Fundido en el rostro de la nueva violencia
el trueno no recordó y se enterró a tu figura.
El trueno que no arde es de la noche
en que consumimos todo el cristal de la vida
en un sólo vendaval de profecías,
en una sola gota de tristeza.
Hermanos de destino
hermanos de sangre ajena y enemiga
fundí sus rostros en la nueva víctima,
doncella que recién muerta entrega su poesía
Leer en la violencia tu poesía es como entrar descalzo a las voces del trueno, por el cristal de antiguas profecías
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