Buscar este blog

viernes, 29 de abril de 2011

Antes era

Recuerdas que decías que todo lo sólido se desvanece en el aire,
Sí, pero todos los espectros se desvanecen en la materialización
Del genocidio. Ya nadie cabalga tus estepas.

No tienes proyecto,

Quieres morir grande,

Eterna,

Sola,

Contigo y
Tú misma

Perdida entre tus sueños
de una vida vivida entre los sueños del mar.

Ay conquistadores,

Ya les da miedo estrechar una mano,

Ay marinos,

Ahora son muy jóvenes o muy viejos,
y su tránsito es sólo pasajero,

Son Turistas,

Y es cierto,

eso nos gana su amistad,

Pero es que antes fuimos hermanos,
Sobrevivientes del mismo destino,

Y no simples inversionistas.
Para qué quemar al ave

Para retardar la combustión eterna de lo eterno
Solidificado,

Leyes de la nada

Si el silencio llama es porque está aquí,
Si el silencio busca es porque ya siempre es efectuado,
Si el silencio ignora es porque él ya siempre pasó
Ignorado entre tanta caverna y oscuro eco de invención.
Eso no significa que no sea, que sea,
O que sea como estado en tanto está aquí,
temporalmente acurrucado.

No, el silencio no es el viento,
El silencio es el silencio de algo.

jueves, 28 de abril de 2011

Fragmentos develados de inocencia

Tras la disposición
de la vergüenza por un martirio nunca efectuado,
viene el temblor del viento a redimir cualquier ansiedad
de la carne que se dispensa alejada del silencio de su cuerpo
de su resplandor
-que se dispersa-
del ritmo alado que cabalga en un otro que ya no es otro,
es ahora lo tañido de un redoble:

el morar de las moradas en el medio de un claro,

en el medio del tiempo del poema,
ahí todos confundidos
en el verso ageno del tambor de los amantes
y los amados,
un océano sin mar lleno de sí mismo;
marismas que emergen siempre,
nuevamente,
a ser un viento para el sol:

fragmentos develados de tu alma.
Como llega el cielo del norte
a dar su vapor, el resto de su nieve
al trigo que nace de la costa,
así llegas tú, de las alturas
a mi vida,
sin que antes estuvieras en ello.

Veintiseis años

Qué es todo ello que obstruye al pensar?
Qué son todas estas coerciones que impiden el tránsito
de la conciencia hacia lo oscuro de su propio lenguaje,
de su propio hablar
usurpado de sus propios signos y herencias de tierra y de sangre?
En el cambio,
en el recoveco secreto que lleva de cada templo a la plaza del poder,
qué lleva de entre cada tiempo a cada olvido,
de entre cada sueño perdido,
a ser piedra en medio de pilas y torrentes
de papel sin fuego,
lenguaje perdido en la vanidad de un texto?

qué significado esconde su relato,
qué significan sus supuestos?

(quiénes leyeron esto?)

Qué acaso nadie escucha a los ellos,
a los sin silencio,
a los sin voz,?
Qué acaso nadie escucha a los aquellos
que fueron,
que dejaron su llanto
y su risa entre las nubes de este cielo?
Qué nadie llora por su risa,
Qué nadie ríe por su llanto,
Qué ya nadie sangra cuando muere un hermano?

Ay, el cielo esconde tantas tonalidades.

Pero hoy dirán que seguimos siendo necios,
que no hay porvenir
si no nos hemos reconciliado con todos ellos:
el poder olvidar y el poder partir;
mas el otro del nosotros también es un mal sueño,
que sueña, que violenta,
que duerme a todo aquel que duerme en el país,
que recuerda su sangre, que recuerda su violencia,
que sangra de nuevo sus muertes
en los límites de cada región de lo humano,

Y es que nadie camina sólo
por los callejones del recuerdo,

tampoco tú, silencio.
hay tantos rostros sepultados en tu llanto.

En tanto que necesidad o los catorce versos del plátano

En tanto que necesidad

Este verso es un plátano,

Mira como lo miro,

Huele como lo huelo,

Muerde como lo muerdo,

Cómelo como lo como.

Este verso dice mira, huele, muerde, come,
El plátano ahora mira, huele, muerde y come.

Quien dice este verso es el verso seis,
Quien ahora fue plátano es ahora el verso siete
Y este, mi conclusión, es el verso número nueve.
Aún cuando éste sea el verso once
y nadie cuente al verso diez.

Ay, qué triste ser un verso del relato antiguo
De otro verso que nunca existió
Más que en la memoria de un verso perdido.

(Te acabas de comer, incluso, una cáscara de plátano)

martes, 26 de abril de 2011

En la ausencia del rag

Así te encontré,
inquiera e inmóvil entre las marismas de tu nombre,
De aquí allá fluyendo como el eco
Que se pierde y se huye alrededor
De un cigarrillo,
entre las huellas de la orquídea
y entre los pasos sin tiempo
del hombre por tus piernas,
por el tiempo del bosque:
el nunca saber que estamos ahí mismo,
en todo lugar donde ya nunca hemos estado:

Un suave canto escondido en la profundidad
de la noche alada de tu cuerpo.

lunes, 25 de abril de 2011

Y ahora siquiera fue un viaje,
Más bien un frenesí desolado
De lo habitable
entretejido
por las redes de su recuerdo
digitalizado,
perdido para siempre de sus referentes inmediatos,
en el camino
y sin manos para pedir un minuto de silencio
alrededor de la muerte de Dios.

un abismo de diez mil tonalidades

el crimen perfecto,
el asesinato de dios,
claro!
cómo?
cuándo?
dónde?!

¿aquí,
en una palabra simplemente?
¿sólo esto es este verso?

un signo invisible y distante
entre tantos signos secretos

La risa de la noche

Un mundo pintado con edificios de un único color.
Un color reflejado entre mil corazones distintos,
Mil cuerpos muertos flotando
al fondo de tanto misterio y arte,
¿tanta miseria se respira en tantas partes
O es solo parte de mi mal sueño?

Pero claro,
los colores no existen,
son sólo las pequeñas hijas del iris y de la aurora,
nuestras traviesas suplicantes.

Una danza de cristales

Cabalgaron a caballo y montaña
sólo para escuchar una vez más el canto del viento;
Viajaron entre viento y viento de arrullo
dormido, hasta consumir sus ojos
al ojo agreste del tiempo:
cascarones consumidos por la edad de la razón.
Siguieron el paso de la tempestad en llanto,
corriendo de aquí allá desde las tierras lejanas
al olvido, el paso del cisne y su tambor
en busca de un suave resplandor de selva,
un eco alado de sus bosques:
Tu canto de pradera y de valle,
de cielo,
en una eterna y verde profundidad
desolada,
sin espacios
sin silencios.

domingo, 24 de abril de 2011

De naranja se disfraza el tiempo

Primero la poesía, después el viento,
después el resto del verso,
el tiempo, el espacio,
del ahí aceeciente
del viento
del ser.

Oí mi nombre ahí,
al fondo de los cajones,

clac, clac, clac,

Al acaeciente clavel
de una flor agena,
oigo los vientos de otros vientos,
transterrada al otro lado del mar
en el interno e infinito verbo
de la sal azul de su tempestad:

Un teatro de maravillosas rarefacciones

Reflejo del Humo, guerrero Jaguar:

Y es que solo se vive de ser sátiro,
Antes ya siempre se está muerto
en una voz de caverna,
una voz de hombre macho macho
que sólo sirve para tirar flechas
a los gamos y a los conejos,
a los hijos del sol:
Siempre un artista en el arte de matar,
de matar y de matarnos.

Solo soy otro hijo del viento,
de la sátira alada de nuestras ansias
por másticarnos
entre los siglos y siglos
de carne inmortal
arrancadas a las plumas del viento..
ay poeta,
aquí también están mis dientes.

El otro no es nosotros:
En el fondo los espejos
no somos tan maravillosos;

No todos somos serpientes
En este averno del sol.

Basta.

Un pueblo, una casa que no es hogar,
Una salva,
la ciudad entera en medio de la desolación:
dos o tres pasos
en dirección de un cometa:
la luna que cae una vez mas
al fondo de la laguna del viento,
cae a alumbrar la sangre que hoy mismo se derrama:
mil tumbas sin palabras,
mil muertos ante mi puerta,
una sangre que no es mía pero llama,
lacera:
la muerte de todo hermano
es este poema.

Basta.

sábado, 23 de abril de 2011

Ahora quiero poemas que sean mandarinas.
O mandarinas que sean naranjas,
o naranjas que sean corazones;
corazones que exprimamos
en secreto,
en relato,
en mandarina
de una palabra-universo ardededor
del templo privado del cuerpo,
de su pulpa en el ahí que habita el ser,
el secreto, al batirse los duques y sus enemigos
de signos forasteros.

Inversiones al sabatt

Como una antigua palabra
que corta en dos el tiempo,
así cortas tú el viento alrededor de tu cuerpo,
como un antes,
como un después.

Como una hora que marca tu corazón
Eterno destrozado,
Enterrado entre tanto cuerpo
Yaces alejado
de tus propios valles
y tus propios
relatos;
tus nuevos relatos
ya siempre acontecidos:

Lo que sólo él pudo ser sido,
aún cuando mañana
seguirá igual de muerto.

***

Ha de venir el dios del viento
que cure tu antiguos pasos
en el claro de su propio sol,
en el carjat de su propio cuerpo
ante sus propios secretos.

Una vez más lento de nuevo de mí

Lento naufrago alrededor
del entretiempo de tu cuerpo
y el espacio.

Cada lentitud tiene sus
mesetas y sus llanuras,
sus latitudes diferentes
y sus horarios personalizados
en la claudicación del estampado,
a la integral del tiempo,
al recurso invariable de los mismos ocasos,
de los mismas formas,
de nuestros mil claroscuros horizontales,
individuales y
poematizados:

Agenos a la distancia misma del alejamiento,
Un llamado,
Ni una palabra alrededor del tiempo.

Una pregunta,
una respuesta que nadie puede
responder, que nadie interroga
en opuesta maquinaria al tecnicismo dispuesto,
de la puesta en escena de la voz
supuesta,
el poeta,
su verso.

Si en una palabra te elevas, en mil aún estás dispuesta a encerrar tu aliento

Una vez más lento naufrago de mí,
Entre las primeras tierras
Que se entierran ante las costas:

Los desiertos ya corren en silencio
alrededor de todos los papeles del viento.

Cuando falta el mar

En ocasiones el océano
sólo canta de las tempestades de su calma,
De su falta de oleaje,
de sus horizontes lejanos a toda costa
en medio de su supuesta tristeza,
De su supuesto sol reflejando lo mismo
en medio de su tremenda piel.

A la promesa de un hogar
guarecido entre las horas y horas
De sol encerrado,
entre los lomos de una buena biblioteca armada,
Perdido para siempre del viento sin dueño,
del viento sin su lomo
Cosido al espejo de nuestra razón
me pongo a escribir.

