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lunes, 4 de septiembre de 2017
LA DEPOSICIÓN
En la Noche de Edo
Aqueronte encontró tus ojos,
Penetró la Ciudad,
De tus ojos sedujo a los Guardianes del Muro,
Uno a uno los sedujo,
Deponiendo las Puertas a piratas y bandidos,
Entregando a tus hijas a la violencia y sus bastardos,
Masacrando a tus hijos.
Hay Ejércitos que no tienen Oficiales,
Más también hay Generales sin Ejército alguno.
Tras la Noche de Edo,
Aqueronte viaja solo y nada aniquila,
Vagabundo en llamaradas con su barca,
Almirante del Infierno.
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