I
Cruz sesgada,
Mira al oriente, vasto e infinito como el recuerdo
Es la mirada que va y se evade,
Que piensa y se escapa,
Que quiebra la tierra allí donde las corrientes emergen al galope incesante del corcel alado por barrancas y peñascos de difícil acceso,
Conduce su propio muro;
Ellos ingresan a la sal en piedad y hondonada.
II
La atención al milagro
Le abstiene y le derrota,
Le arranca el trago y el agua se derrama,
Llevaba el pegaso un ala quebrada.
III
Y la paz en la piedad sabe de cruz y recompensa,
La nihilidad de Buda nos ahoga en su mirada,
Los textos ahora tienen escamas y
Nosotros, sus guardianes,
Somos la serpiente.
Es de acá que nos viene a ocupar el cesto si al maestro de la plaza le complace
Y miramos juntos la ausencia del mito, resquebrajándose por sistemas, siempre en temeridad e infinito,
Envuelto de festividades,
Arrogantes siempre, siempre inaudito,
Arrancadas siempre al espacio del nunca,
Del ahora,
Del acaso consecuente en conformidad a la arrogancia que arranca,
Que mira,
Y dispara,
El fuego, siempre en placer omniaplastante.
Sangre de amor la diosa,
Viajar azul guardianes e interponerse,
Piel metal que a cuchilladas se levanta,
De cuchilladas también se entretiene,
Transformando el azul
En marca de todos los dolores.
Los sitiales de instrucción al alma
También son el recreo, la cordura,
El estremecimiento que se desangra,
Ecos detrás al corazón la sonrisa,
La magia pasado el estremecimiento
Cuando el cuchillo viaja.
Y decidimos que todas las piezas
Fueran especiales,
Amarillas y tesoro
Si recuerdo
Y despacio conozco,
El Sol es omniaplastante ante la sangre que la piel domina.
Compartir de paz y compartírtelo de flores,
Cruzártelo,
Y hace el dragón que se aniquila y se acostumbra
Disponiendo siempre de todo el verdor.
A la hora usual donde emerge el mar en llamarada,
Mentira usual es la luz que todo lo ocupa,
El triángulo en la devoción usual de todas las texturas usuales,
Donde no hay temor
Y es necesario que se derrame el diablo.
Hace el Azul por el Estado si tú preguntas.
Largos a la cintura de mi conciencia
Si del alma fluir entre versos
El Diablo,
El tiempo vuelve tuyo
Y el vuelo a la destrucción de lo justo
Es aniquilado tras la penetración;
Yo vuelvo.
Largos a la fantasía de mi conciencia
Me silencio claro y me encojo
Ante las fatalidades que los abismos cruzan
Entre los cuerpos
una vez que los dioses nos hubieron abandonado.
El espíritu obra de fuego donde quiera se entretiene,
Es mejor distender las almas y cobijarlas inquietas a su resguardo,
Tal como el Amor, cuando las certezas se acaban y en el lecho volvemos al silencio y a la miseria de nuestros cuerpos.
Yo le mentí de cruces
Alma en la conquista sin nombre,
Su rostro era la misericordia del fuego.
El viento hace del sur el mar y la locura,
Al clavel vida
Le faltan tus rostros;
Yo soy la noche que habla en la laguna.
Pequeñas escenas aleatorias de continuación y de respuesta,
Todo son transgresiones,
Todo son violencia,
Todo son la Paz quien se acerca y comenta las cosas,
Avanza batallones,
Decreta la orden del bombardeo,
La Ciudad cae apresada y es deshecha ante todo lo que no tiene nombre.
Piel martillo el silencio y la respuesta,