Así es cualquier espera en búsqueda del sonido.

Poema a la patria

Tengo miedo
De la mirada agena que me mira
al fondo del espejo retrovisor
al otro lado del sombrero,
debajo de la vicera,
debajo del casco,
O debajo de todas las insignias,
Ahí, perdido,
olvidado de sí mismo en cada ceremonia de Estado,
al fondo de su razón,
de su botella
dicen los medios;
de una palabra dada a la cámara,
al vacío,
al registro de una historia que no recuerda,
que no respira, que no camina,
pero aún dispara sus balas sin agente,
sin corazón;
de una historia que sigue chorreando
en los tozontles de cada plaza.

viernes, 22 de abril de 2011

Marioneta de la luna

Ya siempre poblamos de estrellas el relato
De un cuento oscuro y sagrado,
Descontexto,
casi infantil, por no decir casi ingenuo,
casi sin ello, casi siempre solo
y consigo en el desierto del ocaso:
cada cuerpo poblado
de un ente extranjero,
errante en torno al viento.

Ensamble de versos cotidianos

Fuego

Lento naufrago alrededor del tiempo,
lento me aproximo a mi no-puerto,
lento me alejo de mí.
Me distancio lento del silencio,
me consumo lento y atento
en brillos apagados
de la danza de los carbones del viento,
en torno a un papel que nunca fue,
que nunca ha sido
en mi antigua devoción a tu piel.


Humo

de ti,
de nosotros,

De mi muerte,
De mi sueño,
De mi canto
Y de mi relato,

De mi obstinada devoción a tu piel.

Ya descalzos

Ya descalzos,
Atravesamos los últimos bosques del deseo,
En este desierto donde todo fue apropiado.

Iniciamos por un cueva, una caverna,
Un sepulcro, qué se llo.
Iniciamos recordando el nombre del muerto,
Una vez que el muerto nos dio el honor de vivir
Sobre él, de seguir bailando sus ritos,
Sus mitos, sus poemas,
Llorados entre silencios,
Entre las ramas
Que surgen ante nuestras piernas,
Alrededor de nuestros versos cotidianos.

En la meditación del om

Como guerrero que aguarda por combate,
así despierto día a día, a seguir tu sol
oh Astro eterno enterrado.

Enterrado en mi mismo,
en la miseria de las letras,
sigo aguardando el pico y la pala del sí o del no.

Más no sólo hemos rumiado los antiguos pastos,
también hemos aprendido un poco de lactos,
de producción de leche y de industrialización.

Pero quizá tendríase que meditar
en la propia contemplación del poeta,
en su industria, en su tiempo,

En el misterio que encierra el pedernal
y toda tecnología,
incluso las ideológicas.

jueves, 21 de abril de 2011

Remisero,

Remisero,
Remisión,
Redensión,
Redención molecular,
Redencion de enlaces,
Redención del instante dorado acontecido,
De la escena única del verbo
Muriendo su muerte eterna entre dos silencios;

remisero,

Entre mi cuerpo y el cuerpo del drenaje
De la historia.

El tiempo de la historia no es el tiempo del relato,
el es tiempo del viento,
el tiempo alado de un verso
en el millón de horizontes lejanos y desconocidos
donde retumba cada voz,
donde retumba entre cada signo del signo,
entre cada desolación, entre cada
palabra verso y palabra ritmo,
aún cuando nosotros jamás bailemos
en el ocaso leviatánico
de nuestro propio deseo.

El mundo es.

Por eso un mingitorio es un readymade pero sólo cuando alguien lo ve como una broma estúpida colgando en una pared. Como una linda tierra, como una linda vagina.
¿Y se preguntan porqué tantos obsesos?
Pero claro, entonces un readymade, un sustantivo, ya siempre es una estupidez de la convención por término medio,
mitad muerta, mitad aún escurriendo
lo que quepa escurrir,

discurrir,

ocurrir,

o lo que suceda en un entreacto.

Mamá mamacadamia

Nadie la ha visto actuar,
Nadie danza cuando ella danza,
Nadie llora cuando ella llora,
Nadie abraza cuando ella llora en secreto cada palabra,
Cada secreto, cada retortijón secreto
Entre la carne y la piel,
Entre los huesos y los intestinos,
Entre toda la vísera
Que estalla en un secreto desolado,
Maldito,
De un puto poema y de sus putos versos.
Aquí mismo enterrados,

Oh turcos, oh persas…

Esta es mi palabra más no mi canto

Hay tantas flores a recoger por mis caminos.

ven, vamos, canta conmigo.

Nuestra europa

Quijotes en la danza eterna con el abismo del sol,
en la puerta,
con el hambre en la garra,
pero
con las medias rotas y el alma indispuesta,
con los bolsillos quebrados o el lemento eterno de la lejana amada,
que no llora,
que no lamenta,
que no sufre,
que simplemente ignora,
ah tú! eterna dulcinea.

Ay Europa,
sí tan sólo hubieses entendido.

Dédalo y el laberinto de la soledad

El mito del minotauro.

Dédalo construyó un palacio,
Un palacio para el gran rey Minos,
Jerarca de la confederación minoica
Y Genio maligno del esperma.

¿Qué hace grande al estado minoico?
La casa de la ballena.

¿De dónde procede el estado minoico?
De las tierras del lejano norte.

De algo que …
Todo mito desboca en fascismo.
También el primero Octavio,
Solo otro verso dicho
En la dicha de la paz
Agena.
Genocida,
Genarca.

Pero eso… nos da tanto miedo.
A mí y a ti, a quienes nos hemos seguido.

Es aquí dónde el asesinato del padre es real,
Pues son nosotros puros poemas,
Entre tantos, tantos, poemas muertos:

La piedra,
sólo la piedra entre tantos rostros carcomidos.

¿quién Soy?

Teoría del lenguaje: El pronombre

Reincido:

Aquí estamos,
solos tú y yo,
sin más referentes que esta hoja blanca
y tu libreta de posts.

¿Quiénes son todas
extrañas amigas
Que vienen a bailar alrededor
Y alrededor de mi?

Me toman de la mano y me giran
Y giran en sus ensueños,
En su carne sobre mi,
En su sueño…

En su risa y en su primavera
De alboras.
¿Quiénes son éstas ninfas?

¿Cómo llegan hasta aquí,
Hasta mi suelo y mi pared?
¿Cómo son finalmente dicha?

Danzantes en fiesta incesante
Del tiempo de la cosecha,
Del lazo fraternal, (son),
De la otra orilla del mundo
Afuera,
Transterrado e infinito,
de todos los malvados,
De los infinitos,
De todos los centrismos,
De todo lo que antes
– en el pro del ir al señalar –

son al otro lado del instante,
El instante del otro sol,
Del otro tiempo,
De la otra eternidad,

De la oscura oscuridad que oscura el resguardo de la noche del tiempo,
la otra noche del resguardo, del secreto del sí de la nada del abismo,
Del caos, de la desolación de infiernos y de
La única demolición,

La verdad

El relato y la cuenta del tiempo.

¿yo Quién?

(Teoria del lenguaje: el sustantivo.)

Yo soy,
yo quiero,
yo tengo,
yo pienso,
yo siento
¿Qué?

¿Yo siento mi pensamiento?
¿Yo pienso mi sentimiento?
¿Yo tengo lo que quiero?
¿Yo quiero lo que soy?


Ninguna de estas palabras es sencilla como lo parecen ser “perro”, “gato”, “árbol” o “sillas”. Siquiera como un sustantivo personal. Ninguna de ellas parece fundamental, no por lo menos para los cuatro elementos.

Un sustantivo ¿qué constata? ¿Cómo contamos con la capacidad sustantativa más no así con los sustantivos per se? Desde una teoría de la referencia no se puede ir más.

Pero a esto, ¿qué es una teoría? Un punto de vista. Toda la teoría de la referencia es simplemente un punto de vista.

Pero ojo, pues esto es un poema,

Aún cuando no lo parezca.


¿Yo soy quien siento mi pensamiento?
¿Si me lo pregunto, ya lo sentí?
¿Si siento soy yo mismo quién piensa y siente?
¿Quien piensa y siente qué, se deleita?

¿Qué significa sentir?

Pues que si sentir es poder expresar lo sentido
es pues como negarle al sí la otra midad.
si sentir es, sentir es expresión del absoluto
en la secesión del sí total.

Pero claro,

esto mantiene al claro en la iluminación artificial del sentido,
de la imaginación del sentido,
del sentido de la imaginación.
Del todo y del sí mismo en el retorno del sí.

La dichosa expresión del absoluto:

Una sonrisa que indica orine aquí.
mi baño, el baño de mi alma,
donde me quito las manos,
me quito la piel,
me quito la sangre y los intestinos,
y soy quien todo lo naufraga

en el mar de los silencios

para poder drenar entre mi piel
los arrullos secretos del mineral,
del tiempo encerrado en la materia,
del viento alado
y la persona
alrededor de la carne viva
y dispuesta al sol de su propio martirio,
el sol
de su propia desolación,
de su único y fatal misterio,
la conquista del espacio eterno interior.
o el terrible pendón del horror.


Y sin embargo cuantos sustantivos,
Aún al interior del poema,
Siempre se toman como lo real,
La captación aperceptiva de la presencia,

De lo uno y lo uno real.

- El mundo -

¿Pero entonces qué es un pronombre?

¿"Soy"?

Una muy triste historia

Una muy triste historia antigua
Historia sin desenlace,
sin final, sin principio,
siempre y desde siempre
padeciendo la misma cura,
sanando el mismo pathos,
desde siempre y para siempre
perdiendo el mismo tiempo,
el mismo dolor ajeno,
extranjero,
el dolor de una carne que
ya no es mía,
carnes milenarias de otras tierras,
minerales,
silenciadas en el terrón del instante,
instante del hombre de piedra,
en el instante nombre del señor sol,
señor estrella,
señor instante,
señor diamante,
señor señor,
señor instante de mierda.

Sí, las palabras también juegan por sí el juego del ser.
Nunca hemos estado solos en el viento ageno del tiempo.

La carne está en otra

La Vida está en otra parte,
pero si lo que la carne hace y deshace
no es su propio estar ahí,
te juro que no sé de qué estamos hablando
al decir Trabajo,
Capital
o Estado.

Tal vez en otra palabra del viento,
Tal vez en una bomba, un grito o un estallido,
Tal vez sólo en un estruendoso pedo
Que causa sonrisas y sinrazón.

Tal vez sólo para esto estamos aquí,
Para comernos entre nosotros,
Entre ellos,
Todos los oscuros de la misma carne
Que digiero y que digieren alrededor de mí,
En el oscuro secreto de un dios particular,
Anhelante y orado en secreto
Por los deseos de cada quien que dice uno,
De todo aquel que come y degusta la carne
Del ave inmortal,
una comida sagrada en familia,
Del silencio que retorna finalmente,
Eventualmente, siempre re-efecutado,
Entre la ceniza del tiempo
Y el calor del placer.

martes, 19 de abril de 2011

el milagro de la estafa

Dale un pescado a un hombre

Y comerá un día,

Enséñalo a pescar y comerá toda la vida.



