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viernes, 21 de diciembre de 2018

UN PEÓN QUE POR FIN DA MUERTE A LAS TORRES

La poesía nunca màs tendría que ser leída en atención al poeta; no hay un secreto, una conciencia, un trasfondo esperando su iluminación mediante la sagacidad omnipotente de un lector, un interprete privilegiado, un crítico portador de la nirvana de las letras. La poesía tendrìa que ser leída en el desciframiento de su lector; el artista, ante cualquier manifestación de su presentimiento, es siempre una realidad prescindible para lo que la poesía importa. Una partida perdida. Llena de cráteres y cuevas. Eso y ninguna otra cosa es el poema.

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