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martes, 1 de febrero de 2011

Filósofos y escritura (1)


¡No mamen!¡De quién creen que estamos hablando?

Este ensayo surgió al leer en la contraportada de La arqueología del saber de Michel Foucault una inscripción que dice:

“En determinado momento, Foucault se dio cuenta de que en sus obras anteriores no había definido lo que para él significa ‘arqueología’…”




I

Hegel, Fenomenología del espíritu, p. 64:

A la pregunta de ¿qué es el ahora? Contestaremos, pues, por ejemplo: el ahora es la noche. Para examinar la verdad de esta certeza sensible, bastará un simple intento. Escribiremos esta verdad; una verdad nada pierde con ser puesta por escrito, como no pierde nada tampoco con ser conservada. Pero si ahora, este mediodía revisamos esta verdad escrita, no tendremos más remedio que decir que dicha verdad ha quedado ya vacía.


Michel Foucalt, La arqueología del saber, p. 29:

--¡Cómo! ¿Se imaginan ustedes que me tomaría tanto trabajo y tanto placer al escribir, y creen que me obstinaría, si no preparara –con mano un tanto febril – el laberinto por el que aventurarme, con mi propósito por delante, abriéndole subterráneos, sepultándolo lejos de sí mismo, buscándole desplomes que resuman y deformen su recorrido, laberinto donde perderme y aparecer finalmente a unos ojos que jamás volveré a encontrar? Más de uno, como yo sin duda, escriben para perder el rostro. No me pregunten quién soy, no me pidan que permanezca invariable: es una moral de estado civil la que rige nuestra documentación. Que nos deje en paz cuando se trata de escribir.


Bien, la pregunta por el ahora es la pregunta por el tiempo. A la proposición de Hegel le sigue la señal que vincula al ahora con la noche. Nosotros queremos probar el sentido de dicha señal en términos de la in-viabilidad de definir dicha señal. Nuestro motivo; pues que dicha señal trata la apertura a la verdad.


[BP1] Sin embargo este afán sólo puede ser co-ordinado en términos del ámbito poético donde Hegel despliega la enunciación de su ejemplo. Pues que si más allá del ejemplo está la ilustración; de la ilustración la luz; y de la luz la verdad, resulta luego que el ejemplo no ejemplifica nada.


A menos claro que estemos confundiendo ejemplo con representación, y al decir “el ejemplo no ejemplifica nada” no sepamos nunca qué es lo que queremos decir con esto.


Pero bien, de lo que sabemos hasta ahora de Hegel y una supuesta “intencionalidad” del autor de estas líneas, es que éste declara:



1.- Ante una pregunta, “¿qué es el ahora?”, él contestaría, ¿qué?

2.- Declara que en dicho caso él contestaría que basta con un simple ejemplo.

3.- Define entonces que el ejemplo será escribir dicha verdad: el ahora es la noche.

4.- El motivo de esta última aseveración[BP2] es que “una verdad nada pierde con ser puesta por escrito”[BP3] .


Recordemos que esta aseveración viene con motivo de la examinación “[1. El objeto de esta certeza]”. Recordemos entonces que dicha examinación interroga por la objetividad de la certeza sensible, la misma que aparece bajo el signo “el ahora es la noche”. Recordemos que la pregunta por el ahora es al tiempo la pregunta por el aquí respecto al espacio. De manera que el primer ámbito de inscripción poética donde podemos hallar la ejemplificación del ejemplo reside en el examinar mismo de dicha verdad, pues que, jamás, podemos olvidar que aún cuando no sepamos qué decimos cuando decimos algo, eso dicho forma parte de la dialéctica de la certeza sensible, la cual “no es sino la simple historia de su movimiento o de su experiencia y, a su vez, la certeza sensible misma no es sino esta historia[BP4] .” (Hegel, 2003, p. 69).


Claro que Hegel habla de examinar dicha verdad, yo no. Examinar es un procedimiento metodológico que ya siempre toma al camino y lo vuelve mapa. El método no es el camino, el método son los pasos del caminar. El mapa es solo indicación, nunca la realidad (no importa qué digan los anglosajones, o qué inventen los piratas del Silicon Valley). De manera que si Hegel dice que una verdad nada pierde con ser examinada, es pues porque una verdad no pierde nada por ser escrita. Quiero decir, el ejemplo presupone el ser de la representación, por tanto la necesidad de examinar una verdad. Pero si la verdad es, no es ella aquello que se pueda examinar, o acaso, ¿qué papel tendría el intelecto humano de tener encomendada dicha labor?, ¿realmente puedo llegar a creer que mi papel consiste en examinar la pureza de una verdad como si certificara para un hombre maduro que se ha desposado con una jovencita, la pureza virginal de su pequeña esposa? Esta presunción respecto a nuestra relación con la verdad ya siempre presupone un sistema judicial y un mundo de poder que simplemente pasa desapercibido en lo deslumbrante que es siempre contemplar en dirección a la verdad.


