Tras la disposición
de la vergüenza por un martirio nunca efectuado,
viene el temblor del viento a redimir cualquier ansiedad
de la carne que se dispensa alejada del silencio de su cuerpo
de su resplandor
-que se dispersa-
del ritmo alado que cabalga en un otro que ya no es otro,
es ahora lo tañido de un redoble:
el morar de las moradas en el medio de un claro,
en el medio del tiempo del poema,
ahí todos confundidos
en el verso ageno del tambor de los amantes
y los amados,
un océano sin mar lleno de sí mismo;
marismas que emergen siempre,
nuevamente,
a ser un viento para el sol:
fragmentos develados de tu alma.
"en medio del tiempo del poema", existe un resplandor que redime todas las ansiedades,tal parece que ahì se devela la magia, poeta.
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