FRAGOR DE ARMAS
De la vanidad retengo la hora,
Destrucción del Mundo entre gacelas y huracanes,
Fue Dios arrancado por sombra de entre todas las cosas,
Temporal y creación que arrasó el firmamento,
Las construcciones,
Nuestras almas y nuestro deseo.
Era la violencia en estampida que sigue al fragor de armas,
Los sellos rotos y las trompetas que al inicio presagiaban todo el mal:
Nuestro helado derretido por el suelo.
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