Kukulkán.-
Un cáncer,
algo que crece,
Sonido
quieto en resguardo,
Sonido
quieto en papel,
Sólo ahí
tiemblan asesinos.
El poder no
lo siente, no lo siente,
Todos
nosotros jugando verde valle.
en pasado la
noche en pasado conoce quieta estampa,
Señor Uno.-
La ahuecas,
sonido dividido
Señor Tres.-
¿Realidad?
El espacio tiempo,
Señor Cuatro.-
El tránsito
requiere de lo real en la enunciación de lo pleno.
El señorío
es quien piensa en decurso la totalidad de la totalización,
Señor Seis.-
Señor es
quien sistema discursos,
Kukulkán.-
¿Y qué le
nombran ustedes palabra del Cristo?
Señor Dos.-
Dónde.
Un suave
azul acostumbrado en deseo,
Señor seis.-
Verde,
Calla a
tarde el vuelo.
Señor tres.-
Sonido azul
que tarde lo perfila,
Señor cuatro.-
Lo marca en
pasado quieto y resguardo en pasado,
Otra voz,
Otro diablo,
Otra tarde
venir en piel conejo,
Señor Dos.-
Piedra
amarilla
Y resguardo
en el paso,
Señor Seis.-
Madre conoce
muchas tardes idénticas y felices,
Las noches
en quien pasan la tarde las cosas
No son las
cosas,
Son las
cosas mismas.
Señor Cinco.-
Ahí,
quieto
lucero en otro paso del tiempo.
Del tiempo y
el diablo osan mentir,
Señor Dos.-
No son
mentiras niña, son nuestro cuerpo quien mira,
La noche,
Un jaguar,
Señor Seis.-
El pedernal
en su mano
O una olla
de barro,
Señor Tres.-
Los signos
de tu aurora nuestro nombre y tu colocación,
Señor Cuatro.-
El sueño de
pasar en brazos la tarde amparando el resguardo,
Señor seis.-
El clamor
amarillo azul en quien comienza el sueño,
Señor Dos.-
Los tercos
apareceres, el trenzar los sueños,
La sucia
colocación de oquedad y resguardo en aparecer en verdad y silencio de paso,
Señor Seis.-
Vida
amarilla,
Quieto
resguardo,
Una palabra
quieta alada que pasa en otra tarde y otro resguardo,
Señor Dos.-
Así, en
mentira azul lo miras,
Pasas
tiempo, sucia tempestad en quien pasa el recuerdo,
Señor Seis.-
Oriente te
acostumbras mentir,
Sueles
sujetar así a tus pequeños pedazo de
tiempo,
Señor Uno.-
Osas pasar,
Señor Cinco.-
Osas mentir
Y entregas
piedad a quien piedad te de,
Nosotros no.
Todos los señores del Sibal-ba.-
No somos
ellos.
Señor Dos.-
Pasamos
acostumbrada estampa en otro pedazo de piel,
En otro
aparecer de pasado y de tiempo,
Señor Seis.-
Sucio
clavel,
Torpe
monarquía que sueña en pedazo papel la invocación de una silueta amarilla,
Señor cinco.-
El Sol,
Vuestro hijo
os resguarda.
Señor Dos.-
Tú no
quieres ser el vendaval de nuestra piel,
Señor Seis.-
Ahí es donde
el rostro mismo es todo el pasado,
Kukulkán.-
No hay
profecía sin la articulación frenética de la persona,
Un vendaval
ya siempre acostumbrado a mentir,
Señor Seis.-
A sentar
ocaso,
Señor Dos.-
Torpe clavel
vida amarilla,
Señor cinco.-
Resguardo
quieto sin pasión y oquedad,
Baila y la
brilla,
Quieto
resguardo la niña.
La tragedia,
los signos de su noticia,
Estos
acuerdos de sus señores y la brisa,
Eso que
nombran en nombre y a todos nos desposee,
Emplaza.
Señor Seis.-
La ficción
es sólo el mundo revelado quien se traspone.
Señor Dos.-
De la noche
quien aguarda el resguardo,
Señor Cinco.-
Una vana
profecía que lo delinea,
Todos los señores del Sibal-ba.-
El negro sur
y el hondo valle,
Quieta
piedad a quien todo lo calle,
Tu voz
hermosa niña,
Tu voz y
todo tu reparo de amor serán consentidos,
Señor Seis.-
Has de
templar tú el verde valle,
Señor Dos.-
Así la noche
nos procura en secreto tu nombre,
Señor Cinco.-
El quieto
resguardo en quien todo lo miras,
Negro sur,
Oscuridad
del valle,
Señor Uno.-
El rugido
del jaguar blanco
Escúchalo,
Es piel tu
hermano
Señor Seis.-
Y el señor
de nuestros hermanos.
Todos los señores del Sibal-ba.-
El querer
saber del Sibal-ba.
Conoce tu
resguardo,
Lo secuestra
al resguardo
Y en quieto
resguardo
Invoca en
devoción otra tarde,
Cualquier
sur,
Palabra en
piedad quien todo lo mira.
Señor Cinco.-
Así pasa la
vida flotando, nombramos alguien
Así la tarde
suscita el verde valle.