Buscar este blog

lunes, 29 de marzo de 2010

Una resurrección de antiguos dioses de la India,

la inconmesurabilidad del amor y el abismo de la vida posmoderna.
Un dios anónimo que recoge la basura.
Otro que se levanta día a día a darte las noticias.
¿Te imaginas a Dios queriéndose cortar las venas?
¿Viéndote a los ojos sin poderte relatar sus propios dolores?
Es tu fe en él lo que lo mata.
Es su muerte lo que funda tu confianza.
Es el ritual que no habitas y el silencio nos llama al altar.
Nuestro sacrificio: dejemos de creer en él.
Lo silencioso,
lo silente,
lo sibilante,
lo silbante,
Lo salvaje,
y tus piernas de cabeza por el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario