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viernes, 24 de junio de 2011

Intersecciones: Crónica de una trasversión de los ocasos.

Son tiempos peligrosos
quién puede acusar a los poetas por este terror:
ser-ahí donde se puede dejar de ser.

Sonia

Existencia es lo que suena en la palabra del ser, el olvido de la esencia del signo que precursa los ocasos, lo supuesto a la pregunta por la esencia de la real.

Y

Existencia es lo que suena en la palabra del ser, el olvido de la esencia que precursa los ocasos, lo supuesto a la pregunta por la esencia de la técnica.

Esencia y esencia del signo

Lo curioso no es simplemente como nos hemos acostumbrado a decir las cosas, sino ya a nombrar las palabras.

¿Qué cosa son las palabras?

Si atendemos a la curiosidad, a su no-simpleza, la esencia descansa en lo negativo de su presencia. Entonces podemos atender a la fenomenología, a su distinción de lo eidético y lo noemático para aprender que los horizontes simplemente nos dejan encerrados, aterrados unos y unos mismos en los mismos silencios, en los mismos ocasos.

Sucede entonces que una voz nos reclama, ¿qué se ha dicho?

Pero esta voz es falsa, esta voz es sólo un discurso. Por eso dicen que la filosofía ha muerto, el logos del padre, el logos del hijo.

No. Yo quiero saber qué es esto que se ha dicho.

Lo que se ha dicho no es el pensamiento de alguien, tampoco es la silueta de su idea.
Es el signo del sí mismo que tortura a ninguno. Es el amor a lo desconocido.

El signo y su materialidad.

El silencio que silencia su voz en nadie, en ninguno.

¿Quién dice las palabras?

El payaso de la torre.

La pregunta presupone el título Así escucha Zarathustra.

Cuándo te ocultas de los mares llevas la claridad y la luz a los mismísimos infiernos.

Tú te ocultas de mí.

Tú te ocultas de mi, Así habló Zarathustra.

“Eso fue lo que Zarathustra dijo a su corazón cuando el sol estaba en pleno día. Sondeó entonteces las alturas con la mirada, pues había oído la voz aguda de un ave: un águila trazaba amplios círculos en el aire, y de ella colgaba una serpiente, no como si fuera un botín, sino como una amiga, pues el águila iba enroscada a su cuello.”

La predisponibilidad de lo real como estandarización de cada uno de los procesos del tiempo, la masilla del dios entre los dedos humanos.

Y efectivamente aquí estamos, la filosofía mexicana.

¿Para qué lee un filosofo a Gadamer?

Para acallar a la voz del ave.

Lo importante no es lo que digo, sino qué hago cuando digo lo que hago.

Ese hago es el hacer que a una toma la tierra del tiempo y lo vuelve el corazón del espacio.

La tierra, ¿cómo habla la tierra?

El Mundo, la Iglesia, el Estado, la voz del pueblo, los ladridos del perro del infierno.

Pero esto es un ámbito de jerarquía.

¿Cuál es la diferencia entre un listado y una jerarquía?

El esquema que administra el mando.

¿Cuándo se detiene el ejército?

Cuándo el ejército se para en el principio.

Aquí es entonces que se funda el gobierno,

arke cratos.

¿Cómo de ahí se llegó a ciencia política?

De la cacería a la trashumancia, de la trashumancia al pastoreo, del pastoreo a la tierra del ensueño. Pero aún así hubo siempre abejas que se hartaron de lo mismo.

¿Qué novela podemos construir hoy?

¿Qué historia reclama la eternidad de los ocasos?

Quien puede pensar la historia y no hacerla no es un filósofo,

Tampoco un historiador, simplemente otro charlatán echado.

Y es que la novela no describe amaneceres;

meramente se trata de consuelos,

de fármacos, de antidepresivos.


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