I
Cruz sesgada,
Mira al oriente, vasto e infinito como el recuerdo
Es la mirada que va y se evade,
Que piensa y se escapa,
Que quiebra la tierra allí donde las corrientes emergen al galope incesante del corcel alado por barrancas y peñascos de difícil acceso,
Conduce su propio muro;
Ellos ingresan a la sal en piedad y hondonada.
II
La atención al milagro
Le abstiene y le derrota,
Le arranca el trago y el agua se derrama,
Llevaba el pegaso un ala quebrada.
III
Y la paz en la piedad sabe de cruz y recompensa,
La nihilidad de Buda nos ahoga en su mirada,
Los textos ahora tienen escamas y
Nosotros, sus guardianes,
Somos la serpiente.
Es de acá que nos viene a ocupar el cesto si al maestro de la plaza le complace
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