Poetas nacen y poetas se hacen.
Los nacidos son al amparo de un numen inspirado. Las estrellas, el flujo de conciencia, la resonancia de las aguas de la muerte, bálsamo de lenguaje y olvido.
Ellos son los místicos, lo que de ciega inspiración y aspiración plástica abstracta.
Son los que comen el cuerpo de dios del cuerpo de sus padres.
Son el instante de las cuatro eternidades, voluntad de los ocho infinitos, los dieciséis vacíos que son un solo vacío en el silencio de cada cuerpo comprometido al silencio mismo. Esto es el alma.
A veces cuando escribo siento que las letras son cuerpos que debo masticar, asimilar, moldear, para que sea esencia en medio de la mirada que lee. Besos poeta, no me comprometo al silencio, sólo a la palabra...
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