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jueves, 24 de enero de 2019

TRANSPOSICIÓN Y LÍNEAS TRANSPORTADORAS DE CIELOS: ante el acontecimiento del poema


Ante el acontecimiento del poema, vayamos a lo#conveniente, la estructura de #conocimiento que construye nuestra experiencia del Mundo. El Lenguaje traduce la experiencia desde lo real hasta lo simbólico, contenidos sensibles que intoxican las cosas y se suceden en lo presente, una marcha de lo verdadero.

De la reiteración de la experiencia extraemos constancias, de su descripción pretendemos disponer la legalidad que gobierna a la Naturaleza, una #estabilidad. En dicho gobierno, la Realidad, ello mismo lo estable, siempre una cosa es la Acción y otra cosa es la Palabra : la Conciencia siempre es quien plantea los requisitos para reconocer de las diferencias los hechos. Los signos, ellos son lo único que se presume siempre como lo diferido, un registro y su constatación, lo estable mismo.

Para todo ello, ¿qué es un poema?, ¿qué es la poesía?, ¿de dónde poseemos la certeza de que el Lenguaje, en cualquiera de sus regionalizaciones, incluida ella que pretende de la Lógica la norma y determinación del enunciado y la proposición, podría venir a dar cuenta de ello que el poeta, la poesía o el poema es?

Lo que la poesía le revela al poeta, lo que el poeta revela a las cosas... las cosas, lo que revelan al poema. Para nada de ello existe el lenguaje; si ud. dispone en ello un límite, el Mundo, sépalo, todo está muerto.

Y es que un poeta es un poeta. ¿Qué concepto, definición o experiencia podría precederle?

Para cada respecto de lo existente nombramos el emplazamiento de una Conciencia, a quien le atribuimos acción y responsabilidad en la apariencia y figuración de los objetos. Para la acción de la conciencia suponemos la inmediatez como presencia de lo real, en la figuración de los contenidos de la conciencia suponemos la propiedad de una lógica trascendente a tanto presentarse de lo realmente efectivo, la naturaleza misma a quien de facto le asignamos el estatuto de «#verdad» aconteciendo ahí mismo en lo «#verdadero». Para lo que la Verdad importa, en todo confundimos al Pensamiento con una Política. Al signo con la estabilidad; «todo es falso» solo declara que el «todo», la totalidad del ente y el ente en totalidad, se despliega por preceptos de doctrina.

Para el ser, si es que hay algo que constatar en el poema, es el acontecimiento una declaratoria en el verso, no es la conciencia, inmanencia o trascendencia de su estructuración, es simplemente un hecho jurídico quien pretende seccionar o distinguir de entre algo tal que denomina #Poesía, algo tal como un #Poeta y luego algo tal como un#Poema. Digámoslo muy claro para todo lo que del tiempo procede, la Poesía no es.

La poesía nunca más tendría que ser leída en atención al poeta; no hay un secreto, una conciencia, un trasfondo esperando su iluminación mediante la sagacidad omnipotente de un lector, un interprete privilegiado, un crítico portador de la nirvana de las letras. La poesía tendría que ser leída en el desciframiento de su #lector; el artista, ante cualquier manifestación de su presentimiento, es siempre una realidad prescindible para lo que la poesía importa. Una partida perdida. Llena de cráteres y cuevas. Eso y ninguna otra cosa es el poema.

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