Por tanto la examinación es el primer signo bajo el que aparece la indicación a la escritura en el capítulo “[A. CONCIENCIA]”. El tercer término de dicha determinación es el polo de la verdad.


Nosotros habremos de presumir que la escritura es dionisiaca, y no así como ustedes fariseos que la considerasteis apolínea. Decidme qué entones si no es la gramática de la lengua castellana; pues qué, ¿a quién creen que le estoy gritando?, ¿a los muertos? Por favor; ¿Creen que un historiador se equivocaría al recomendarles que no se peleen con los muertos?



¿Qué ley aceptaría el gran Dionisio, señor del vino, amante del pan? El an-arkè no significa que no haya un ritmo.


Por ello mismo nuestra cuestión con Hegel no versa sobre si Hegel podría estar equivocado al decir que la escritura de una verdad no altera tal verdad, desechamos de principio la desatinada idea de que Hegel pudiera equivocarse. ¿De qué o cómo podría equivocarse un filósofo? ¿Del pensamiento mismo? ¿Os dais cuenta de todo aquello que le pedís al pensador que piense cuando que, tal vez, ustedes mismos, no están a su nivel?


Nosotros simplemente queremos señalar que Hegel puede considerar la determinación de la escritura y su carácter inocuo a partir de su concepción en torno al lenguaje. Por ello nuestra pregunta indica más bien qué puede ganar una verdad con ser escrita. Para comenzar hemos por tanto de contemplar la verdad misma contenida al escribir esta pregunta, pues si como dice Hegel una verdad no pierna nada con estar escrita, nosotros al escribir la pregunta hemos escrito una verdad, pero ¿cuál? En este sentido, inmediatamente después de haber declarado lo ya citado de la Fenomenología del espíritu, Hegel (p.65) escribió:


Como un universal enunciamos también lo sensible; lo que decimos es: esto, es decir, el esto universal, o: ello es, es decir, el ser en general. Claro está que no nos representamos el esto universal o el ser en general, pero enunciamos lo universal; o bien no nos expresamos sencillamente tal como lo suponemos en esta certeza sensible. Pero, como advertimos, el lenguaje es lo más verdadero: nosotros mismos refutamos inmediatamente en él nuestra suposición, y como lo universal es lo verdadero de la certeza sensible y el lenguaje sólo expresa este algo verdadero de la certeza sensible y el lenguaje sólo expresa este algo verdadero, no es en modo alguno posible decir nunca un ser sensible que nosotros suponemos.


(el ahora es la noche)


Resulta entonces que al enunciarlo, no lo enunciamos porque nosotros lo supongamos, sino que si lo decimos es sólo porque el lenguaje por sí expresa al esto de la certeza sensible. Pero ahora, si resulta que no es posible en modo alguno decir nunca un ser sensible que nosotros supongamos ¿por qué esta suposición que escribimos podría ser a su vez examinada?, ¿por qué si no es posible suponer y enunciar un ser sensible, resulta, por el contrario, que se puede enunciar esta imposibilidad para el intelecto humano?, ¿cómo es posible escribir algo, que este algo permanezca como la indicación de un ahora que ya ha dejado de ser ese ahora para ser otro, y que, aún cuando esa inscripción también forme parte de la certeza sensible del mundo que nos circunda, podamos saber algo de la verdad original que un día coincidió histórico-temporalmente al ámbito del presente del escritor de una línea que ponía por escrito su propia percepción de la realidad?, quiero decir ¿qué es la escritura que puede entonces contener, encerrar y capturar la temporalidad asegurando un testimonio fiel y veraz de lo que antes pasó sobre la tierra, en cualquier instancia o en cualquier actividad humana, al amparo de la innegable claridad del sol?, pues que si no es posible decir nunca un ser sensible que nosotros suponemos, ¿cómo resulta posible siquiera la examinación de la verdad de una inscripción?


¿Cabría suponer que el lenguaje, al sólo atenerse a la expresión de este algo verdadero, sea sin el requisito de ser algo presupuesto por el pensamiento y la voz de un sujeto?


