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jueves, 16 de septiembre de 2010

...Con sólo tocarte

La noche en que aguardo tu sonrisa
es de las estrellas que flanquean tus pasos
al sueño de una aurora sin nombre,
sin pasos y sin estrellas. Tu rostro, tu cuerpo,
la luna nueva.
No por el silencio de su brillo
sino por las miradas que se cierran
para encontrar nuestras voces
directo de sus fuentes, tus labios, los míos,
en el susurro de otra eternidad
repetida en un instante
de tus cuerpos, tu cintura, el cielo
que parirá los mundos, tal
como en tu techo, como
lo que haces con mis manos
en el abrigo del silencio...

1 comentario:

  1. Hay susurros de eternidad en tus poemas, que llegan siempre cuando las miradas se cierran,en el instante repetido. Un abrazo

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