Sucio conejo y su martillo
Verdad de oro
Y el enrojecimiento en la carne quien fuimos nosotros,
El hartazgo,
El desmantelamiento,
La luz y el horror de uno mismo,
La respiración
En el ardor y la arrogancia quien fuimos graciosos,
Y acometimos felices
Todo nuestro divino rostro
Entre el sudor
Y el ámbar sucio entrar así
Refractándose así sobre todo,
Tus besos y la piel dorada de tus besos
En el Sol de abrigo de la Tarde.
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