Así la noche la tempestad,
Mentir de sangre,
En sangre vindicar un relato
Y de la noche aplaudir y cantar,
Luego reír,
Sonriendo cándido al pasado,
Sol de la verdad en cada noche
Y del Sol devenir el encanto.
No éramos los dos,
No hubo una la turba quieta
Desmoronando de tu peplo y acurruca el alba,
Desleal morir y luego nosotros tu castillo,
Dar lo que dispone,
La viste y te aterraste,
Los dos dragones al mirar tu carne y reír
Y matarnos,
Amando encadenados lo desconocido.
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