Ahora, compra y véndele el mismo pescado,

He aquí el Imperio Posmoderno.

lunes, 18 de abril de 2011

El hombre como la mierda del dios

Leía que una tribu de Niobe prepara té
De las bolitas de caca de un pequeño conejo,
Una liebre, qué sè yo.

Un cuento para soldados ingleses,
O algo así, qué sè yo.

Digo, así se puede disponer
De un interesante plexo de imagen,
La misma retícula cortando
Y afilando la misma piedra,
Comprimiéndola,
Imprimiéndola,
Esprimiéndola
Para volverla expresiva,
Para darle palabra y razón,
Razón y voto,
Democracia parlamentaria,
Donde sólo piensan las mismas palabras
Entendidas en silencio por tantos cuerpos.

Imaginaciones I

Imaginemos

Bien, comencemos con un cuerpo, con un cuerpo que puede pensar.
Pero qué… si piensa, ¿cómo podría pensar?
¿Con todo y cabeza?

Al imaginar un cuerpo yo lo imaginé sin cabeza, no sé tú.
Pero al imaginar al cuerpo pensando lo pienso pensando con algo más,
Algo que no es la cabeza.

No busco la cabeza de nadie. Siquiera busco la mía,
Salió botando por ahí
en el claro de una de mis decapitaciones
Hermanas, entre paréntesis y con votas baqueras.



La rebelión de la entrepierna

Imaginemos que un día tus deciden no servir,
No funcionar jamás.
Que tus manos te abandonan así como si nada.

La relación explotación trabajo
depende del desarrollo técnico de construcción
y re-ordenamiento de la conciencia.

Cre-ación y re-cre-ación del sí y del ello, del sí del ello y del ello del sí, sí del ello del sí del ello y ello del ello del sí. Negatividad ante el silencio, la palabra de la carne el tránsito de la piel. La piel ante el silencio de la carne, la carne empalmada entre el hueso y la piel, la carne, eterna cárcel de su propia prisión, de su eterno recuerdo silenciado en el recuerdo del viento, la última exhalación.

Dominación, Trabajo, Estado, Economía libre de Mercado, Mercado, Libertad, Sí del ello.

Uh! Eterna recreación producción y re-producción de lo uno y lo igual, el ello del ello del ello del sí. Eterno placer sin recuerdo.

Esto no es poesía. Esto es una mierda, la absoluta confusión de más de trescientos años.
Eterno reincidir de las mismas mentiras una y otra vez reiteradas, relatadas, puestas en escena a bailar y, ahora sí, vamos a hacer crítica para buscar fundamentos.
Pues no mames, se armaron una tremenda estudiando el propio teatro de la mente, el ello del ello del sí, el cuerpo y el propio cuerpo pensando de sí, comprendiéndose, alienándose en su propio vacío, en su propio silencio, en su eterna desolación lejos de cualquier viento, de cualquier instancia de creación.
Es la historia misma el alejamiento de los dioses, es el ejercicio historiográfico el que plantea nuevas eras, nuevos linajes y su difusión, su difuminación, su eterno regreso guardado en unas cuantas frases, en unos cuantos hijos e hijos de una misma sangre y transfusión. De un mismo ello. El eterno silencio de la voz del padre, su palabra, su primer recuerdo.
Perdido para siempre y para siempre en la voz del único señor. El único Estado moderno que permanece. La eterna palabra secreto, que media entre mis medias y tu oído secreto, la palabra secreto de la palabra del ser. Señor.

Os habéis cogido una tremenda era my god fellas,

Yo soy poeta, aún cuando solo cague estas versos.

domingo, 17 de abril de 2011

Kinestesia

La filosofía se protegió también desde la voz.

No todos Los pájaros cantan con la voz,
algunos cantan con sus ecos,
otros con los colores,
otros con los silencios...

Siempre he buscado otra voz,
Siempre, siempre he encontrado
mi entorno deschecho.

El mierdo.

Claro, que si no tengo estructura gramatical, pues cómo.
Soy el más grande fracaso del sistema educativo mexicano,
¡una eterna promesa qué cosa podría prometer!

¿Qué demonios voy a pensar de preguntas como éstas?
¿qué demonios voy a defender?

Desde nunca me tragué algo, siempre nada me tragué.
Siempre nunca, siempre nadie:

Nunca nadie nunca nada
Nada nunca
Nunca nada.

Desconozco del más leve sonido de lo que son los matemas,
Jamás comprendí qué quería decir la voz molecular.
Nunca participé del orgullo patrio.

Siempre recogí el desconcierto de mi propia patria infantil,
Extranjera en sus propias plantas,
De sus propios amores
y de sus propias letras,
patria descalza, agena,
caminando errante
entre tierra y mar,
entre barro y sal,

entre tierra y tierra.

sábado, 16 de abril de 2011

Al sur de la verdad

La nada detrás del símbolo,

El norte del futuro,

Su oriente, su occidente, el sur.


En 60millones de años una película de polímero plástico
Recubrirá el basamento de la eternidad y la siguiente era.


El aire, el agua, la tierra,

El fuego y el viento,

El planeta.

Tus ojos y los míos,

Ahí, donde nace el sol.






Lento se disgrega el tiempo,
Como mi mano sobre tu piel,
Lento se disgrega el tiempo
Entre tus ojos y los míos.


Lento es el tiempo de la disgregación,
Más lento que el tiempo de la congregio.


La voz de la verdad susurra en tiempo sin viento,
En la corriente de la pequeña eternidad:
La Naturaleza anda a ciegas.


Ahora todo tiene sentido!
Imperativo categórico.
No!


Regálame este poema
Y te amaré todo mi largo verso.


Salmo, 90, 2


La sangre derramada

A la poesía no le importa
A todos canta igual
Con la mano y con la pluma
Con el aire y la mano de la verdad


No se es cabe medio enojado,
Medio enamorado
O medio con la mano en el aire.

No hay medios en la escritura,
Es o es nada.


El pre-control de todas las posiciones libres a transitar.

Así el tránsito, como vértice temporo-espacial del ser-ahí se encuentra pre-evaluando-se desde el dictamen de libertad: Concepto.

Poema: ¿Entonces, cómo la filosofía trascendental ha decidido la totalidad de lo total?
Desde el olvido de la pregunta por el ser al claro de la disputa secundaria del ser y del no ser.

¿Qué buscamos? ¿Quién nos busca?


¿Por qué se interpela a algo-alguien que no puede contestar?
¿Qué es el contestar? - ¿Qué significa responder?

La pauta de las preguntas ¿no esconde la secreta cadencia de lo más cuestionable?
Aquello mismo que está en tanto “Silencio”.

¿Qué está en tanto silencio? No la voz, no la tierra, no el viento y no el fuego,

Está el mar, el secreto de lo insondable.

Azul, tu palabra,
viviremos entre tus penumbras nuestro albur.


Una elegía, una elegía al silencio, el poema. Signos uniendo fisuras.

La fisura en Lorca. (es una mujer)

¿Cuál es el mayor riesgo de todo esto? El sustrato metafísico,
Los peñascos que amenazan en la costa de todo proceso intelectivo.

¿Por qué?- Que no hemos hecho al interior del signo la pregunta por el sentido de la verdad.

Ahora, esta pregunta respecto a la poesía, es otra cosa.

viernes, 15 de abril de 2011

Otra oscuridad otro abismo: exploraciones al silencio, "Pinta la vanidad y locura mundana" de Francisco de Quevedo

Map of Tajo river basin in Spain, Karte des hy...Image via WikipediaPinta la vanidad y locura mundana

Canción

¡Oh tú, que con dudosos pasos mides,
huésped fatal, del monte la alta frente,
cuyo silencio impides,
no impedido jamás de humana gente,
ora confuso vayas
buscando el cielo, que las altas hayas
te esconden en su cumbre,
o ya delante de esta peña tosca y dura,
que, de naturaleza aborrecida,
envidia a aquellos prados la hermosura,
detén los pies y tu camino olvida!


El poema de inmediato interpela, te interpele a ti, lector,
me interpela a mi, poeta.
La palabra del silencio está en el tercer verso.
El sujeto interpelado, el objeto de la interpelación,
es aquél que impide el silencio,
aquél que impide al poeta, en su propia piel,
ser su propia boca.

Este aquel impide lo impedido con sus pasos dudosos, pasos donde cree medir el sentido,
Donde cree encontrar el alimento, donde cree encontrar la vida, el camino.
(¿De quién son todas estas huellas?)

Aquello que este aquel trata de medir es la altura de la frente del monte. Este aquel resulta ser el huésped fatal cuyo silencio se ha impedido. ¿Por qué se ha impedido?
Por la altura del monte. La soledad de la cumbre, la desolación de la vastedad y la grandeza del hombre.

Aquello que impide el silencio es entonces la propia hospitalidad del sonido, el espíritu de dios ahí contigo. (Hostilidad)
Aquello que se ha impedido es la muerte de la fatalidad misma, el nunca cumplimiento de la sentencia, la pospuesta erogación de toda finitud, de todo decreto.
(El nunca cumplimiento)

¿Quién resulta aquél? ¿El monte? ¿El Calvario? ¿El día del juicio? ¿Tú amigo lector?
¿Los dioses que se congregan a leer esto?

Hay tantos caminos por transitar poeta.

Aquí sólo uno:

Ese mismo huésped fatal que impide la fatalidad del sí mismo, su muerte (silencio),
es interpelado por el poeta para recibir indicaciones del tránsito.
Es un canto de la vía de los muertos, de las alturas del horno crematorio de la voz.
Este aquel interpelado es encomendado a no ir confuso, ahora, cuanto este aquel tiene que ir a otro lado. (¿Dónde es este tiempo del ahora?)
Lo gravedad de la estrofa mienta esta recomendación respecto a la búsqueda del cielo.
No pide no buscar el cielo, pide no buscarlo jamás privado del género humano.
Al respecto de la búsqueda, ulterior al horizonte de los paisajes, el poeta ordena detener los pasos y olvidar todo lo que antes se tomo como indicación, como camino.

El cese de las peregrinaciones se relata en los últimos dos versos de la primera estrofa:

Oirás, si a detenerte te dispones,
De un vivo muerto voces y razones.

La segunda estrofa inicia con la cuenta y el relato de estas voces e indicaciones:

En esta cueva humilde y tenebrosa
Sepulcro de los tiempos que has pasado,
Mi espíritu reposa,
Dentro en su mismo cuerpo sepultado;
Y todos mis sentidos,
Con beleño mortal adormecidos,
Libres de ingrato dueño,
Duermen despiertos ya de largo sueño
De bienes de la tierra,
Gozando blanda paz tras dura guerra,
Hurtados para siempre a la grandeza,
Al tráfago y bullicio cortesano,
A la Circe cruel de la riqueza,
Que en vano busca el mundo, y goza en vano,
¡Dichoso yo, que vine a tan buen puerto,
Pues, cuando muero vivo, vivo muero!

