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domingo, 15 de marzo de 2015
Vía
Encontrarte
Como todo aquello que no tiene nombre,
Un reparo
Una vacío que ya te asume
Y se come tus labios,
Que te añora al canto,
Y que no se complace en tu distancia
Ni ambiciona tus días,
Que ya te calla,
Que dispone todo incierto
Y se consume al fondo del ambar de tus ojos
Cual el Fuego si me miras.
El Tiempo hace hondo si tú callas,
Horrible si tú miras
Y en silencio me despojas;
Esta es mi palabra,
Es tuya todavía.
sábado, 14 de marzo de 2015
Previo
Palabras más, palabras al ocaso, palabras pedigüeñas que hablan, cantan, bailan y juegan,
Que atraviesan y van,
Que graciosas van,
Que mueren y vuelan,
Todo en
Pequeñas unidades para procurar milagros.
jueves, 12 de marzo de 2015
Espuma rosa a tu rostro
Movimientos de desobediencia, y se supone al Gobierno del Estado en el comienzo. La Violencia posa naturalizada en silueta,
Nada, es un Otro,
Entonces el telón humano se levanta,
La acción se suscita,
El héroe muere y el poema comienza,
La palabra amarilla que disuelva la mar
En temperatura,
Aroma y humedad.
Nada, es un Otro,
Entonces el telón humano se levanta,
La acción se suscita,
El héroe muere y el poema comienza,
La palabra amarilla que disuelva la mar
En temperatura,
Aroma y humedad.
miércoles, 11 de marzo de 2015
Al hueco en el Jardín del Templo de tus dioses
I
El Principe ha muerto y la Nación no tiene quien la gobierne. Lo que de Ftía fue para Tesalia,
hoy yace oculto ante el reparo,
Hundido muy debajo de nosotros,
en el subsuelo.
Los mirmidones de Troya desembarcan en la patria del vientre dorado, donde hijas y señoras no resguardan pasado. Traen la nueva impronta para el decurso de las antiguas casas. Levantan al Tálamo y habitan la vieja colina plantando el antiguo rostro en todo aquello que no fue,
Que luego es Siempre,
Y se levanta al aire con todos los susurros al ocaso.
Germinarán.
Y mañana tendremos flores.
El Principe ha muerto y la Nación no tiene quien la gobierne. Lo que de Ftía fue para Tesalia,
hoy yace oculto ante el reparo,
Hundido muy debajo de nosotros,
en el subsuelo.
Los mirmidones de Troya desembarcan en la patria del vientre dorado, donde hijas y señoras no resguardan pasado. Traen la nueva impronta para el decurso de las antiguas casas. Levantan al Tálamo y habitan la vieja colina plantando el antiguo rostro en todo aquello que no fue,
Que luego es Siempre,
Y se levanta al aire con todos los susurros al ocaso.
Germinarán.
Y mañana tendremos flores.
II
DE LA AUSENCIA DEL HIJO DE DIOSES Y HUMANOS
Habla al corazón y habla infinito,
Habla su tristeza
En el horizonte naranjado que a sus pies la palabra ha alumbrado
Las rosas florean al solo recuerdo de sus pasos entre nosotros,
Hijos del hombre.
De la distancia que nos aleja están los anhelos, el reparo y el cuidado
Que retiene el brillo del dorado de su peplo en la Fiesta;
Allí brilla su estampa, me llamas,
Allí procura lo claro,
Y señalas al hueco en el Jardín del Templo de tus dioses.
martes, 10 de marzo de 2015
Alegoría Trascendental
Un cuadro, una figura, una ecuasión y la imposición en alborada.
Vida y muerte,
Vida y obra,
Ley, Orden y Progreso.
Nihilidades afectivas en cada curso y vaguada. No hay doctrinas para tales afectos.
viernes, 6 de marzo de 2015
Pistón
Que calla
Y se evanesce todo debajo
De la palabra y el oro.
Lo protestado, la cosa, su perfil político,
Que embona,
Y yace de pie despacio,
Con todo dispuesto al amor y a la sangre.
De la sangre quien llama no somos los muertos,
Quien habla,
Quien cante,
Que ríe e implora,
Que calla
Y que muere.
Nadie. La Tierra nos arrulla.
Y se evanesce todo debajo
De la palabra y el oro.
Lo protestado, la cosa, su perfil político,
Que embona,
Y yace de pie despacio,
Con todo dispuesto al amor y a la sangre.
De la sangre quien llama no somos los muertos,
Quien habla,
Quien cante,
Que ríe e implora,
Que calla
Y que muere.
Nadie. La Tierra nos arrulla.
Ciclón
Amanece en tarde
Al Templo y al ocaso
Palabra alada que vaga y vuelve
Que vuela y viaja,
Que revuelve el interior.
Allí la sangre se agolpa y naranja emerge al Sol;
Pasan las horas en su tierna estampa.
jueves, 5 de marzo de 2015
lunes, 2 de marzo de 2015
Manto de llamas
Para Lautaro
El sol me ciega
Sabia y abundante,
Un manantial de fuego le nutre.
Y es tal el sol que albura el cielo.
Ninguna de las certezas existe.
Me veo
Y me entorpezco a la ciega razón
Que pasa todos los decursos del acero,
Que ya nadie llama,
Y que ya en verdad desde la palabra se derrite.
Hay un hermano a través del cielo,
Hay un idioma en el calce de todas nuestras miras,
Hay un canto.
Y es menester destramar los encantos Y hacer que todas las formas en colores Nos rehuyan Y pasen el rato en mirarnos Al tiempo el calor Y la ocasión de la mentira debida al cuerpo.
No señor, la palabra
No se habla o se convive.
Volved a lo siniestro,
A la oclusión de voces,
No es nuestro,
Allí es donde todo comienza de nuevo,
Azul del Cielo.
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