Una salva,
la ciudad entera en medio de la desolación:
dos o tres pasos
en dirección de un cometa:
la luna que cae una vez mas
al fondo de la laguna del viento,
cae a alumbrar la sangre que hoy mismo se derrama:
mil tumbas sin palabras,
mil muertos ante mi puerta,
una sangre que no es mía pero llama,
lacera:
la muerte de todo hermano
es este poema.
Basta.
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