¿Qué el mundo sea de tal manera que para depositarse en nuestra conciencia o en nuestras inscripciones simplemente se arroje como el mar sobre la tierra para dejar las huellas naturales de su arbitrariedad y su violencia? Sería recomendable pensar al revés, pues quién puede registrar las marcas de la tierra en el mar, y sin embargo sucede.


Pero bien, si lo que decimos en los que suponemos no es la objetividad de la certeza sensible, ya que ésta no se puede decir, ¿cómo es posible escribir su verdad?, ¿la escritura puede fijar también los errores de la conciencia que la conciencia no puede atribuirse?, ¿la fijación por escrito de la certeza no captura el para sí de la certeza pero si nos permite remontar en la atribución de certeza que puede ser simplemente un momento tránsito de lo sensible hacia la posesión del esto de la certeza sensible por parte de la percepción?, pero entonces ¿qué escritura es ésta que asegura no representar la certeza sensible sino que implica ella misma el movimiento de tal certeza, su traslación al signo, a la tinta y al papel?


Hegel apunta que la certeza sensible “lo único que enuncia de lo que sabe es esto: que es; y su verdad contiene solamente el ser de la cosa.” (p. 63). Por ello, si lo que entra en juego en la pregunta “¿qué es el ahora?” es la capacidad de enunciar no a la cosa, sino al ser de la cosa, resulta por cierto completamente legal la aseveración de Hegel sobre la escritura, pues la cosa en tanto cosa siempre se encuentra sujeta al devenir, en tanto que la inscripción de la certeza sensible preserva en lo inscrito la misma determinación esencial del ser de la cosa, aún en la aniquilación o transformación de la cosa, pues el ser es, y esto cualquier lógico lo puede convalidar.


Resulta entonces que en medio del proceso técnico de la escritura el ser de la cosa como contenido de la certeza sensible permanece uno e idéntico consigo mismo al trasladarse del aparecer de la cosa en dirección a la conciencia y a los dispositivos técnicos de la escrituración de ella, tinta y papel, ámbitos que entonces deberíamos suponer sobredeterminados de antemano por los canales generales de conversión y conservación de la certeza sensible en calidad de documento.


Pero atención, pues si la pregunta por la verdad de la certeza sensible se ha abierto a Hegel desde su cuestionamiento a la crítica kantiana del conocimiento, ¿por qué la escritura (y con ella todo el orden del discurso) no sería un médium que altere ya desde el origen la disposición y acaecimiento de la certeza sensible?[BP5]


Lo que sucede con Hegel a la conciencia en este punto donde la certeza de lo sensible adviene como verdad, es que la conciencia se presenta como puro yo, Yo puro, de manera que el Yo es puro éste (genérico, intercambiable). Dice: “Yo, éste, no estoy cierto de esta cosa porque me haya desarrollado hasta aquí como conciencia y haya puesto en marcha el pensamiento de diversos modos […] el yo no significa un representarse o un pensar múltiple, ni la cosa tiene la significación de múltiples cualidades, sino que la cosa es, y es solamente porque es; ella es…” (p.63)[BP6]


Con esto, si la certeza sensible “el ahora es la noche” enuncia el puro ser al tiempo que lo preserva para nuestra atención, Hegel nos advierte que en el enunciado de esta verdad se encuentra en juego mucho más elaborado: “Una certeza no es simplemente esta pura inmediatez, sino un ejemplo de ella.” (p. 63-64). Pero con esto volvemos a interrogar, ¿qué significa ejemplo?


Pues si resulta que la pureza no es sólo y de forma inmediata eso ejemplar contenido ya de suyo en la certeza sensible, que es además la verdad de la certeza sensible algo que escapa a la conciencia y que no necesariamente se encuentra en el ámbito de sus acciones o artificios, es esto, entonces, porque eso ejemplar también debe ser constituyente del ser de las cosas, es decir una cualidad inmanente al esto mismo que se presenta. Pero antes debemos intentar apurar el criterio de diferenciación entre el ser puro y el ejemplo pues el peligro estriba justo en que la ejemplificaridad de suyo de la cosa dependa esencialmente del manifestarse mismo de la cosa, manifestarse que para comparecer en carácter de ejemplo, requiere de suyo poseer al lenguaje. Es decir, significaría esto que la cosa en tanto presentarse, fenómeno, no es disociable de su logos.


