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domingo, 8 de mayo de 2011

Valonia

Sólo de semillas y tierra se compone este verso.
Ven dale de beber,
préndele fuego a su cuerpo,
aliméntate con él.

Sólo tienes que venir a cambiar los huevos del nido.
10 000 poetas de cada pueblo,
etnia,
ciudad,

y ninguna revolución?

He ahí la gloria,
un derrame,
el concepto mismo de vida humana:
Que después de ella todo es cliché.

Se llama la época de una incesancia
que nunca deja de parar,
que economiza,
aun en el sinsentido
el sinsentido de la modernidad,
los tiempos modernos,
el plusvalor de sus existencialismos baratos.

Y es que hay tantos profetas malditos
y tan poco que podamos comprender.

Ahora todo resulta que es igual de viejo
aún cuando en cada punto de esto me equivoque.

1 comentario:

  1. casi como "setenta balcones y ninguna flor"...a veces me gustaría prenderle fuego al cuerpo de los versos, pero què poco ha de quedar de él?? los profetas malditos, son predecibles...aunque tal vez me equivoque

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