Esta cueva humilde y tenebrosa, como cuenta y relato, se dice de dos formas, cuerpo y poema, los dos túmulos del poeta y sus versos. En este cuerpo el espíritu, poeta-poema, reposa dentro de su mismo cuerpo sepultado.

Aquí no hay ataúdes, lo que es es confrontado directamente a la tierra, al suelo. Estamos caminando en los círculos del camino del bosque. El poeta y su poema, el poeta y su poema otra vez. (El ser y el tiempo)

En tal círculo todos los sentidos duermen adormecidos, liberados de su ingrato dueño. ¿Quién es este? ¿El poeta o su poema? ¿Cuál de los dos?

Este dormir adormecidos es el dormir despierto del siguiente verso, siempre el siguiente: Propiedad y derecho, satisfacción, los buenos rostros y las buenas maneras, la bruja del poeta que reclama toda la prostitución del canto, “que en vano busca el mundo, y goza en vano”. ¿Esta es la sentencia para todos?

No, justo aquí viene la suspensión del decreto, el secreto del silencio, la exclamación, el poema y su texto:

¡Dichoso yo, que vine a tan buen puerto,
Pues, cuando muero vivo, vivo muero!

La tercera estrofa indica:

Yo soy aquel mortal que por su llanto
Fue conocido más que por su nombre,
Ni por su dulce canto;
Mas yo soy sombra sólo de aquel hombre
Que nació en Manzanares,
Para cisne del Tajo y del Henares.
Llamamé entonces Fabio;
Mudóme el nombre el Desengaño sabio,
Y llamóme Escarmiento.
Muy célebre habité con dulce acento,
De Pisuerga en la orilla; mas agora
Canto mi libertad con mi silencio
;

¿Qué es este tiempo del ahora?

Cuando que aquel interpelado es encomendado a no ir confuso, la palabra del silencio es la suspensión de la propia cuenta y relato, de los pasos y las medidas, de toda marca que no nuestra aquí, en nuestro camino por la tierra, la propiedad de nuestros propios pasos. ¿Qué es todo esto no-nuestro?

¿Qué podría no atañerle al poeta y a sus versos?

Si la exclamación de la anterior estrofa exclama:

¡Dichoso yo, que vine a tan buen puerto,
Pues, cuando muero vivo, vivo muero!

el buen puerto se dice también de dos maneras, el lector y el texto.

En la dicotomía poeta-poema, la tercera estrofa relata el sí de la palabra pensante, la eternidad errante del texto, el ser-ahí del poema, la diferencia:

Yo soy aquel mortal que por su llanto
fue conocido más que por su nombre,
ni por su dulce canto;

Los poemas también mueren,
La historia de todo poema es una sátira.

¿Cuántos de mis poemas han nacido muertos?

En esta cueva humilde y tenebrosa
Sepulcro de los tiempos que has pasado,
Mi espíritu reposa,

El poema.

Agora requerimos pensarlo desde aquello que el silencio impide.

El poema habla en función de un ausente, es la transposición trascendental de la posición lírica del poeta. Si el poema canta, es por qué él ya es la vialidad por donde transita aquello que es el silencio, el ahí donde ejerce su poder, su impedimento.
Así, declara éste, ser sombra de aquel.

La identidad del poema es su eterna errancia al ser diferente, al ser diferido en su propia habitación por sus propias piernas: la hospitalidad es hostilidad y después es enrancia.
La eterna errancia se dice “Desengaño sabio”, este es el nombre de cada paso dado en falso en medio de la enrancia, no “desengaño”, más bien “Escarmiento”, siempre otro poema.
El agora de su verso, el cielo del cisne del Tajo y del Henares, los recuerdos de la bruma y del sol, son el monumento de ser cantado en fama una vez más, en la libertad del recien agora silencio nuestro.
Te soy mío, hermano Francisco.
Enhanced by Zemanta

Entre las palabras que señalan la proximidad de lo lejano

Al punto,
la experiencia de desolación
No habla de colecciones desde el lugar del otro al poeta.
No hay un diálogo,
Es el silencio de muerte.

Ya somos ese otro desde siempre,
No procedemos a esto por la asignación categorial de un sitio,
Otro, una situación [conciencia-altedidad]

Somos por la propia casualidad del destino, el eterno devenir diferente.

Sin puntos de referencia entre lo original.

[¿Posiciones contrarias a los filósofos y la escritura I?]

El silencio nos llama a sí con propiedad, el otro del poeta.

Transversemos esta cadena del rayo al viento eterno del sol.

Ser uno otro – No uno mismo, no. El uno-otro.

[Yo= otro]

Para qué

Para qué

No para saber la posición del poeta; para disolver lo sabido del tiempo de espera por sentido, la invocación al nombre, a esa sustancia humana.
El retorno dice ser-ahí-con, la indigencia del vacío de su voz: silencio

No ante qué se calla, no por qué se calla. Tampoco el cómo (representación), mas bien el ir y venir de lo ausente.

Lo que funda desde un tiempo lejano la pertinencia de la voz, el desconsuelo del llamado, del lamento: La voz de la madre.

No es un beso, es su texto; no es mi piel, es su poema.

Luna que luna lunea

Leí y leí hasta encontrar cada palabra silencio en rededor,
Leí y leí hasta leerme a mí mismo
Encerrado para siempre en el ritmo errante de mi corazón,
De mi antigua silueta diurna,
De mis antiguas alboradas.

De mis últimos amaneceres antes del retorno del sol,

del signo sin bandera.

En el aula de astronomía

¿Pues qué le va a enseñar el viento al sol
Sino la luz imposible de un viejo cometa?

Hay tantos poemas escritos alrededor,

Una en cada estrella.

erador

Ser sin hacer,
siempre sido,
siempre errante,
siempre asesino sin viento,
siempre tempestad de la razón-
de sú cólera amainante-,
del viento del uno y el mismo,
del sí y el sí mismo al fondo del cajón:
rezándole a sí y así mismo
confundido,
al rostro eterno del sol.



Vi tu nombre escrito sin letras,
Ahí, al fondo de una razón pasajera.
Tragadores del humo de la tierra,

Llenaremos los vacíos que previenen la sangre de la piel,

Seremos los hijos de las estrellas en esta única tierra,

Padres de las plantas de su múltiple y eterna creación,

De su única tierra removida, re-encarnada.

jueves, 14 de abril de 2011

Ir al encuentro del no

Ser el no que llama
presente al vacío
eterno del porvenir
diferente en ausencia

Meditar

en tu nombre sin rostro,
en tu carne sin sangre,
en tu piel atravesada a mi lengua,
a cada instante siguiente del verso,
a tanto silencio asolado en mi cuerpo,
a tanto silencio alrededor.

Son tuyos

La noche, el recuerdo,
tu muerte y el sonido
del hueso y las cañas,
cada trozo ingerido,
digerido,
expelido de ti
y de todos,
Humanidad.

martes, 12 de abril de 2011

Otro abismo otra eternidad: exploraciones al silencio: Elegía del silencio de Federico García Lorca. II

Palabras de la locura, lo oscuro real:

Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.


*

¿Qué lleva el silencio? La palabra del poeta dice que el silencio lleva tres cosas
Tres empañaduras: risas, palabras, sollozos del árbol. Ellas y sus marcas, sus huellas.

*

Las palabras y los sollozos son del árbol.
La risa es un tercer elemento que está al principio y al fin por la risa misma que brinda la estrofa.
¿A dónde te has ido tú, que nunca estuvieste, comedia?,
¿Dónde tú, escritura?,
¿Dónde tú los símbolos en la escena?


*

Palabras de otros tiempos, de Panorama ciego de Nueva York.

No hay dolor en la voz. Solo existen los dientes,
Pero dientes que callarán aislados por el raso negro.
No hay dolor en la voz. Aquí solo existe la tierra.
La tierra con sus puertas de siempre
Que llevan al rubor de los frutos.


*

Una vez más retornamos a la figura del caníbal, la silueta de la tierra desde la visión del poeta, su letra, su promontorio su testimonio del ocaso, de la tarde, de la nada en que se ha convertido la noche.


*

Una boca. La boca dice:

La boca de un cocodrilo,

la voz de siempre, la voz del poeta,
la de Federico,
la de García Lorca,
la Tello.


*

Del poema Elegía al silencio nos falta re-sonar los siguientes versos:

Huyendo del sonido
eres sonido mismo,
espectro de armonía,
humo de grito y canto.
Vienes para decirnos
en las noches oscuras
la palabra infinita
sin aliento y sin labios.

Taladrado de estrellas
y maduro de música,
¿dónde llevas, silencio,
tu dolor extrahumano,
dolor de estar cautivo
en la araña melódica,
ciego ya para siempre
tu manantial sagrado?

Hoy arrastran tus ondas
turbias de pensamiento
la ceniza sonora
y el dolor del antaño.
Los ecos de los gritos
que por siempre se fueron.
El estruendo remoto
del mar, momificado.

Si Jehová se ha dormido,
sube al trono brillante,
quiébrale es su cabeza
un lucero apagado,
y acaba seriamente
con la música eterna,
la armonía sonora
de luz, y mientras tanto,
vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.


*

La primera estrofa canta el abismo de la boca, las antiguas campanas,

La segunda muere con el poeta entre su propia carne, sus entrañas,
La sangre que ya no corre, que ha sido sosegada.

La tercera mienta el horror de la letra, la ceniza sonora,
El rastro de la boca de fuego, del infierno humano,
De su palabra humana, en texto petrificado,

No restan cavernas para los descensos,
Hoy todos los muertos mueren en sus propias danzas.


*

Las palabras de locura, lo oscuro real, indican:

Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.

Los pasos de última estrofa son el canto del asesino del cielo.

Si Jehová se ha dormido,
sube al trono brillante,
quiébrale es su cabeza
un lucero apagado,
y acaba seriamente
con la música eterna,
la armonía sonora
de luz, y mientras tanto,
vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.

Aquí resuena lo eterno.
El asesino del cielo es el tiempo, Cronos.

Por un lado se dice “el gran equilibrio de tu cráneo escondido”, por otro se dice “quiébrale en su cabeza un lucero apagado”.
Son dos acciones encomendadas por el poeta al interlocutor del canto, el silencio.
En caso de que el silencio vaya a los astros –el poeta aclara que estos son “el zumbido solemne de los azules pájaros” –, le pide que hable, que se manifieste, que cometa un acto de rebelión a su propia negativa. En ello consiste el quiebre del gran equilibrio del escondido cráneo del silencio (el crack de la presentación)
En caso de que Jehová se haya dormido, el poeta encomienda al silencio a subir, a quebrarle en la cabeza, a aquél, un lucero apagado (La linterna, las antiguas linternas).

Esto gesto, el deicidio de Lorca, asesino del cielo, pide el cese serio de la música eterna, la armonía sonora de luz, y mientras tanto…

*

La última estrofa retorna al principio.

