Cuando te conocí
Y la daga del tiempo penetró mi cráneo
Erogando la mirada preciosa de tardes
Melancólicas en devoción y de recuerdo,
Contándote,
Soñándote,
Sonriéndote
Al llanto alado de tus piernas en lodo
Y la noche en llamas de consumirte sin reparo,
En la entrega mística de la reefectuación,
Un gozne y mirada perdida,
El alcohol volatilizado en un beso
Y la tarde perdida del día siguiente ante el terror del tiempo
Y no verte nunca más,
Sin estrecharte de amor en mis costillas.
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