Por ello, en la requisición a identificar y discernir entre el ser puro y el ejemplo, al contemplar que la ejemplaridad ya sea una peculiaridad inmanente de la cosa, resulta que la pureza del ser no es ajena a la pureza del lenguaje. Pero ¿qué podría querer decir esto de la pureza del lenguaje?, ¿es posible que en Hegel sea esta pureza del lenguaje lo que de suyo obtura la posibilidad de que la escritura de una verdad altere o modifique dicha verdad[BP7] ?


Hegel estipula la diferencia entre la esencia (el ser puro) y el ejemplo como una medida entre la inmediatez y la mediación. Esto significa que tal medida ya se encuentra en la certeza sensible y no es depositada o establecida en ella por el examinar [BP8] dicha verdad.


Pero si esto es así, ¿por qué en la exposición de la examinación, la certeza sensible levantaría sospechas desde ella y por ella misma? De contemplar la alternativa que coloca a dicho examinar como la actitud natural y propia de un error de la conciencia que finalmente se reconcilia consigo misma, ¿a qué entonces realizar toda esa examinación y venir a conciliar de manera cómico romántica el desgarramiento de la conciencia en el ámbito de su existir?


Nosotros no contemplaremos la labor judicial de la examinación como una actividad natural de la conciencia, como una determinación de la conciencia natural. Requerimos retornar al ámbito del aparecer de la certeza sensible y preguntar ¿qué es la certeza sensible contenida en la inscripción “el ahora es la noche” que nos hace problemática la certificación de su verdad? Pero antes sería más prudente preguntar si acaso esa certeza sensible es, pues que acaso resulte que la serie de atribuciones que la conciencia atribuye al mundo y no son más que meros fantasmas, inicie justo con el fantasma metafísico del ser y su contraposición en términos de permanencia, igualdad y aniquilación respecto al devenir. Quiero decir, antes hemos de preguntar ¿qué significa certeza sensible al atribuir el contenerse y preservarse de tal certeza al interior del ámbito técnico de la escritura “el ahora es la noche?


Pues ahora, si la objetividad de la certeza sensible es lo verdadero y la esencia, ésta verdad primero refiere un carácter ejemplar que sigue colocando a la cosa que es en el plano de lo universal, un universal que no es coincidente con lo universal de la esencia, pues aquél es aprehensible por la conciencia al tiempo que el universal de la esencia se pierde para siempre de su aprehensión y reiteración vivencial. (o experimental).


Sin embargo en Hegel hemos de recordar que lo verdadero y la esencia de la certeza sensible son indiferentemente al hecho de ser sabidos o no, además de poder permanecer bajo la misma condición, ser o no ser sabidos por la conciencia. Hegel indica “no debemos pararnos a reflexionar y meditar sobre lo que en verdad pueda ser, sino considerarlo tal y como la certeza sensible lo tiene en ella” (p. 64) Pero entonces, ¿qué es lo que tiene en ella? ¿el ser? ¿su pureza?, ¿aquello trascendental ajeno e independiente que se abstrae de devenir?


Es así como la retórica de la pureza es sólo una rama que emerge de la metafórica de la virginidad. Hegel procede a preguntarle a ella misma “qué es el esto?”. Por ello al tomarla bajo la doble figura del aquí y del ahora “la dialéctica que lleva en él cobrará una forma tan inteligible como el esto mismo” (p. 64)


Pero nosotros debemos sospechar de esto, pues ante esta atribución la dialéctica no es algo propio o único del pensamiento, sino de suyo algo que constituye y dispone lo real de la certeza sensible. Aquí es donde toda epistemologización simplemente es estúpida, pues pierde de facto la capacidad de captar la dimensión terrorífica de atribuir lo real al propio pensamiento, opción que siempre se encalla y finalmente naufraga en su comprensión de la filosofía al cerrarse los oídos al canto de las sirenas ante el concepto del idealismo y su torpe frenesí de colocar etiquetas de identidad a cada nimiedad comprendida en el pensamiento de un filósofo. Nosotros hemos de preguntar en este instante ¿qué significa mundo?


El camino que ha tomado Hegel para responder esta pregunta es la del ejemplo y no así la de la esencia ¿por qué? [Posición de la Fenomenología del espíritu como una introducción al sistema que culmina en la Ciencia de la lógica.]


