Y la distancia que pisa el cierre habla y habita Mentira el martes acostumbrar la tarde Suscitas Y la naturaleza gira en todas sus junturas, El ave se precipita fulminada a través del aire.
Tú sonríes, Y el viejo dios eterno nos mira complacidos.
Violencia atemperante que en mentira viene Azul y la devuelve, Los goznez, El martillo olvidado, La sangre ante el castillo Cuando el enemigo emerge Y es un candado Y habita el corazón De todos los monstruos en quien nos hemos convertido.
A la eternidad lo crece Habla y lo revuelve, Que entorna y que encumbra en alto todo el dolor De todo lo que otorga Y muere desterrado, Allí donde no respira nadie.
Todo lo atemperante, Que nunca existe, Y que viene a la vida por recuerdo y por ocaso, Que nos desvive Y nos sacrifica de nuevo, Siempre en la espina la sal el mar arrogante Por el sol, Así la noche, vieja y sencillla.
De la selva crear hermosa, Dársena o ensenada que mentira vuelva, Quien haga de la Mar embajada para horizontes y templanza, La miel carne y el mundo tu aliento, Naturalidad alada en carmín que ya nos conmina Un cruel abrazo, El atentado, Y lento el guardian es petrificado para que prosiga la explosión infinta.
II
Paz para la calma de un clima venturoso, Mentira es el corazón si ella vuelve Y demarca el pasado, Acalla a la brisa, El huracán quien lo azota todo hermano Si la mentira vuelve Y la Tierra es la conminada a resguardarse, El Tiempo aguarda y espera la vanguardia, Nadie emerge ante la ira del vendaval que asola a los dias, El viento rasura las rocas negando la paz, La muerte ocurre por una gota infinita que necio lo abarca y lo envuelve de su rubor.
III
La plástica que no emerge, Que dispone de íconos y los dispone en ensenada, Es la Paz para la mentira quien vuelve Y es la Carne, Paz escusado el necio quien derrite los años y entrega a los poetas por leños, Mar que la derrite Y el abismo que se encumbra gracioso a la brisa, Luego a la tempestad, Y de pie el acantilado muere la tarde en quieto sol, Naranjas nos refractamos por rededor y No hay luz y nosotros somos los mismos, Hemos muerto.
El terror que las letras cursan Al destino y espacio que el tiempo entre el poema y el lenguaje quiebran; A la fractura nombras el Amor, la Justicia, el Estado; Es en la Verdad que quieres venir Y vienes a mi, Y me llamas arrogante en quieta piedad y vana concentración, Me pintas de azul: Es tu entendimiento de fuego con quien todo lo abrazas diferido.
Marcha, Sonido distante Que nadie lo hace - se concertan visitas -, Yo a la noche volvería grata en estampida, Cálida de sol y en sangre venturosa, Cálida quieta de paz en la mentira Quienes hemos readecuado todo.
Y del viento aquieta la balanza, un deseo, sucio peñasco cuando calla y efluye una llamara al viento, convocando los gases letales que hacen de nosotros el final de la partida, todos los hechos; naranja aparezco entre los sueños que quedan atrapados de la vida.
Aprendiste a tejerlo todo Y de paz perdiste para sucio Entretenértelo en todo, Paz por silencio corazón es el pasado Quien vuelve Y calla de paz todo lo que envuelve.
Habla y presume la noche, La noche y acalla la vida, Despierto y el corazón habla la paz todo el día; Al comienzo No hablaba y era medio día, Tres cuerpos estaban tendidos ante nosotros En un claro en el bosque.
Quieta lavanda se abre y el fuego, Después ruge, Entonces descampa, Y abre los crematorios, Construye nuevos hornos, Y dispone de leña y estaciones de abasto en gas L.P. Siempre en industria de recuerdo y devastación, Comprar comida e ir sembrando cadáveres, Abriéndole el espacio a la noticia, En clarificación si la verdad lo añora, Después él baila, Y se fabrican las casas para ser vendidas por los nuevos poetas, Los mismos
La producción la suma de valor... El dolor, la magia, El encanto.
Claro, Producción, naturalización del servicio, Servir, despacharse así, Par para la brisa en pasado.
Trabajo.
De la atingencia. Es el Gasto en tanto el consumir, Quien prepondera de una producción. La industrialización de la Técnica en la confección de su invento. La depresión imaginativa de la creación,
Derroca a la Fuerza en la escalera, Cándido a la verdad si la mentira le place, Necio de paz Y sucio escusado; Salen los dos a tallarle la mierda con cepillo y estropajo.
En el hueco estandarte estatuimos dementes, Licitación, concesión, Y los títulos de propiedad que hablan y hacen fuego, Despacio muerden, Siempre en rededor el corazón y la muerte.
