selección práctico-utilitaria de aquello que se ha puesto en estudio. Es decir, ante el ser de lo estudiado, ya siempre se encuentra opuesto el acaecer puntual del ámbito selectivo (práctico-utilitario) de aquello que se ha puesto en estudio.

A tal respecto, este acaecer puntual, de momento no puede ser otro que el de la institucionalidad de las instancias institucionales de la Academia: El Saber.

El sí mismo de este otro, ante quién nos encontramos en confrontación, es el ser el instante de la institucionalidad instantánea de las institucionalidades de la Institución académica: La Ciencia.

La excentricidad de nuestra posición marca de principio las errancias en estos tres primeros ensayos del pensar la historiograficidad. No se parte de supuestos, se parte de olvidos y recuerdos en el ir y venir de la formación.

Al caso, en el orden del pensar, esto señala que cada concepto sólo puede ser atendido de manera propicia en el despliegue del ámbito propio del pensar: la totalidad de nuestras andanzas y conquistas: nuestra Europa, eso que anochece en la tarde americana de Tlalnepantla.

Respecto al problema (semilla) el primer planteo dice que en el medio del levantamiento y formulación de un corpus documental y de un criterio de clasificación, viene a ser que nuestro problema caiga en el plexo de la valoraciones. (¿Esto es el terronamiento?)

Cuando decimos que “valor” será interpretado como la vialidad del ámbito de selección práctico-utilitaria de aquello puesto en estudio, estamos dando la indicación de cómo se nos leyó en el claro de ese mismo ámbito valorativo. Al respecto declaramos, uno, sin percatarse de que nuestra investigación es de filosofía de la historia y dos, que en tanto en nosotros se absume la invocación a una práctica milenaria, de momento, solos continuamos, náufragos en una tempestad universal.

De momento, ante el supuesto silencio de las instituciones, sólo en la presunción de que no se sabe nada, ni tú ni yo ni alguien más, ninguno, puede éste único acuerdo tácito entre los amantes inaugurar la opción del diálogo pensante de los pensadores:

Hasta entonces continuamos siendo nosotros, los mismos, los únicos de-potenciados.
El diálogo pre-requisita la nihilidad de toda perspectiva. Un florecer en medio de la tierra (Ven, vamos a pensar,)

(...)La demolición de laberintos...

martes, 10 de mayo de 2011

Hombre

De tiempo se viste el lenguaje

La historiograficidad II

La selectividad de un factor determinante marca o tendría que marcar la pauta para periodizar un fenómeno.
Al interior de la periodización está la periodicidad.

Esta periodicidad es la periodicidad de la fenomenología tácita que se juega en la apercepción técnica del ente y la temporalidad.

Para saber qué signica la mención a un ente tal como la fenomenología, hemos de determinar que la selección de un factor determinante es una dimensión de señal que refiere y faculta el ámbito de una acción atribuible a un sujeto. La selectividad de un factor determinante, por el contrario, es la puesta en escena del componente objetivo de la subjetividad del historiador, es la amplitud objetual (pro-grama técnico-operativo) de la aperceptivilidad.

Cuando en el despliegue temático de una investigación se trata de instituir una rejilla de control categorial, la periodización parte de la selección de un punto de corte.

Al respecto de la selección de un punto de corte, no acontece ésta sobre el plano de lo real ya-no-presente-a-la-mano, siquiera sobre las huellas siempre-vistas de eso pasado, los vestigios; sin embargo aún con esto, la selección de un punto de corte, en tanto conlleva el juego que abre la precomprensión de la trama de lo estudiado, habilita al historiador en la manipulación técnica de ello mismo.

Este momento, el momento en que el historiador puede manipular lo estudiado, es propiamente la graficidad de su acto, de su estudio. La precomprensión de la trama es lo que juega ya siempre la capacidad cognitiva del historiador. Es aquí donde se presenta la historiograficidad.

Pero entonces, en la pregunta por esta esencia de los estudios históricos, cuando decimos que me podría poner a pensar pero no lo hago, es porque en tanto que este momento que va de la precomprensión a la escritura ha aparecido desde la exégesis a la señal de la selección de un punto de corte, cuando que, más bien, resulta que hemos de poder contemplar e incidir en este momento –el tiempo de la escritura – desde la objetividad de la conciencia del historiador real.

