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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Tú, el otro



Sin vanidad recordase tu nombre

y tu nombre aullara

cantando el Mar de una Luna menguante

que añora el rocío de Dios sobre tu pecho;

ay del Mar, la Tarde y la invocación:



Franz Kline
La belleza es aplastante

Y no tiene señorío para la Tarde bendita.

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