En el campo ya no oyes las rocas, Ellas balaban y la tarde se angostaba, Ahora las carreteras hablan dementes Y la paz a la brisa hace el sol corazón toda la vida,
Abrir y cantar, Cantar y reír, Reír y cobrar la factura de lo cedido y no negado Que acaricia en el sol su fortuna, Refinerías que hacen la tarde si la noche vuelve; Es pasado, Es la roca, Es la oveja cuando la noche muere.
Es el sino, Es la carne del hermano vuelta colmena, Abismo, Muslo y precipicio.
El venado habla y le huye, Necio del asta le anuncia la muerte, Él poeta canta, Encumbra su pean a la gesta del sacrificio.
Los dioses del pueblo aún lo someten a tributo y deshonra, A la palabra en razón que hace del poema un afecto de la cuenta, Sucia mística del espacio interno, Azul perderte, Y la letra vana que prescibe el ocaso Una vez que ha perdido la nube; Él escribe:
«Luchar por un martillo, «La arrogancia que se apresta y marca las horas, «Afila el cuchillo.
«Soy la noche tierna en que el tapir place por las horas, «Triturando ramas y hojas secas «Donde el hombre no existe, «Después existe «Y todo comienza de nuevo; «Yo vomito, Y la Nada acude en donación y espanto»
El decoro que canta y abre fuego, Canta en ceremonia, Apresta el acecho.
Nunca el Sol es una masa amarilla y triste, Mas quien retiene del muerto su estela Presume el color y la siembra del Cielo; Nada pasa en martes como tarde.
La poesía nunca màs tendría que ser leída en atención al poeta; no hay un secreto, una conciencia, un trasfondo esperando su iluminación mediante la sagacidad omnipotente de un lector, un interprete privilegiado, un crítico portador de la nirvana de las letras. La poesía tendrìa que ser leída en el desciframiento de su lector; el artista, ante cualquier manifestación de su presentimiento, es siempre una realidad prescindible para lo que la poesía importa. Una partida perdida. Llena de cráteres y cuevas. Eso y ninguna otra cosa es el poema.
Sin razón como paz, La paz y el tormento, La oscuridad que necia viene a llamar Y habla, Canta y agita la existencia, Luego calla, Nosotros también cantamos la herida
Calla a la brisa, Conoce su resguardo, Yo me enternezco y me deparo, Más cierto es que nunca es fácil desprenderse de la moral que juzga, Una oda a sus letras, A la conciencia, La fatidicidad de su patetismo requiere un canto fuerte, Alto y robusto, Una palabra que ya siempre nos ha anunciado nuestro comienzo, El destino que compartimos Y que los dioses nos signaron; Sírvase esto como preámbulo.
Treinta y uno Ochenta y uno Quince Mil Ochocientos, Te encuentro y a la llama le yace la hora, Estremecimiento, La otra orilla, Quedan tantos silencios rondando la calle.
Yo, la orilla del alma, Transposición del abismo en cada apariencia, Un consuno y la vida, Todo lo que calla es ahora.
Paso de la lectura a tus ojos, De tu signo a tus manos, Te veo: Nada de lo que habla calla e insiste, Aclama la hora y aclama la arrogancia, Pasa tras el hambre del hombre Y canta al Leviatán la luna en la parca, Vana necesidad de lo tarde y del comienzo.
Atenidos de la estabilidad que la apariencia nos resguarda Sacrificamos todos los goznes a la pintura, Cantando, creando, destruyendo Siempre en consideración de una autoridad que nos desoye - ha muerto - Y nos paga la comida, Siempre detenidos ante el abismo Que los fundadores nos reclaman; Soy un coyote.
Así la tempestad la sonoridad el ave que va de Cristo a su silueta, necia vanidad evocando el Canto que calla y comienza de nuevo, tal como siempre la Luna y el Sol.
La eternidad que habita el susurro, Place y calla en vanguardia la calle retozando la noche Si tus ojos hoy me hablaran serían cálidos al amortiguarse la carne y su caída, El encuentro de rostros al morir Y jugar, Morir así y perderse Sin secretos y oscuros guardianes.
En la eternidad del Sol me llamas, Yo te llamo, Y la sangre aletargada galopa y se apresta, Una adecuación de edades sin galerías, Los sueños, Luchar no mas y jalarle la vida al escusado, Todas las escusas repuestas al lodo sin tiempo y sin respuesta; No somos.
Pienso e insisto, Muero al ocaso y muero de amor, Muero contigo, Sin ti, De ti y del Mundo, Un vacío y termina, Nada y la sonrisa de la edecán cuando todo comienza de nuevo; Todo es falso.
