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lunes, 7 de febrero de 2011

Nosotros

Nosotros

No otro, no ninguno,
Proporción satánica de nuestras ansias,
desproporción de nuestra vanidad
En el domino de uno y los mismos.

Nosotros el sinsentido de nuestra carne,
nosotros la historia de las palabras,
Nosotros, la sola soledad del abismo
y lo que fuimos arrojados
por nuestro empeño de morir
como más que el animal,
no un hombre, divino.


Todo aquello que no puedes concebir
es el ahí que habita el poema,
“Ciega”, “musa”, la tierra sagrada,
Poesía,
donde lo sensible no tiene letra
ni el ritmo bandera o canción
Es el tiempo del tiempo.


Oriente

Una ventana, una voz del cielo que oscurece,
recibe al año la visita del Sol,
Hermoso tiempo de hermoso linaje,
Hermano sagrado de nuestro señor.

Toda ciencia comienza del cielo
nuestro corazón está hecho de papel y recuerdo.
Tuve así una palabra, la retuve
Y cree en ella mi hogar

Una risa para el viento,
para mi hijo un destino, un ser, el hogar.


Centro

Cada centro posee su propio giro,
cada retícula obedece al viento de su cielo particular,
donde empleo cada día la paz de mi destino:
Miedo,
te derrotaré cada noche en el poniente del escrito.




Luna

Comprendes cada ciencia
desde el vapor de la tarde,
cuando las aves se regocijan
del canto del gran corazón eterno
¡Oh! ¡Brizna! ¡Hermana del ser!

¿Dónde sería mi alma
sino en los brazos de mis hermanos?
Silencios alrededor dijo el hombre.
para conformar mis palabras
a los oídos del ojo que no puede ver.

“El color del cielo en el fondo del mar
o la penumbra de todos mis atardeceres
son tuyos, te pertenecen”
me dices. “Así son mis días
cuando piso la tierra.”.


Post-pesimista.

Escucharé cada verso en sección aleatoria,
Llámalo abandono,
Yo volveré a creer.


El advenir del ser

Sube hermano mío,
conmigo, a flotar el cielo del ser.
Camina hermana mía,
de peñascos al suelo de mi corazón
que ya no hay revoluciones
en mi castillo
y finalmente toda rebelión cedió.
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1 comentario:

  1. pareces derrotado en ese final, pero sè que te mientes. Hay revoluciones en las palabras, pisas la tierra sin abandonarla, tocas amaneceres te haces dueños de lo que ya te pertenece, Cuando surques la tierra, verás los días y el paso de las huellas, siempre escalando hacia la luna, en el empeño de ser allí, de comprender la existencia, de entregarse a la màs pura desproporción satánica, si con eso se pudiera hacer un nuevo cielo donde habitar el corazón màs vivo y palpitante, levantando en su ritmo cardíaco otra revolución. ME Fascina tu poema inquieto, reverente y escéptico, puro. Sangre y silencio corren entre la carne

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