Así te encontré,
inquiera e inmóvil entre las marismas de tu nombre,
De aquí allá fluyendo como el eco
Que se pierde y se huye alrededor
De un cigarrillo,
entre las huellas de la orquídea
y entre los pasos sin tiempo
del hombre por tus piernas,
por el tiempo del bosque:
el nunca saber que estamos ahí mismo,
en todo lugar donde ya nunca hemos estado:
Un suave canto escondido en la profundidad
de la noche alada de tu cuerpo.
el canto suave viene de la profundidad del cuerpo, ahí donde tal vez nunca hemos estado, detrás de la inquietud de un nombre...
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