Cuando te conocí Y la daga del tiempo penetró mi cráneo Erogando la mirada preciosa de tardes Melancólicas en devoción y de recuerdo, Contándote, Soñándote, Sonriéndote Al llanto alado de tus piernas en lodo Y la noche en llamas de consumirte sin reparo, En la entrega mística de la reefectuación, Un gozne y mirada perdida, El alcohol volatilizado en un beso Y la tarde perdida del día siguiente ante el terror del tiempo Y no verte nunca más, Sin estrecharte de amor en mis costillas.
Así jamas va la cosa por devoción o estampa, Apresurando el paso, Pasando la vida, Viviendo en tiempo sin derroche la negación que enciende las antorchas y marcha A la negación de la silueta y el encabezado Quien lo define, Que le enuncia los hechos y nos convoca En fiesta y sin derroche A la declinación de las voluntades, Ya vendrán tiempos mejores, Se nos reclama, Y seguramente vienen, Pero vienen muy lento a entonar los signos de tu devoción y encanto, Oh, Estrella.
Sucumbimos de la representación de una naturaleza que no sangra, Cartón y helado para brindar por las naciones, Malos negocios Y la escarpada montaña que construimos para nuestro destino, Contemplarte, Un corazón, Donde el águila aguarda, Donde la serpiente canta a la vanidad de nuestras conquistas.
En un sueño amarillo me viste, Cantaste a la noche y a su eternidad Las siluetas transpuestas Entre coyotes y bestias de asilo, Contando la luna y los relámpagos, Creándonos con dragón una ley pura, Exquisita en nuestra derrota.
Nos creaste Perdidos en el tiempo, con vanidad y sin estragos, Soñando otra vida y otros negocios En donde implementarte, Un sustento para la arrogancia que entre deseos Tramamos por recompenza para nuestros héroes en su derrota, Tú nombre y reencarnación, Oh, estrella.
¿Qué resolución puede plantear el Poder que no conlleve obediencia? Pero tú quieres obedecer a un horizonte de representación donde sostienes una Razón Universal, a priori para cualquier región del Mundo, donde todos los hombres somos iguales. Así es como destruyes la política de todas las cosas.
Tamaña sorpresa, Iniquidad si no perdono, Razón, Los interiores del Abismo nos regalaron su sonrisa, Tú viajaste al Abismo, Cantándole un peán a la Nada.
Y es que eres una absorción menguante, Vienes y viajas por todos mis sueños, Yo nunca te pediría que fueras y ahogaras la noche En la torpeza y tu gravedad demente de aves en el vuelo, nuestros hígados latentes al escusado, Instaurándote, Tú, silueta de paz, Insaciable, Leviatán que todo lo miras, Halcón y la protegida águila de un recuerdo.
Sonrisa desierta alimenta el desierto En terca humedad que solo sonríe cuando los hombres campan al acecho... Palabra encumbrada que calla, Después la profecía, el profeta y los hechos.
Capaz del sonido, en la fuerza retiene la aurora, Aparece, Y del verso que cálido lo calla Entona el transcurso con la intrepidez del águila, Hálito pasión demente Para crearnos las cosas.
De la vanidad retengo la hora, Destrucción del Mundo entre gacelas y huracanes, Fue Dios arrancado por sombra de entre todas las cosas, Temporal y creación que arrasó el firmamento, Las construcciones, Nuestras almas y nuestro deseo.
Era la violencia en estampida que sigue al fragor de armas, Los sellos rotos y las trompetas que al inicio presagiaban todo el mal: Nuestro helado derretido por el suelo.
La composición de las instancias de referencia entre las cuales la vanidad se pierde, Gracia y ocasión de los abismos de mundo, Las nadas Donde la Violencia emerge y se posiciona del hambre, La dicha, La paz y la memoria del hombre, La comida.
Yo amanecí desecho, Depositado al tacto desmembrado, Con todas mis doctrinas entre gusanos, Cantándole al infierno de tus noticias.
El sonido de la estela pasa las flores, Las arranca cuando insufla el llanto que lento Deposita el magenta en cada pétalo, Maldiciendo a la postre a todo observador.
Tengo una nueva boca, Tengo una nueva noticia entre recuerdos, Es la Salvedad y la grieta demente Que quiebra las tablas y a todos revuelve, -Derredor en ocaso y temblor de un mentir arrogante-.
Estoy enfermo de su altura y su silencio, Silencio homicida, Silencio transgresor, Silencio ominoso estepaminonda.
Cara de culo la noche entre zargazos, Cuando el homicida, Las horas Y la necia parca de los servicios periciales Irrumpen de corrupción las evidencias Y disponen del ajax para disolver la sangre en el pavimento, Gasolina blanca para difuminar fantasmas, Sangre azul para quemar expedientes, Remozar la suave pradera de las cosas transpuestas por Mundo sin la referencia tácita en donde persisten las palabras.