La estrofa 5 dice:

¿dónde llevas, silencio,
tu dolor extrahumano,
dolor de estar cautivo
en la araña melódica,
ciego ya para siempre
tu manantial sagrado?

La estrofa 7, después del deicidio, en sus últimos 5 versos, retorna al manantial:

vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.

En esta conexión del manantial, este manantial es el poema. En tanto que retorna al sujeto de la interpelación, el poeta vuelve a enumerar las empañaduras, tres objetos que porta el silencio en los quiebres y remansos del verso:

En tanto que la primera estrofa lo nombra:

Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?

La quinta estrofa menciona estos tres elementos como el “dolor extrahumano” del silencio, como dolor de “estar cautivo en la araña melódica”, y como eterna ceguera del sí, el “manantial sagrado”.


*

Respecto a la ceguera:

Este signo llama al tiempo primordial, a lo anterior al propio Dios y el tiempo,
Donde ya, antes, el manantial manaba sosegado.


*
Si el manantial es el propio poema lo es en tanto el tiempo de la presencia, no así el tiempo primordial. Es el propio poema cuando ha sido momificado, un mero restruendo remoto del mar.
Cuando se retorna al manantial, al tiempo de la noche eterna, el poema no es un texto, tampoco es una voz, no es sino el lugar eterno al que se ha ido el silencio después de todo esto, el lugar a donde el mismo nos ha llevado.


*

El retorno del poema.

Escribamos ahora el poema al revés, ¿intercalaremos los versos o los revertiremos enteros?

Otro abismo otra eternidad: exploraciones al silencio: Elegía del silencio de Federico García Lorca I

Elegía del silencio
Julio de 1920

Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?

¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?
¿Quién cierra tus heridas
cuando sobre los campos
alguna vieja noria
clava su lento
dardo en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso
te hieren las campanas
y quiebran tu remanso
las bandadas de coplas
y el gran rumor dorado
que cae sobre los montes
azules sollozando?

El aire del invierno
hace tu azul pedazos,
y troncha tus florestas
el lamentar callado
de alguna fuente fría.
Donde posas tus manos,
La espina de la risa
O el caluroso hachazo
de la pasión encuentras.

Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.

Huyendo del sonido
eres sonido mismo,
espectro de armonía,
humo de grito y canto.
Vienes para decirnos
en las noches oscuras
la palabra infinita
sin aliento y sin labios.

Taladrado de estrellas
y maduro de música,
¿dónde llevas, silencio,
tu dolor extrahumano,
dolor de estar cautivo
en la araña melódica,
ciego ya para siempre
tu manantial sagrado?

Hoy arrastran tus ondas
turbias de pensamiento
la ceniza sonora
y el dolor del antaño.
Los ecos de los gritos
que por siempre se fueron.
El estruendo remoto
del mar, momificado.

Si Jehová se ha dormido,
sube al trono brillante,
quiébrale es su cabeza
un lucero apagado,
y acaba seriamente
con la música eterna,
la armonía sonora
de luz, y mientras tanto,
vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo
manabas sosegado.





La elegia es un canto, una invocación,
Pero no cualquier invocación, es la invocación que interroga, que cuestiona lo más cuestionable. ¿Cuál es el origen de este carácter cuestionable de lo cuestionable?

Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?


Veamos… busquemos…busquemos. Busquemos elementos de la pregunta, todo aquello que atañe al cristal, todo aquello con o de qué se ha empañado.
“Cristal empañado de risas” “Cristal empañado de palabras” “Cristal empañado de sollozos del árbol”

¿Cuál es el lamento de los bosques?

En la tierra cualquier bosque es poeta.
En Cristo se ven los maderos del lamento.

*

“Cristal empañado de risas” “Cristal empañado de palabras” “Cristal empañado de sollozos del árbol”. Estos tres elementos, son aquello que lleva el Silencio, ¿lo que el poeta ve y porque lo ve, lo enuncia? ¿Lo que su propia niña contempla y calla anonadada ante lo sensual de su plasticidad?

¿Por qué enuncia aquello que lleva el silencio? ¿Por qué en este poema el poeta viene a hablar ante la ausencia del sujeto mismo interpelado?

*

¿Empañado? Un espejo empañado, ¿se empañó o fue empañado?

*

Ab-ducción, re-ducción, in-ducción, de-ducción,

Se-duccion, ducción, ducción.

No es la lengua, es la boca, toda boca habla, no sólo usted señorita mimada.


*

Quién calla no es la niña, es la boca de la niña, toda niña habla de otra cosa.


*

Yo, poeta, ¿qué cayo cuando digo todo lo que digo?
¿Qué digo cuando cayo todo lo que cayo?
¿Qué cayo cuando cayo todo lo que digo?
¿Qué digo cuando digo todo lo que cayo?

No soy yo mismo. Es mi boca, es mi silencio,
Es mi enano lector.

Ven, entonces el silencio te toca,
te toma,
Te toca a ti también.

*

Si no lo podemos resolver, eventualmente se resolverá todo, es cuestión de asistir al comienzo, estar ahí siempre con todos,

*

Sí, estar ahí durmiendo.

*

También a mi me toma

*

La segunda estrofa nos interroga sobre cómo se limpia aquello mismo que es la empañadura:

¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?
¿Quién cierra tus heridas
cuando sobre los campos
alguna vieja noria
clava su lento
dardo en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso
te hieren las campanas
y quiebran tu remanso
las bandadas de coplas
y el gran rumor dorado
que cae sobre los montes
azules sollozando?


Aquello mismo que es la empañadura se dice: 1) el rocío del canto, 2) las manchas sonoras que los mares lejanos dejan sobre la albura serena de tu mando.

*

Ahora bien, en el segundo enunciado del verso y sin antes levantar el brazo, es el poeta quien quiebra el cristal. Aquí se irrumpe abruptamente el orden de la metafórica del silencio como empañadura del cristal, aquí ya son directamente las metáforas el quiebre del mismo. Aquí toda mi piel se estremece. Aquí está el poema.
La pregunta es qué se ha rostro en Lorca, que se ha roto en mi.

*

¿Yo?

*

¿A dónde podría ir el silencio cuando por la tarde lo hieren las campanas irónicas de la fiesta, de la vida?

*

El color irónico es el azul.

*

La sangre es dorada.

*

El problema es que con esto, el silencio ya no es cristal, ahora es un río, cuyos dulces remansos son quebrados. Es decir, la metáfora del silencio como cristal, justo desde la metonimía del quiebre de éste, si la quisiéramos ver en su repique para el siguiente par de versos, ya es otro mundo, todo él soberano de su sentido, pues de lo que era un simple accidente en la sustancia ha brindado la pertinencia para que el quiebre no sea el quiebre del cristal: ahora es remanso, quebrado por “bandadas de coplas” y el “gran rumor dorado”. Pero entonces, ahora, es que este rumor dorado que antes caía junto a las bandadas de coplas en los remansos del río, cae él mismo, al final de la estrofa, sobre montes azules que sollozan.

¿En cuántas cosas se ha convertido el silencio?

¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?
¿Quién cierra tus heridas
cuando sobre los campos
alguna vieja noria
clava su lento
dardo en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso
te hieren las campanas
y quiebran tu remanso
las bandadas de coplas
y el gran rumor dorado
que cae sobre los montes
azules sollozando?


Ha sido lo que empaña. Ha sido el rocío del canto, las manchas sonoras, el mar de los mares lejanos, ha sido la mancha sonora en su propia albura, ha sido la serenidad de su manto.
Ha sido quien cura el cristal. Ha sido su propio ritmo al caer la tarde, ha sido los pájaros cantar al caer la tarde, ha sido el sol dorando la ladera de los montes de súbito asombrados de penumbra. Y esto sólo en la segundo estrofa.

¿Quién?


*

Todavía no comprendemos el azul:

El aire del invierno
hace tu azul pedazos,
y troncha tus florestas
el lamentar callado
de alguna fuente fría.
Donde posas tus manos,
La espina de la risa
O el caluroso hachazo
de la pasión encuentras.


Bien, el silencio viene de ser cristal, empañadura, roció, mar; ha sido el instante exacto antes de cada evento, antes de cada contacto.
Viene el aire de invierno y hace pedazos el azul. El azul ya antes era el color de los montes al atardecer, al ser bañados del astro sol. Pero la imagen es confusa.
¿Quién baña a quién? ¿A qué hora?
Pues ese azul no desciende sino que sube desde la tierra, ya en dirección al sol que se pierda al fondo de la ladera, en la disolución de sus horizontes en la anti-alborada.
Suena de nuevo la albura serena de un manto.
Esto que suena, el aire de invierno, además de hacer el azul pedazos troncha las florestas, “tus florestas”, dice Lorca. ¿Qué florestas son estas? ¿De qué?, ¿de quién?
De la decisión del sentido. Toma lo que quieras, de cualquier parte del poema. Claro, en tanto los elementos sean más cercanos, resulta entonces que el mutuo movimiento ilumina y oscurece en el transito de la luz; siempre se recorren dos costas: revela que el sol no conoce de alboradas, tampoco de ocasos.

De nosotros ¿qué puede el sol ver?

¿Qué puede ver el sol de nosotros?

¿Qué puede ver el sol?

¿Qué es el sol?

Un sol no ve, sólo alumbra su propio albor.

*

Cualquier cosa qué sean y de quién sean las florestas, son tronchadas por el lamentar callado de alguna fuente fría. He aquí ya, de antemano, nuestra propia participación en el verso, en el todo del poema. He aquí donde somos él y yo, piel con piel, en el coloquio de poetas:

El aire del invierno
hace tu azul pedazos,
y troncha tus florestas
el lamentar callado
de alguna fuente fría.
Donde posas tus manos,
La espina de la risa
O el caluroso hachazo
de la pasión encuentras.


Donde poso mis manos encuentro la espina de la risa o el caluroso hachazo de la pasión. ¿Donde están las costillas? No sé, pero tenemos mucha de tu carne poeta para azar.
¿Vampiros?
Caníbales poeta, me comí tu cuerpo entre tus letras.

*

Palabras de la locura, lo oscuro real:

Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.

Nueva York

Nueva York, Nueva York,
trataste mal a las hijas de la tierra,
Mis queridas primas.
Sabes Nueva York que esto no es mentira.
Sabes Nueva York que la tierra permanecerá:
ha sido y será madre de tus hijos
De los pequeños que esparcen la semilla
De la única América que conozco,
mi pequeña familia.

domingo, 10 de abril de 2011

en la razón eterna de la sombra

***

Pero yo conocí de un campo al otro lado del abismo,
Al otro lado de la pared de la sobra de eternidad,
Miles y miles de voces de otros siglos,
De otras estrellas,
De una y la misma canción,
El mismo canto,
El mismo silencio primordial,
Indigente,

En la mitad de la tierra.