El momento de la verdad


Si la verdad nada pierde al momento de la escritura, resulta que tampoco pierde algo al ser conservada. Esta primera indicación será el fundamento de nuestra aproximación al ser de la escritura. Sin embargo antes de poder suscribir absolutamente este fundamento, hemos de preguntarnos qué es la conservación que acontece, de tal manera que una u otra forma, logra transferir su propia verdad, verdad que va de la certeza sensible hacia la escrituración de la verdad de ésta misma. Pero con ello, al preguntar por el qué de la conservación, preguntamos al tiempo por el aquí y el ahora de aquello mismo conservado. à (esta es la pregunta por el espaciotiempo de la escritura!)


[La objetividad]


La pregunta por el ello que entra en juego en la certeza sensible encuentra en el problema del aquí y el ahora la forma inmediata [manera trascendental] y carente de concreciones o realidades en que la presencia del esto (lo cierto de la certeza sensible) se presenta al ahí de la certeza. à esto es la marca.


Es decir, lo cierto que posee el preguntar por el aquí y el ahora parte del instante que puede contemplar cómo el ser de la cosa es, al tiempo que tal ser cosa de la cosa funda el mismo espacio –ahí – donde es la certeza sensible misma. Por ello esta primera relación, el instante de confluencia de la certeza sensible con el ser de la cosa, constituye la relación objeto-objeto al ser sido fusionados en el ahí de la escritura.


Esto conlleva que la objetividad de la escritura es una doble objetivación que coloca en el ahí de la marca (punto) la totalidad de dos momentos; el ser esto de la certeza sensible y el pensamiento pensado en el lenguaje.


[Primera indicación: Con el tiempo la escritura se vacía.


Sí, eso mismo nos lo aclara Hegel con la segunda determinación que encuentra la escritura en La fenomenología del espíritu.]


[Para poder ejemplificar todo este proceso habla de The murder mysteri de The Velvet underground, o de la secuencias de pantalla partida de Snatch, de Guy Ritchie]


[Tercera indicación: la forma es la duplicación de si misma en el instante de transferencia donde la forma se pierde así al tiempo que se conserva como contenido,


Es decir se (trans) torna contenido à Aquí nació por primera y segunda y tercera vez la primera filosofía.]


Toda pintura inicia con la marca, toda marca inicia con el silencio, cada silencio muere en la poesía. Sólo la poesía salva la nada.


***

¿Una imagen dice más que mil palabras? ¿Qué clase de poeta pudo haber escrito tal cosa?

Intermetzo

“el eterno retorno de lo mismo es la anamnesis”

Guy Ritchie, Snatch:

- Hymy, would you listen to this?

- Do we have a choice?

- It wasn´t meant to be taken literally. It`s a nice story, Adam and Eve. It`s bound with moral fibre but asking a grown man to belive it?

- It`s a nice story.

- It`s just that. Just a story.

- Catholic religion is based on a mistranslation.

- Enough already. Ruben, would you say something?

- Listen to this. Are you busy? I`ll tell you the whole storey. The Septuagint scholars mistranslated the Hebrew word for “young woman” into the Greek word for “virgin”. It was an easy mistake to make because there was only a subtle difference in the spelling. So, they came up with a prophecy: “Behold, the virgin shall conceive and bear us a son”. You understand? It was “virgin” that caught people’s attention. It’s not everyday a virgin conceives and bears a son. But leave that for a couple of hundred years to stew and the next thing you know you have the Holy Catholic Church.

- Ov vay, what are you saying?

- I´m saying, just because it’s written doesn’t make it so. Gives them hope. It’s not important whether it’s fact or fiction. People like to belive.

- I don’t` want to hear anymore. Anyway, who is it that we`re seeing?

- Michel…

Madonna, Gay Ritchie, Like a virgin y el dialogo del principio de Snatch.

El matrimonio posterior de ambos.


La claridad del pacto con el diablo de Madona. Ergo, su genialidad.


Ella se enamora pero pues porque se deja seducir. ¿Ella?, ¿ella se deja seducir?

Sí, pues que la seducción sólo es el juego por el cual el diablo se engaña a sí mismo.

¿Pues quién es entonces el adversario del diablo sino el propio dios? Ahora bien, el diablo se engaña a sí mismo. Sí, pero esto no significa que el diablo sea el dios, sino que el diablo se engaña a sí mismo en tanto que es él mismo la seducción, es decir él, el que seduce, se pierde en la imagen de su propio genio, fundido, confundido, con aquél otro que aparece igual como genial.

Ahora bien, pregúntense qué significa genial y agárrense, pues esto es una doble asociación simbólica entre lo virginal, lo dionisíaco y lo apolíneo.




