Presencia no pasa es nada, Atemperancia, gravedad y clama Las horas, Así acecha, Así se rebela, Y canta al hombre Y a las armas, Todos los escudos te aprestan Y legiones marchan de toda el Imperio A plantar la fuerza en hombros Las lanzas contigo, Ave César!
Viene del tacto y llora, Ella lo canta y ella llora, Él emerge, Ella amanece, Él es de la tarde Y ella cálida emerge en la brisa, Un lucero, Y el nombre secreto de Dios Que a ambos acobija;
La Fuerza que se Instrumenta, La Fuerza que se dispone, La Fuerza que se acredita, La Acreditación que se instrumenta un rebaño a darse vida, Meditación de siempre, La Culpa, El don de vida.
Habla por pasado y nombra las cosas, Él huye Y el viento dobla la vida donde la fama Los instaura;
El Fuego les emplaza a dominio el valle y la villa, Yo les guardo quieto en la oquedad de mi vanguardia, Nombrándolos oscuros por el Sol Allí
Casi como va, arranca y se somete, Siempre acomedida, Siempre a la vanguardia, Siempre precursando el sur ante los hechos.
Mentira azul el espacio desacomplejado, Que reina de la mentira Y de la mentira amarillo lo desenvuelve, Que sangra Y en el espacio quieto emerge el verde Por la Rosa ya sin vida, Todo lo quieto, Solo las formas.
Placer por un mito una palabra que sólo usted comanda.
Sombra, Silencio, Mirada,
Quien reconoce lo calla, El monstruo en la mirada es nadie, Sangre de verdad y mentira de trigo, El silencio si viaja, La sombra si llora, El mito si gobierna y suprime la calle, La Tierra si habla y retiene la noche, La Noche si calla y reclama la mirada.
Saeta de vanidad demente Quien mira, Y si el verso te retiene La noche ya te sabe diferente, Siempre en la roca, Siempre en la corriente, Siempre despeñando el canto Y penando un fulgor miserable, Tanta severidad construyendo la ciudad en tan horrible valle;
En cada callejón me encuentro una gata pariendo gatos.
Nunca de nada dispusiste de los poblados a la carroña Hasta tener de unos cuantos guerreros para que lo retuvieran todo,
Los ciclos de exacción de riqueza ante las escaladas de población,
Viste de la épica a la epopeya saldar algo, La distancia en el llanto de los niños transpuesto Ya sin dioses Hasta el canto de tu hermano el héroe, Tú, el último humano.
Y de pieza aguantaba el dolor, Siempre llorando, Siempre escribiendo, Abocada y demente escapada en la vida, Siempre brillante y siempre enternecida, Cantando, Riendo, Soldados de sangre y desierto del hambre, Sonrisa despojo Siempre cantando, Siempre riendo, Y la angustia desolada por peste que dejan en todos los sitios, Siempre sonriendo, Siempre destruyéndolo todo.
Ellos no se entretienen del sol y el miramiento, De muerte habida y de muerte querida Ante el amor solo la noche por tierra la flor siempre cocida, Hablándole, Sonriéndole, Pasándolo de sol ante la orilla.
Si no hay lamento deposita el sol ante la angustia, Y que emerja del naranja alado El alarido del mierda éste del hombre, Siempre arrogantemente idiota Frente a todo.
Sueño de noche se estremece en sentido Que place Quien junta las horas y ritma metales Siempre quien miras ondas de mar ante la playa y de fuego aterrados Tan juntos haciendo el Ocaso Un millar de horas ante todos nosotros, Silencio, La nada es Y su imposible ante Dios de todos nos retiene.