Los ángeles que contaban
Lo callado del silencio de sus alas,
El viento que sopla al desierto
Y lo torna cañaveral
De la palabra amada
En uno y otro hombre,
En una y otra amada,
En todos y la misma desolación,
En la misma tarde sin secretos,
Después de la fisura al sol.


**

Un solo Dios,
Sin templo,
Para habitar en silencio tu corazón,
Lo que suenas en tu lengua
Querido amigo.


***

La noche será ser noche.

Si hay una hendidura, todos la vamos a ver,

El sol que se rompe detrás,

Desde su propio centro,

He ahí el resto del cielo

En eterna oscuridad.


****

El espacio en blanco de lo eterno,

El rostro que el sol no nos dejó ver,

No nos dejaba,

Estamos en él,

en el silencio de sus pastos.

Uno a uno

*

Antigüedad de lo antiguo,
todo es eternamente antiguo,
Cada verso, cada sonido,
Cada siglo y siglo perdido en toda canción,
En cada canto,
En cada grito de homicidio,
De creación.


**

También el infierno conoce de remodelaciones,
De falsos arquitectos.
Conocí cada círculo del viento
Que la luz del fuego blandió alrededor,
Vi cada sombra gritar su propio humo,
Cada vapor aniquilado en la sangre de su razón.

Almas vivientes entre cada lento morir,
Entre cada aplauso de la vanidad,
(Ah! mis amadas hermanas!)

Nos vi a todos y a los mismos marchar
Sin prisa, sin viento, por la tarde eterna de la razón,
Unos y los mismos viendo el silencio alrededor,

Nada, el infierno.

(sonrisa)

*

La historia también se escucha al revés,

¿Por qué no el sentido de todos los textos?

Regresemos al absoluto todo verso dicho,

Retornemos el instante particular de cada verso escrito,

Tratemos de pensar el cúmulo de virgo detrás de cada sujeto,

Detrás de cada sustantivo,

¿Sabremos acaso qué fue finalmente lo dicho aquí?

No, jamás sabremos algo,

Esto es poesía.

Pero hemos encendido

En unas cuantas palabras

Todo el mismo vació,

Toda la misma desolación.




**

Versos griegos,

Versos alemanes,

Versos Latinos,

Versos americanos.

Versos de nada,

Por nadie escritos,

Nunca jamás leídos,

Siempre sidos,

Siempre errantes.

Siempre en eterna divagación del reencuentro,

Del padre,

Del hijo.


***

Todos somos el mismo, la misma carne de poeta,

El mismo corazón, el mismo latido,

Eterna y eternamente blandido

Al otro lado del sol,

Al otro lado del brillo.

Somos, los afortunados.



****

Nunca nada nadie


|

¿Cuántos ángeles destruyes en tus versos,
Cuántos árboles,
¡Tú, asesino del cielo!?

viernes, 8 de abril de 2011

Palabras de lo eterno

Palabras de lo eterno:

(...)(Ensayos de filosofía feliz)

Pero nosotros te aguardábamos todas las mañanas, recibíamos de ti lo que te sobraba, y te bendeciamos con agradecimiento.
Friedrich Nietzsche,
Así Habló Zarathustra, 1-1

a) De Tu rostro de muerte:

O de tu rostro sin signo ni semblante
que reclama el abrazo eterno,
el cuerpo de un joven amante o la semilla que no digiere


Pero esto, en su significante (Designor) (teoría de la referencia poética),
Se dice desde:

Y a su vuelo perdí el recuerdo
del aroma de todas tus frases.


Lo que vuela es un ave, pero ésta está inserta en los dos primeros versos:

Con tu rostro de muerte
Firmé en tus labios la sentencia del ave



b) De Pro-grama:

El espejo ante el olvido:
mi rostro, instante inundado de letras,
espacio, lo que llamo eterno
al sembrar la rosa de tormenta.


Lo eterno es el sembrar la rosa de tormenta,
El espejo ante el olvido es mi rostro,
Mi rostro es un instante inundado de letras,

Mi rostro es el propio espacio,

Él, eterno, al ser el escenario de la siembra de la rosa de tormenta.


c) De Sólo en el nivel técnico de la ingeniería:


Explotan los platillos, y las trompetas exhalan un dulce vapor de amor prohibido,
Pues los platillos son cadenas en el piso, meciéndose al ritmo de las caderas y el corazón del amor enemigo. Sólo el silencio, sólo el vació.
El corazón eterno de la creación.


Este ritmo, esta música muy jazz es un deseo. Un instante pleno de corazón. El nacimiento de un poeta.
La realización del verso, del sueño, del poema y de su canto, de su canción y su piel en la boca de la mujer amada.

El “corazón eterno de la creación” es el rostro del poeta en el olvido que de él hace el espejo, palabras que le hemos robado a la noche, y ahora el cielo tampoco se re-acuerda. El cielo no tiene memoria, no tiene cantos, no tiene poetas.  El heliotropo

Pero tienen coros de Àngeles, sus trompetas.


d) De La proscripción:

Palabras sobre la historia:

“…así que, entrégame el arma.”
“!Cierra la boca!”

[El bang! eterno que ignoramos como Historia.]

Es decir, hay un bang!, el ruido de muerte.
La eternidad que ignoramos como Historia, todo lo que sigue después del instante eterno de muerte.

Así que, “entrégame el arma”, un sampleo, un habla de una experiencia exterior, lo real, designor del verso del bang!. Paradoja auditiva como todo aquello que se pierde en la sordera del cielo, en el canto de sus ángeles sin versos, sólo ruido en armonía angelical. Un antiguo zumbido, la voz de la piel (Teoría de la onomatopeya).



e) De Confieso señor o pensar lo posible.

Ya el título conlleva un juego de palabras muy entretenido. “Soñar lo imposible”, un recuerdo del 68. Leerlo entonces “Soñar lo posible”. Un juego entre Señor y Soñar. El discurso del amo, el discurso del padre es ya el discurso de la interpretación del sueño del hombre, Calderón.
Entonces, cuando se dice “pensar lo posible”, es este el lema del hiperrealismo poético que practico. Todo esto que digo habla de mí. Soy yo mismo. Mis ideas, mis versos, mis poemas, mis exégesis. ¿Estoy loco?
No. Soy filósofo, soy poeta. ¿A quién más le puedo creer si no es a mí? Existe la confianza, es cierto, no soy escéptico, pero cómo sé quien eres tú para venirme a decir que sabes más o mejor de mí que yo mismo. ¿El Estado te facultó a ello? ¿La Facultad? ¿Esa Caverna?
Pero entonces, yo. ¿He sido ya mi propio señor?

Sabes, pero es “otra cosa”. Tu propia piel, el lugar donde se cruza el verbo y el tiempo, donde hallé mis versos.

La estrofa dice:

Soy inocente.
No amé, no pensé, no creé. Siempre he creado, un mil instantes repetidos,
en concatenación absurda y maravillosa con lo real, lo que deviene si mismo,
en la indistinción de la identidad o la culpa, del barranco del infierno, en castigo eterno,
o de las costas del divino cielo. En la tierra que palpita el ser del silencio como nueva ley.


¿Así o más claro? Soy inocente.
Inocencia es el devenir de sí mismo, es la indistinción de la identidad o la culpa. La identidad es el “barranco del infierno” (ente), la culpa es el estar de la identidad (el ser ahí), por eso el designio reza “en castigo eterno o de las costas del divino cielo”. Esta tierra, soy yo mismo, Federico Tello. Todo lo que no conocerás de mi. Mi cuerpo.


Todas estas voces vienen de él. Quien escribe es simplemente su profeta.


f) Del canto X de la Transversión al Tao:

Ignorar y desconocerlo todo,
ser el eterno retorno de la voluntad de poder.

El ser-ahí del eterno retorno de la voluntad de poder, la pequeña vanidad, se dice “ignorar y desconocerlo todo”, ser el no-saber absoluto. Piel, carne y viento abandonados a su propio silencio, a la única desolación del sí. Uno.


g) De Sin título:


El eterno retorno recuerda sus regímenes de vanidad,
palabra desgastada en auxilio del tiempo.


Este país, ahora mismo…


h) De Dramaturgia de la filología, palabras referentes al “amor”:

Donde el hombre captura el nombre secreto de los amantes,
pero también donde, según los hebreos, un dios eterno nos sepultó

jueves, 7 de abril de 2011

Contemplaciones V

(...) el diosar del Hombre Heidegger, La meditación, § 13 La filosofía (p. 53)

Por cierto todo discurso acerca de la “decisión” tiene ahora que caer fácilmente victima de todos los riesgos de este “lema”, el más capcioso; pues mucho de lo que sonora y frecuentemente es dado por “decisivo” es sólo primer plano de algo decidido desde hace mucho tiempo y su descendencia de fugaz decisión. No obstante, a despecho de todo abuso, la palabra acerca de la decisión tiene que ser dicha en el sentido de una pregunta: si la decisión es entre “ser” y “no ser”, es decir entre conservación de lo presente ante la mano y de lo que sigue impulsando y cesa de tales perspectivas y caminos, o si la decisión es más originaria: sobre el ser y el ente. Pues esa decisión no decide sobre el “ser” sino sólo sobre salvación y pérdida del ente incuestionado en su ser (de la omni-vida de la preocupación moderna por la cultura y el poder).

La dificultad suma de agregar algo a la palabra heideggeriana es el riego de su cercanía. Pero si justo ahí donde reside el mal reside lo que salva, el pensamiento post-heideggeriano es vecino en la indigencia fundamental: El largo tiempo transitado de la palabra “eterno”.

El riesgo de Heidegger y su palabra ya es evidenciado por él mismo, “este ‘lema’, el más capcioso”: “Ser y tiempo”: aquí es la caja de resonancia de su vanidad, pues en la escucha de tal sonido, Pandora, lo que eso que es dado por “decisivo”, la atención que la presencia suscita “es sólo primer plano de algo decidido hace mucho tiempo y su descendencia de fugaz decisión.”

¿Cómo salir de la re-iteración heideggeriana?

Esta es la pregunta por la fundamentación de la Tierra, el olvido de Epimeteo.
La muerte del hermano muerto, el diosar del Hombre.

Pamela,

No hay artista sin dirección de escena,

No hay verso sin el resto,

No hay poesía

sin la rosa de tu piel en ella.

El colmo,

El colmo es que ambos infiernos
Sean el mismo.
Que cada teatro sea un sueño,
Cada sueño un verso,
Cada verso un instante
del corazón eterno destrozado.

El problema,

El problema es hacer las cosas
cuando te corresponden a ti,
Cuando el verso no es el resto,
Cuando el peligro de una idea
es el fuego de su corazón
y no la tranquilidad de la fragilidad
de la vida en ella,
Tu mundo, mi mundo, mi poema.

