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lunes, 20 de junio de 2011

La estandarización del lenguaje I

Como te encuentro a mitad del cielo,
dispuesto al precipicio de tu voz,
ay, ¿pero alguien mira de frente tu rostro?
¿A quién esperas ver perdido allá en el cielo?


Se dijo que la forma proposición, la forma representación, o cualquier otro evento significante, antes de acontecer puntual, ya siempre es posible en el transcurso de lo actual por lo aspergente.

La actualidad de lo actual - se prosigue - predetermina cualquier práctica significativa o significante donde, al actualizarse, se quiere encontrar necesidad.

El actualizarse es lo que es respecto al ser-ahí de la actualidad de lo actual; el esenciarse de la esencia que acontece [(actúa)] a una con el emerger desde el claro a la recepción de Ricoeur desde Tiempo y Narración. Este “a una” se haya ahora interpolado por la finitud de la interferencia, lo que de suyo se asumió en tanto mimesis: el antes de ahora que nos asume a concebir en esto el contrato y contrabando del albor de la exégesis de la referencia como florecer de la Metáfora viva.

En la historia de la filosofía de la historia – si es que aquí a algo se le puede llamar historia o filosofía – los mitos se encuentran revivificados en una terrible pesadilla diurna, esas de las que se amanece con vértigo y veneno en la voz de la conciencia.

Ante el mito, pensemos la realidad de lo real. Digamos sí a Hegel:

“En mi Fenomenología del Espíritu, ha sido trazado el camino que inicia del primero y más simple fenómeno del espíritu, es decir, de la conciencia inmediata, y que desarrolla la dialéctica de la conciencia misma hasta el punto de vista de la ciencia filosófica, punto de vista cuya necesidad se encuentra precisamente mediante tal proceso; por este motivo, en el momento de su publicación, la obra ha sido designada como la primera parte del sistema de la conciencia. Pero no podíamos detenernos en el aspecto formal de la simple conciencia, porque el punto de vista del saber filosófico es precisamente el más rico de contenido y el más concreto, y al mismo tiempo, emergiendo como resultado, presupone las figuras concretas de la conciencia, como, por ejemplo, de la ética, de la moral, del arte, de la religión, etcétera. El desarrollo del contenido y de los objetos que forman el objeto de cada una de las partes de la ciencia filosófica, entra, por consiguiente, en aquel primer desarrollo de la conciencia puramente formal; tal desarrollo se produce como a espaldas de la conciencia en cuanto el contenido se conduce como él-en-sí, respecto de la conciencia. La exposición se hace por esto más complicada, y en lo que concierne a las partes concretas, entra ya parcialmente en la fenomenología. Las consideraciones que aquí emprendemos tienen, además, el inconveniente de no poder ser tratadas sino de un modo racional e histórico-descriptivo, pero principalmente deben contribuir a formar la convicción de que los problemas que se van presentando en el ámbito de la representación sobre la naturaleza del conocimiento, sobre la fe, etcétera, y que tenemos por cuestiones concretas, se reducen de hecho a meras determinaciones de pensamiento simple que sólo en la lógica tienen su verdadero significado.” Filosofía de la Lógica, G.W.F. Hegel §26.

Sé que te vuelvo a encontrar: La estandarización del lenguaje.

“El desarrollo del contenido y los objetos que forman el objeto de cada una de las partes de la ciencia filosófica, entra, por consiguiente, en aquel primer desarrollo de la conciencia puramente formal; tal desarrollo se produce como a espaldas de la conciencia en cuanto el contenido se conduce como él-en-sí, respecto de la conciencia.”

Lo que forma el objeto de cada una de las partes de la ciencia filosófica implica al desarrollo del contenido y a la objetualidad del lo formal en-sí. Esto, el ser-ahí del ente que se llama ciencia filosófica, entra en aquel primer desarrollo de la conciencia puramente formal.

Hegel, entonces, aclara que tal desarrollo se produce como a espaldas de la conciencia, en cuanto que el contenido se conduce como él-en-sí respecto de la conciencia.

La cuestión se reduce, simplemente, al saber justo qué se dijo respecto a la entidad del ente, lo que Hegel piensa en el ser; que cuando la objetualidad del lo formal se dice ahí, el para-sí de lo mismo se llama conciencia, subjetividad pensada como espalda de la conciencia y acontecer de lo uno y lo mismo que funda el concepto de tiempo, dasein del Ser, acaecimiento, la escritura.

Existencia es lo que suena en la palabra del ser, el olvido de la esencia que precursa los ocasos, lo supuesto a la pregunta por la esencia de la técnica. La predisponibilidad de lo real como estandarización de cada uno de los procesos del tiempo, la masilla del dios entre los dedos humanos.

En tanto sistema, la Fenomenología del Espíritu lleva a cabo el desarrollo de la conciencia inmediata, el espíritu [la poesía], desarrollando esta dialéctica hasta el punto de vista de la ciencia filosófica. Pero entonces, ¿se ha partido realmente de la conciencia inmediata o se habrá olvidado la condición de posibilidad al retorno fenoménico de la meditación? [¿Cabría entender este olvido como olvido del inicio?] Filosóficamente siendo, cuando se habla fenomenologicamente del sistema, qué es la Fenomenología del Espíritu respecto a la Ciencia de la Lógica?