***


Reloaded






Michel Foucalt, La arqueología del saber, p. 29:






--¡Cómo! ¿Se imaginan ustedes que me tomaría tanto trabajo y tanto placer al escribir, y creen que me obstinaría, si no preparara –con mano un tanto febril – el laberinto por el que aventurarme, con mi propósito por delante, abriéndole subterráneos, sepultándolo lejos de sí mismo, buscándole desplomes que resuman y deformen su recorrido, laberinto donde perderme y aparecer finalmente a unos ojos que jamás volveré a encontrar? Más de uno, como yo sin duda, escriben para perder el rostro. No me pregunten quién soy, no me pidan que permanezca invariable: es una moral de estado civil la que rige nuestra documentación. Que nos deje en paz cuando se trata de escribir.






Esto es lo que significa amor en filosofía






Examinar como virgen. Examinación es el procedimiento judicial donde se certifica la virginidad de una doncella. Semántica de la pureza.






¿Cómo llegamos a la época donde el Estado puede dar un permiso para abortar?






Esto es desde que de la verdad no se puede hablar, sólo escribir.






(No es que yo entienda a Hegel, es que a Hegel solo Hegel lo puede entender,






¿Sabes?, es que como en The importance of being Ernest, salvo que aquí es la importancia de llamarse Federico y ser poeta. Ojo, pues no es llamarse.






¿Os lo repito? Incendiarios.)










* * *


No se puede estudiar un transtorno, y mucho menos pretender curarlo (retórica de la salud y la normalidad), si antes no se comprende cómo el método, mediante el cuál lo que se comprende en tanto transferencia, conserva su sentido al escuchar una verdad, pero pierde su esencia al confrontarse consigo en la memoria y el proceder al olvido.






Eso es el ser.






Bien, pero el ser siempre es una interpretación del ser mismo. La coyuntura que esto obliga es la de seguir aplicando un férreo control lógico a cada una de las elecciones que realizamos al pensar. ¿Cuántas? Por favor, vid. Georg, Wilhelm, Friedrich, Hegel, La fenomenología del espíritu; trad. Wenceslao Roses, Ricardo Guerra, México, FCE, 28º impresión











[BP1]El ahora es la noche.






[BP2]Aseveración es una palabra muy violenta. Suena a violación.






[BP3]Aun qué inmediatamente complemente diciendo: “como no pierde tampoco con ser conservada”.






[BP4]Recuerda aquí citar lo que diche Ankersmit al estudiar el texto Metahistoria de Hayden White. Qué uno no es ni vive una historia, que la dimensión unica de la escritura es el libro y que el libro es lo hecho desde la tropología.


¿Me vais a venir a decir que Hegel se equivocó? No mamen.


A quién le voy a creer, al maestro de Hena o a Ankersmit, que viene a dar conferencias para los nietos de jesuitas de la Ibero.






[BP5]La escritura en el espejo. La conciencia y la memoria.






[BP6]Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extra-moral: “Tenía razón Pascal cuando afirmaba que, si todas las noches nos sobreviniese el mismo sueño, nos ocuparíamos tanto de él como de las cosas que vemos cada día: “Si un artesano estuviese seguro de que sueña cada noche, durante doce horas completas, que es rey, creo —dice Pascal— que sería tan dichoso como un rey que soñase todas las noches durante doce horas que es artesano”.




[BP7]El símbolo, la forma y el lenguaje especulativo que puede enconces enunciar la cosa misma por la cosa misma.









[BP8]¿Cómo se modificaría aquí el sentido de colocar la preposición “a” o acaso “de”?


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1 comentario:

  1. la inmediatez de la enunciación pierde todo sentido desde que se someten los enunciados a la pragmática. No hay nada universalizable , sólo pre-tensiones de definir, medir, delimitar abstracciones tales como es "ser", la "verdad",la "esencia" de la escritura. lo universalizable se parece al totalitarismo, y el ser de cada sujeto es un abismo particular, experiencia, goce sufrimiento, necesidad, deseo, nombre...y mucho màs. Todo es discurso que crea para un momento su propia verdad, paradigma, que ante la primer anomalía hace crisis, y hay que volver a comenzar, adherir a otra supuesta verdad (por su utilidad) y rescatar o no, lo que pueda servir del paradigma anterior. Si es rotundo el cambio se hablará de revolución, pero el saber es inconmensurable, y las políticas del poder que lo sustentan tambièn. Se escribe tal vez hipotetizando una "verdad". pero si es por la noche a la mañana ya puede cambiar esa "realidad".

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