Contemplaciones IV: Kant

Immanuel Kant's shoes
Immanuel Kant's shoes (Photo credit: KAPOOKA BABY)
(Los filósofos y el pensamiento) (...) en su caverna seremos lo real del viento

Kant: Hay sólo una experiencia, en la cual son representadas todas las apercepciones en concatenación integral y conforme a leyes; así como hay un sólo espacio y un tiempo, en los cuales tienen lugar todas las formas del fenómeno y toda relación del ser o del no ser. Cuando se habla de diversas experiencias, son sólo otras tantas percepciones, en la media en que ellas pertenecen a una y la misma experiencia universal. Pues precisamente en la unidad integra y sintética de las percepciones consiste la forma de la experiencia, y no es nada más que la unidad sintética de los fenómenos según conceptos.

Si sólo hay un espacio y un tiempo, ¿son estos el mismo? ¿Aun cuando se les escriba diferenciados? Al respecto de la multiplicidad, inmediatamente la señal con la cual Kant nos habla de esto es el signo “los cuales”. En estos “cuales”, en esta “multiplicidad”, dice Kant “tienen lugar todas las formas del fenómeno y toda relación del ser o del no ser.”

Pensemos dos posibilidades. Primero el “tienen” re-itera el signo de esta multiplicidad.

Segundo, el tener de tal “tienen”, es el estar propio del fenómeno, su pre-valencia.

La re-iteración parte a dos direcciones, un ángulo suplementario: tienen su lugar todas las formas del fenómeno y además lo tiene la relación del ser o del no ser (la primera relación es única y singular, la otra, ya en la multiplicidad del caso, implica una renovación en la re-iteración de la propia multiplicidad al plexo de formación del fenómeno, su performance), (La sectante que corta una “esfera”, que confunde el espacio; que, sólo cuenta con herramientas de di-sección escritas: configura la intuición de medio compás, de dos campos, de sólo dos dimensiones.) Pero, ¿por qué las formas del fenómeno no son lo mismo a la relación del ser o del no ser? (El propio corte funda la mentira,

tu verdad, Tu canto y contexto, Tu obra, tú crítica)

Las máscaras del teatro de la conciencia: Sujeto, objeto. Si Kant comienza nombrando una única experiencia, al interior de esta unidad acontece la representación de toda apercepción. Este acontecer es una concatenación integral y conforme a leyes. ¿Qué experiencia es esta? ¿La del pensamiento? No, la de la razón, pues sólo ella, la razón, en la exigencia del caso planteado por Kant, puede la totalidad de las representaciones de la aparecepción conforme a leyes, leyes que necesariamente remiten a ella misma, a la razón. (¿Puede “qué”? ¿Es la razón un ente?) Lo curioso es que dice Kant que esta única experiencia es igual a la única estancia de un multiple esencial, tiempo y espacio. Sí esta única experiencia es igual, es porque no es la misma. Aquí el maravilloso comodín de la filosofía trascendental.

(Ay! Pero entonces que poco nos rinden los principios de la lógica, que confunde así igualdad con la identidad de lo mismo!, o acaso ¿A qué alude “Naturaleza” señor Kant? )

Ella misma, la experiencia, es única, sí, sin dobles, pero luego… qué. Que ella misma encuentra una igualdad entre ella y el espacio y el tiempo desde donde son las formas de los fenómenos y la relación entre el ser y el no-ser. ¿Cómo ella misma podría tener conciencia de la alteridad que le brinda la igualdad? (Esto ¿en tanto cúmulo total de apercepciones representadas en disolución sintética? ¿La conciencia de sí?). Esta alteridad, de ser, tendría que ser la Tierra. No tu conciencia amigo. Y es que lo Kant ha construido es una alegoría, una alegoría trascendental. La segunda parte indica:

Cuando se habla de diversas experiencias, son sólo otras tantas percepciones, en la media en que ellas pertenecen a una y la misma experiencia universal. Pues precisamente en la unidad íntegra y sintética de las percepciones consiste la forma de la experiencia, y no es nada más que la unidad sintética de los fenómenos según conceptos.

Pero… entonces…, tal vez nosotros estemos hablando de diversas experiencias, tal vez estemos confundiendo el sentido de la construcción del texto kantiano. Tal vez no entendemos la relación que se ha formado entre el primer y el segundo enunciado del texto, entre los diversos momentos e instantes de una construcción que estoy leyendo con los momentos de captura, de entendimiento, de razonamiento y de abismo. Pues luego entonces, si estos tiempos, que corresponderían a diversas experiencias, no-son, ¡pues entonces yo he de ser idiota! O aquí Kant y yo pensamos lo mismo o estamos discutiendo qué significa pensar.

De retorno a la primera parte, el primer enunciado de ésta dice:

Hay sólo una experiencia, en la cual son representadas todas las apercepciones en concatenación integral y conforme a leyes (…)

El segundo enunciado explica: (…) así como hay un sólo espacio y un tiempo, en los cuales tienen lugar todas las formas del fenómeno y toda relación del ser o del no ser.

¿Qué relación se forma en este abrazo? Hay una sola experiencia, y hay un sólo espacio y un sólo tiempo. En esta sola experiencia son representadas todas las apercepciones en concatenación integral y conforme a leyes (ya podríamos ir escribiendo parousía del absoluto).

En este único espacio y único tiempo tienen lugar todas las formas del fenómeno y toda relación del ser o del no ser; ergo no existe algo así como la historia de la filosofía. Simplemente es el devenir de lo uno y lo mismo trascendente. Ya podemos ir entreviendo el juego de una santísima trinidad, un pragmatismo pietista. La analogía es la que permite observar el carácter trascendental de la igualdad, algo que no se verifica en uno por uno, que no acepta la confrontación de proporciones empíricas y dimensiones materiales. Más bien, en relación al uso, la analogía refiere a la función esencial, dis-pone de eso mismo único en uno y en otro-uno para acceder al plano reflexivo de lo universal (¿Y luego Kant quiere llamar a esto pensamiento?) Aquí es entonces cuando ya se juega la pre-evaluación del fenómeno (Onto-teología señor Kant).

Lo que comparte cada uno con el modelo fundamental no es una idea, Kant no es Platón. Más bien aquello que en la difuminación de su aparecer, es, es de suyo único. Las supuestas categorías. Las unas y las mismas desde siempre y para siempre. Esto no sólo conlleva el juego de una auto-referencia donde las categorías a priori juegan el papel que preforma toda experiencia, que ordenan al fenómeno en la reproducción y en la asociación de la imaginación trascendental. Además, para con esto, en una especie de auto-destrucción fenomenológica, Kant con la crítica ya juega de antemano una posición más original: de-velar los fundamentos de uno y uno, un procedimiento de raíz sintético: nihilismo, pues Kant cree que el cielo puede ser un espacio de la razón. El no-ser de todo lo real. El interno subjetivismo que renuncia al mundo para escribir filosofía. Ah, la Weltanshaung!

La crítica tiene por fundamento un anti-teísmo indigente. El problema es que esta raíz solo aparece al matar el sueño, al arrancar la planta de su tierra, al trans-terrarla en un vaso de vidrio, en un matraz. ¿Cuántos Edipos más en la historia de la filosofía? Incluso Deleuze es uno de ellos. Mata al padre, mata al padre, y para fundar… ¡se arrojó de un sexto piso! La imaginación pensada en la exposición de la lógica trascendental y no en el ámbito de la estética trascendental.

!La lógica del sentido!

Digo, no es que esto sea menos nefasto, es simplemente que Kant, a sabiendas, prosigue por este camino, viene entonces con su texto, sus críticas, prolegómenos y metafísicas, a hacer justicia a un proyecto humano que ya desde siempre configuró el crimen que funda la civilización de Occidente, la filosofía, su propia traición: la destrucción de la poesía. Así, que si Kant no nos dice qué correspondería al único tiempo y qué al único espacio, que si el tener lugar de todas las formas del fenómeno es la función tiempo, es la función del espacio, a si acaso es esto una única función, estancia funcionante en ambas instancias. Tampoco nos habla sobre la posición única, singular o simultanea que podrían ser el ser y el no ser respecto al espacio o/y al tiempo. ¿Qué nos permite Kant sacar en claro respecto a su decir sobre el ser y el no ser? “Hay un solo espacio y un tiempo en los cuales tienen lugar todas las formas del fenómeno y toda relación ser o del no ser.”

Primero podemos apuntar que la cuestión del ser y del no ser es la cuestión de una relación, su relación. Además cabe apuntar que esta relación no es la relación de una yuxtaposición, de una conferencia, más bien es la cuestión de una disyuntiva, la del ser o la del no ser.

Esta disyuntiva, la de ser o la del no ser, es en la unidad del espacio y del tiempo. Sabemos que según Kant esta unidad es la unidad de la percepción, el objeto de la estética trascendental. Pero también sabemos que la disputa entre el ser y el no ser viene a ser disputa en el territorio de la exposición de la lógica trascendental, la demostración de la deducción de las categorías a priori, su utilización en los juicios sintéticos, y la justicia del uso de estos juicios sintéticos en la construcción de la ciencia, la verdad. ¿Cómo podemos extraer la conexión entre la relación del ser o del no ser, acto del teatro de la unidad representación de la conciencia, es decir, la experiencia, con la configuración de proposiciones enunciativas que no se basen en la contingencia del evento – como podría parecer hace la poesía desde la visión del mundo de Kant – y se encuentren fundadas en la necesidad necesaria del ser? Si en la segunda parte de nuestro fragmento Kant dice:

Cuando se habla de diversas experiencias, son sólo otras tantas percepciones, en la media en que ellas pertenecen a una y la misma experiencia universal. Pues precisamente en la unidad íntegra y sintética de las percepciones consiste la forma de la experiencia, y no es nada más que la unidad sintética de los fenómenos según conceptos.

La “misma experiencia universal” –a la cual pertenece todo aquello que a tontas y a locas se mientan (“Cuando se habla…”) como diversas experiencias – es la unidad integra y sintética de las percepción: la unidad trascendental de la re-presentación. En ella, en el espacio-tiempo ahora sí unidos de su representación, adquiere consistencia la forma de la experiencia. Esta consistencia no es más que la unidad sintética de los fenómenos según conceptos, es decir, las categorías. Pero entonces, ¿El tiempo y el espacio son simplemente la representación? ¿Una auto-representación? Pues que en la justicia que Kant configura, el tiempo y el espacio jamás se podrían representar. Ellos son el propio despliegue. La representación es el espacio del tiempo y el tiempo del espacio en el espacio-tiempo de la representación. ¿Así o más solipsista?

La dialéctica trascendental al punto no devela nada nuevo. Ya todo se ha puesto en el talero desde estas pro-posiciones. Pues claro, que si el pensamiento y la razón son un ajedrez, cuenta todas las casillas y deduce con algoritmos la totalidad de jugadas posibles. Pero, ¿sabes? Aun con esto las jugadas son infinitas.

Pues Kant, mi querido pietista, recuerda que cuando ya no puedes confiar en ti mismo, el interior es solo el pincel del otro que pinta el plexo de lo eterno, la poesía.