Así que, si al interior de la periodización –acción que permite jerarquizar, ordenar y configurar un sentido para lo estudiado – está la periodicidad, esta periodicidad no es sino el ser-ahí fenomenológico que juega y faculta la apercepción técnica del ente y la temporalidad, el propio esenciarse de su evento.

La fenomenología, como ser ahí de la apercepción, es escenario y ámbito simbólico del acaecer, por ello la selección de un punto de corte ya siempre opera por sobre la dimensión del plexo que se despliega en la propia escritura como puesta en marca de la aperceptivilidad.

Ahora, es cierto que el mero despliegue de la escritura no conlleva la disposición de los eventos pero si confiere su pre-cursamiento significante. Pero entonces, en función de esta misma intuición, debemos comprender que la subjetividad que opera la manipulación del ente en la confección de la representación historiográfica ya es (se realiza) bajo los términos de la dialéctica de subducción ante la objetividad que faculta (pliega) su perspectiva.

Así, cuando decimos que al interior de la periodización está la periodicidad, este acaecer de la esencia es el propio juego del ser-ahí fenomenológico de la aperceptivilidad. Si entonces, como se dijo, cuando en el despliegue temático de una investigación se trata de instituir una rejilla de control categorial, la periodización parte de la selección de un punto de corte, este punto de corte ya forma parte de una decisión de largo tiempo transitada.

Esta decisión es la amplitud de la periodicidad como oscilaciones e intermitencias de lo uno y lo mismo. Es el continuo iterar. Es el consecutivo re-iterar la continuidad de la trama que faculta la pre-comprensivilidad de lo estudiado junto al resto del mismo: un mundo.

Entonces:

Sí al respecto de la selección de un punto de corte no acontece ésta sobre el plano de lo real ya-no-presente-a-la-mano o siquiera sobre las huellas siempre-vistas de eso pasado (sus ruinas o vestigios), sino que –y aun en el desprestigio de los diversos empirismos – la selección de un punto de corte es, es simplemente en tanto conlleva el juego que abre la precomprensión de la trama de lo estudiado, lo que habilita al historiador en la manipulación técnica del ello mismo del estudio. Es el tiempo inflexible del suceso que sucede en el ámbito de lo real. Es, de hecho, el tocar la realidad.

Esos puntos de corte que forman la selectividad ya se encuentran siempre pre-cortados en el ámbito mismo de la confeccion del lenguaje.

El problema de esta imagen es que nos permite imaginar que los puntos de corte sub-yacen a la selección en tanto catálogo o colección de instantes: aún cuando esta imagen sea real, la Gran poesía es discurso sin imágenes.

Si el sub-yacer es la comparecencia óntica de lo pre-cortado, pre-figuarado, esta dimensión es el aparecer autoconciente del ser-ahí-con-el-mundo.

Tesís:

El ámbito de la confección del lenguaje es este mismo verso.

lunes, 9 de mayo de 2011

La historiograficidad I

Casi me podría poner a pensar que la mayor dificultad para los estudios históricos en nuestra época estriba en la selección y no en la selectividad de un factor determinante que marque o pueda marcar no sólo la pauta para periodizar un fenómeno; más bien me parece que, al interior de la periodización, está la periodicidad de la fenomenología tácita que ya se juega en la apercepción técnica del ente y la temporalidad (fenomenalidad vs. época del ser) de su evento.

De la primera decisión, respecto a la periodización, en la selección de un punto de corte se juega que la trama que precomprende la historicidad de lo estudiado pueda ser técnicamente manipulada por el historiador, dimensión donde es la historiografía.

El problema, respecto al aparecer de mi perspectiva, es más bien que en la selección de un punto de corte –como carácter específico que permite la particularización de lo estudiado – dicho corte no parte del ser de lo estudiado; más bien ya siempre se habilita desde la selección práctico-utilitaria de aquello que se ha puesto en estudio (di-sección). Es un producto (poesis).

En el medio del levantamiento de un corpus documental y la formulación de un criterio de clasificación -trascendental- que faculte la interpretación hegemónico-occidental del ser, viene a ser que dicho medio sea el sentido medio de lo que hoy se concibe como valor.

Valor, a tal sentido, será tomado como viabilidad del ámbito de selección práctico-utilitaria de aquello que se pone en estudio. A raíz de esto el valor ya siempre es un producto último y racional del pensamiento moderno. Valoración será entendido como apertura ámbitual de manipulación y maniobrabilidad del ente y de su estar.

