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lunes, 21 de marzo de 2011

Somos lo que nombra su canto

No era yo tu sombra
Ni lo que sueñas al despertar,
Era la muerte divina

Soplando su viento mortal.

Fuimos el engarce entre roca y roca,
Éramos la fusión molecular.
Éramos el aliento infinito del tiempo.

Soplando su muerte mortal

Ay! El Dios vivo!
Nos atrevemos a cantar.

1 comentario:

  1. hay que atreverse a cantar contra la muerte en ese aliento infinito que nos nombra, en lo que fue, en lo que era y ahora...

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