Los abismos interiores son la obra de cualquier poeta, yo me dedico al trazo de los abismos exteriores. He aquí que vi a los ángeles descender al fondo de todo este cuento. Así, si en una ocasión para con Aristóteles preguntamos si el concepto de ousía era por sí una ousía ( ousía- presencia), para con Kant hemos de preguntar si la exposición de las categorías a priori es una re-presentación de la re-presentación en un mundo carente de pre-sencias, es decir, de simples discursos. Pues el noumeno, la presencia, debería ser su propio tiempo-espacio.

Pero esto ya corta de raiz todo el arbol la crítica.

He aquí la leña del pensamiento de los últimos doscientos años. Que si toda relación del ser o del no ser es, es al interior de la unidad trascendental luego no sólo la historiografía es sorda, ya antes la poesía es muda. A la filosofía le han cortado todos los sentidos. Pero en su caverna volveremos a sentir lo real. Los muertos respiran este fuego, el del poema.
Enhanced by Zemanta

miércoles, 6 de abril de 2011

Contemplaciones III

Pero siempre hay otro tiburón, otro asesino,
Capricho nº 52: ¡Lo que puede un sastre! de Go...
Capricho nº 52: ¡Lo que puede un sastre! de Goya, serie Los Caprichos (Photo credit: Wikipedia)

Otra boca que alimentar.


(…) Algunas voces Shakespeare; Hamlet, Acto tercero, Escena primera.


Ser, o no ser; ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal.



Kant; Crítica a la razón pura, § 14, 4. (p. 147)


Hay sólo una experiencia, en la cual son representadas todas las apercepciones en concatenación integral y conforme a leyes; así como hay un sólo espacio y un tiempo, en los cuales tienen lugar todas las formas del fenómeno y toda relación del ser o del no ser. Cuando se habla de diversas experiencias, son sólo otras tantas percepciones, en la media en que ellas pertenecen a una y la misma experiencia universal. Pues precisamente en la unidad íntegra y sintética de las percepciones consiste la forma de la experiencia, y no es nada más que la unidad sintética de los fenómenos según conceptos.



Heidegger, La meditación, § 13 La filosofía (p. 53)


Por cierto todo discurso acerca de la “decisión” tiene ahora que caer fácilmente victima de todos los riesgos de este “lema”, el más capcioso; pues mucho de lo que sonora y frecuentemente es dado por “decisivo” es sólo primer plano de algo decidido desde hace mucho tiempo y su descendencia de fugaz decisión. No obstante, a despecho de todo abuso, la palabra acerca de la decisión tiene que ser dicha en el sentido de una pregunta: si la decisión es entre “ser” y “no ser”, es decir entre conservación de lo presente ante la mano y de lo que sigue impulsando y cesa de tales perspectivas y caminos, o si la decisión es más originaria: sobre el ser y el ente. Pues esa decisión no decide sobre el “ser” sino sólo sobre salvación y pérdida del ente incuestionado en su ser (de la omni-vida de la preocupación moderna por la cultura y el poder).

Tomemos algunas rutas, un orden de lectura, tal vez sólo un traspié. Tal vez sólo un inicio. Podríamos hacer una exégesis de cada texto, exégesis acorde a su horizonte de producción cultural; podemos abonar en un reiterante historicismo (tal vez cada vez más extendido), y, que, nuestros estudios, notas y apuntes, partan del texto históricamente más antiguo.

Pero todo esto es herencia de Kant. Obviamente nuestros resultados vendrían signados por el ímpetu de la forma que pre-forma todo el evento del meditar; que, el propio orden de exégesis, nos obliga a respetar la jerarquía temporal como un precedente, como una causa del discurso del texto sucesivo.

Podríamos tomar el curso contrario, comenzar por Heidegger y que todo sea confirmación de un supuesto, pues que, al partir de un punto, se encuentra ya siempre aguardando la confirmación del mismo punto en la consumación de dicho texto. No la otra orilla, no, simplemente la fatalidad como una historia efectivamente de antiguo precursada.

Podríamos explicar, hablar, ponernos en el lugar del otro, buscar la otra orilla, jugar a la estética de la recepción, a la fenomenología; jugar instituyendo esferas mundiales de lo particular, de la edad histórica donde el horizonte no se desplaza sino que avanza y se abalanza como bruma, como espíritu del tiempo, por encima de los contemporáneos de Shakespeare de Kant de Heidegger. Con esto nada queda salvado, aun cuando que ya tampoco algo se pueda perder. Simplemente se va y se viene. Dulces remansos del ingenio y la desesperación.

Y es que la cuestión, la pregunta que interroga por la decisión, no es la pregunta por los autores, sus contemporáneos o por sus lecturas precedentes; siquiera es la pregunta por su proyecto o inclinación político-ideológica, que ya siempre, cualquier concepto que traigamos a la exégesis, permanece en la totalidad que danza en lo indeciso de sus pasos, su propio ritmo (tal vez ya de antiguo danzado, no sé). Todos estos conceptos permanecen en el mismo estado ininterrogado de la diferencia entre el ser y ente, el ser de un ente concreto, eso mismo signado por Kant como concepto, un absurdo con cara de ciencia, de verdad.

La pregunta interroga más bien por el carácter del nosotros. Eso mismo que no sabemos "quién soy", nuestros rostros, lo que sigue olvidando nuestros olvidos, el sí.


Shakespeare

(Ser, o no ser; ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal.)

La decisión de Shakespeare viene cifrada en la “nobleza”, sobre si este “signo” puede ser más “noble” en una o en otra cosa, no entre el ser y el ente, no, claro que no, más bien sobre ser o ser ahí en el plus del noble. La tierra.

Es decir, el “ser o no ser” de Shakespeare dice “ser o ser ahí”. Pureza y acto, idea y sustancia, la unidad o lo múltiple, el ser y el devenir en el olvido del tiempo. Ay, la voz, Ay, el poeta, Sus pasos, uno a uno debajo del sol, su voz, debajo de la tormenta de arena. Debajo del tiempo. Así el horizonte tiene dos flechas, de donde mirando cada una de ellas en dirección al norte, resultan ser positiva una y negativa la otra, hermanas de sangre. ¿Sabes?, el imperio del hermano derecho, Apolo.

La primera dice: “sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna”.

La segunda explica: “O alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas; morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne.

Pero ¿realmente existen dos direcciónes?, ¿las flechas de la insultante Fortuna no recorren igual el segundo camino? El hombre, al optar por no-ser-noble [burgues, común] (espera, esto siquiera se pone a decisión), ¿escapa de las flechas del dios Apolo o las Minerva, su hermana? ¿Te das cuenta entonces que siquiera la no-nobleza está puesta en entredicho? ¿Que la decisión, indigente, ya fue tomada de origen?

Cuando el sí y el no son fatales, el silencio es vuelve tan culpable…

…Ojo, no para serlo.

Si convenimos que el “mar de agitaciones” es el largo símbolo del ser ante el no-ser de “sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne”, entonces este doble símbolo, él mismo, tengo que ser yo más que yo mismo. La Omnivida. Esto es el cuerpo del poeta, o bueno, su cadáver, Hamlet. Por el acabar, la consumación se dirige a las olas de dicho mar, a erradicarlas.

[Entredicho] [Las novelas ejemplares]

Erradicar es, a las olas, el nihilizar que les niega validez categorial en el frenesí de su carne, desear. La muerte del sí mismo. Podríase decir que Hamlet es un suicida; no, siquiera es un poeta, simplemente es un poema, y bueno, también una personaje de la obra.

Si las olas son erradicadas no lo son en tanto olas, mucho menos en tanto su nunca acontecer. Más bien el erradicar es la di-solución re-posicionante del sí en tanto uno mismo, más allá de las contradicciones. (Pero con esto Hamlet no es sino un cadáver)

El decir que acaba con “el sufrimiento del corazón…” es la consumación de la piedad deseable, un madre para el llanto, un sepulcro para el cielo, una tumba de letras para el poeta.

Pero este decir, ¿desde dónde es dicho? ¿Puede ser des-dicho? ¿Acaso puede llevar a la desdicha? La consumación de la piedad deseable es el plus de goce del propio deseo, el desear de sí que prosigue en la corolario de sus ires y decires, la pluma y el verso, el canto y el texto, el poeta y el poema, el amor y las amados: “morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal.”

El haberse desenredado de este embrollo es la poesía, el ir y venir sin miedo por los contornos del cuerpo, de la tierra, de la casa de amor del poeta, su palabra, el verbo.

Leemos de nuevo el fragmento:

Ser, o no ser; ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal.

¿Qué resta por ser comprendido?

Si dijimos que el símbolo del ser, “mar de agitaciones” ante el símbolo del no-ser, “sufrimiento del corazón”, son el mismo, hemos de comprender que estos símbolos no mientan el ser-ahí, siquiera lo señalan. Aquí no se trata de una referencia, más bien de un estado confeccional, donde estos símbolos, si acontecen, es que ya siempre fueron con-feridos desde el ser-ahí de ambos símbolos, la decisión en la disputa entre el ser y el ente: este embrollo mortal.

Estos símbolos, “mar de agitaciones” y “sufrimiento del corazón”, poseen una doble procedencia, procedencia que además confluye del y al sí del centro. Desde un lado el ser-ahí se dice en el “sufrir en el ánimo”, por otro el ser-ahí se dice en el “alzarse en armas”. [Ya todo es un lazo, un lema]

¿Dónde el ser y dónde el ahí?

Todavía no lo sabemos. Un horizonte de interpretación de esta cuestión nos lleva a hablar de la re-signación ante la re-belión. Pero la medida común en resignación y rebelión se juega ya en la esencia de valor del texto, la nobleza.

El ser-ahí dice lo mismo que la nobleza. El ser-ahí es quien realiza la pregunta, quien postula la cuestión. Pero en ese punto, cuando se evidencia que el ser de la nobleza no se encuentra en entredicho, el ser y el no-ser que se invocan en la pregunta no hablan del viento, de la tarde, del destino.

El eterno retorno de lo mismo no dice ser, dice vuelta, re-vuelta, re-torno. El ser no está interpretado en el retornar del retorno, más bien “retorno” dice el ahí del ente, donde éste apare-se.

El aparecer del ente es el fenómeno.

Este fenómeno es la espacio-temporalidad formal del ahí simplemente, no es el ser-ahí. Para que el ir y decir del poeta pueda ser dicho, la fenomenalidad, en tanto impresión, expresión y compresión de la sensibilidad, él puede, desde la huella del viento, el sí: im-primir, ex –primir y com-primir la espacio-temporalidad del ente, la apertura al verso desde la forma, lo que funda el ahí del ente en cuestión. Lo que permite la escena, el relato, y el eterno retorno del poema, la posición lírica, la indigencia del poeta en esta posición.

Por eso Ofelia muere, ella otorga el símbolo que precurse el ocaso, el confrontarse a las olas para morir. Su océano, un lago, es la costa del poema, la tierra de su hogar, el lago en medio del tiempo humano, la tierra del poema, el cristal donde el reloj encierra el tiempo, Dinamarca (…)
Enhanced by Zemanta