Escuchemos dos decires más de Hegel antes de retornar a la Fenomenología del Espíritu. Del parágrafo 6 de la Filosofía de la Lógica:

“Pero también ya para el modo ordinario de pensar, una existencia accidental no merece del todo el enfático nombre de “realidad”; la existencia accidental es una existencia que no tiene más valor que el de un posible, es decir, una existencia que puede además no ser como es.”

¿Que ha sido nombrado en el decir de Hegel respecto al no ser? ¿Cuál es su referente? ¿Qué significa su confección?

Lo accidental, una sobredeterminación de la existencia. Pero ¿puede entonces pensarse lo accidental sin el apoyo de la filosofía? ¿Puede haber referente sin antes haber confección?

No se trata de una cuestión de texto a contexto, de traducción y ediciones, se trata de la naturaleza misma ante el ser-ahí del hombre.

La cuestión al caso, se desprende de aquello que merece el enfático nombre de “realidad”, lo que ya antes de este decir, quedó nombrado así:

“En la vida ordinaria, se llama accidentalmente realidad a cualquier encuentro arbitrario, al error, al mal y a otras cosas similares, como también a toda existencia, por sutil y transitoria que sea.”

Cuidado, que aquí cuando se habla de aquello que merece el enfático nombre de realidad, no se habla de lo real mismo, simplemente se nombra, en tanto pre-ocupación, a la totalidad de hechos que configuran al edificio de la ciencia, el lenguaje.

[Aquí entonces es donde entra Gadamer a hablarnos de la lingüisticidad.]

Pero entonces la vida ordinaria, en tanto que es el ahí donde se nombra accidentalmente algo como otra cosa, es simplemente un espectáculo de vanidades, un público asistiendo a la transposición de sus ellos. ¿Qué resulta con lo real en este hecho?

Tipos que te enseñan a leer, tipos que te enseñan a escribir. Este sistema es la voluntad de dominio transpuesta en el estado político general. ¿Dónde está entonces la filosofía respecto a este espectáculo, cuál es su punto de vista?

Cabría pensar aquello nombrado “realidad” como “cualquier encuentro arbitrario”. modos de este encuentro arbitrario resultan en el error, el mal y otras cosas similares. ¿Cómo cuales? El ser-ahí del ente.

Una posición respecto a cada palabra: La posición lírica. Pero esto ¿puede ser la filosofía hoy?

¿Qué no hemos pensado de lo ya pensado?

Hegel dice que “la existencia accidental es una existencia que no tiene más valor que el de un posible, es decir, una existencia que puede además no ser como es.”

Al pensar nosotros la posibilidad de la filosofía, su voluntad de poder, ¿no hemos estado pensado siempre desde el ámbito de desvalorización del “no ser como es.”?

El poder, como cualquier cosa, no tiene más valor que el de un posible. ¿Cabe comprender el no tener más valor como el valor exacto de la voluntad?

La expresión “el no tener más valor del valor exacto” como definición que funda el valor en sí del no ser mienta entonces al no del tener. Ante el no tener más valor del valor exacto, ¿dónde queda quién tiene lo que tiene?

En tanto que el mentar del no del tener se sigue mentando en el curso de lo que se “llama” no es esta una palabra original, único origen que fusiona los instantes como ahora. Si nombráramos a esta fusión, cabría concebir que este instante de fusión, el origen, ¿sea entonces el retorno al origen desde el claro del olvido, lo que es la filosofía?

Pero es que justo aquí es donde todo Platón nos duele.

¿Qué cabe hoy entre Platón y nosotros?

Decíamos que respecto a la entidad del ente, aquello que Hegel piensa en el ser cuando la objetualidad del lo formal la decimos ahí, el para-sí de lo mismo se llama conciencia, subjetividad pensada como espalda de la conciencia y acontecer de lo uno y lo mismo que funda el concepto de tiempo, dasein del Ser, la escritura.

¿De dónde llama entonces el en-sí para ser nombrado?

Nuestro decir respecto a la objetualidad de lo forma en tanto ahí, lo dijimos co-respecto al ser del ahí, el desarrollo del contenido: La historia de la escritura como el destino de la estandarización del lenguaje.

“El desarrollo del contenido y los objetos que forman el objeto de cada una de las partes de la ciencia filosófica, entra, por consiguiente, en aquel primer desarrollo de la conciencia puramente formal; tal desarrollo se produce como a espaldas de la conciencia en cuanto el contenido se conduce como él-en-sí, respecto de la conciencia.”

El sistema, como la totalidad de las partes de la ciencia filosófica, se encuentra entonces en un estado particular: primer desarrollo de la conciencia puramente formal.

Este primer desarrollo, respecto al desarrollo de lo contenido, es el inicio de la historicidad en Hegel, lo real de lo real en la realización del espíritu absoluto.

Esto señala, respecto al trayecto de lo transitado, en dirección al ser de la Fenomenología del Espíritu.

¿La historiografía es entonces la conciencia que confunde al desarrollo del contenido como el ser-ahí del todo?

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