Cuando decimos que al interior de la periodización está la peridicidad, esta periodicidad no es el efecto del trabajo de la conciencia del historiador, más bien es un estar de la fenomenología tácita que ya se juega en la apercepción técnica del ente. No es un trabajo, es un juego. No es una acción subjetiva, es un devenir acaeciente y presentificado como tecnicidad del propio aparecer del ente (a tal sentido la puesta en palabra pensante que intentamos sólo puede ser entendida desde la dimensión del juego, donde la filosofía hace lenguaje- basta de explicaciones, he aquí la implicación, la complicidad.

Este carácter presentificado del devenir aceciente es propiamente la disociación original entre teoría y teoros (el teórico como agente-producto de lo que queda oculto e insinuado alrededor de la palabra del viento -poesis y registo- las leyes del silencio). La dificultad en este punto radica en la descriptivilidad de este carácter -el sentido de lo presentificado- como instancia extática subyacente a la temporalidad y al terronamiento que dicho carácter implica de suyo en tanto ser-ahí (que en un sistema simple este carácter presentificado es sólo un plexo que junto al devenir puro y la acaecentibilidad, componen una unidad extática tripartita.)

Por ejemplo, establezcamos un problema. Pensemos acaso en qué y cómo podría ser clasificado el grado de desarrollo técnico de una lengua en su propia escala de complejidad expresiva.

Esto ¿conlleva también una cierta complejidad de raciocinio? Este raciocinio –es decir, cualquier decisión respecto al pensamiento – no podremos tomarlo como un trascendental o un universal, que ya, la misma problemática de suyo y desde la dimensión de su planteo, descarta de facto la existencia de lenguajes naturales ante lenguajes técnicos o viceversa. Más bien pre-comprende que toda lengua es la dimensión originaria de registro de la complejidad de los procesos técnico-manuales de la cotidianeidad de una, convengamos, civilización. Este registro y su expresividad, cómo el otro ámbito del ámbito, en otra convención, es lo que dice la palabra cultura.

Inquira

Cuando te encuentro entre mis letras,
a quién me encuentro?

domingo, 8 de mayo de 2011

Valonia

Sólo de semillas y tierra se compone este verso.
Ven dale de beber,
préndele fuego a su cuerpo,
aliméntate con él.

Sólo tienes que venir a cambiar los huevos del nido.
10 000 poetas de cada pueblo,
etnia,
ciudad,

y ninguna revolución?

He ahí la gloria,
un derrame,
el concepto mismo de vida humana:
Que después de ella todo es cliché.

Se llama la época de una incesancia
que nunca deja de parar,
que economiza,
aun en el sinsentido
el sinsentido de la modernidad,
los tiempos modernos,
el plusvalor de sus existencialismos baratos.

Y es que hay tantos profetas malditos
y tan poco que podamos comprender.

Ahora todo resulta que es igual de viejo
aún cuando en cada punto de esto me equivoque.

viernes, 6 de mayo de 2011

Nuestras raíces

Nuestras raíces

Aún cuando no tuviéramos herencia
el silencio de un verso es todo aquello que el verso no calla y no dice,
algo que ya siempre se subyace,
no como fundamento, más bien como base,
Como corredor o como tumba;
es todo aquello que nace sin nacer,
siempre eterno presente:
No es ahí siendo su ahí,
es ahí en su no ser

Por eso el silencio ya siempre llama a la tierra del instante.
He aquí su fuego

en el curso iterante de sus preposiciones.

La confección de los referentes

La noche en que permaneces de ti,
eterno durmiente de tu destino
con tu rostro perdido entre los espejos,
donde ya no resta gran cosa por salvar
que no los jirones de piel vertida
entre todos los reflejos del silencio:

tu sangre en un espíritu convexo,
parabólico.

Visión del Altiplano

Se ahoga entre la sangre de la luna,
después de haberla visto en trance,
desnuda,
muriente en su lejana noche invocada:

perdida a lo lejos en su susurro de titanes,
devota en un atento y espinado vendaval de palabras,
yace en el frenesí de la laguna
que ya no posee el antiguo rubor del fuego,
que no llama igual a las aves y a sus plumas
aún cuando vuele entre los cienos conquistados
de los antiguos pasos del dios que rugió
para sepultar
finalmente
a todos sus hermanos.

jueves, 5 de mayo de 2011

ahí

Ahí,
donde se levanta el mito
para salvaguardar las ausencias de lo presente,
es esta noche del mundo:
Seremos la piedra
de todos los pedernales