El canto que se acurruca como las aves van

Hablan,

imploran desquiciar al sin conciliar con la Roca;

ellas le hablan,

cantan acurrucadas a la miel de su Hora;

del Templo

ellas son sus guardianes.

 

Señor

si de mi palabra voy te lloro, no soy Señor

tu roca, tu peplo

o tu vanguardia,

sólo el Sol amanece a tu orilla,

cálido, quieto.

Oros rosa

Como un dragón la vi venir,

Siempre de paz,

quieta y sencilla hablando descompasada

del Sol, del Corazón

y de las palabras entre las Nubes.

Suave amanecer y su repente,

Siempre en Clavel quieta y sencilla.