Hércules.-
Fragor, y al
entre
Me depongo,
Instalación,
recepción
Y Alivio,
¿Qué da?,
tal vez suciedad o arrogancia,
La batalla
ha sido estratificada
Y sólo un
dios entre las tropas podría salvarlos.
Erinnis de Dayana.-
La
disposición dispone,
la
deposición no es más que de la voluntad los hechos,
la enfila tu
derrota,
Hércules.-
Determinación
o locura,
Ficciones
vamos ocultando en razones.
¿Qué
responden allá los sacerdotes?
Erinnis.-
¿El juicio?
La asistencia las rocas en el valle,
la
atingencia del espíritu,
hablarán,
ellos
hablarán ante las tropas de tu gran triunfo.
Hércules.-
Quien da
quien miente,
Alguien
entonces te aprestas,
Estructuras
escondes.
Continúa, Mi
nombre, ¿aún me recuerdan?
Erinnis.-
Señor,
su Asamblea
es un letargo al fragor del combate,
los aceros
reposan dignos,
los niños
gritan en las calles,
de ahí las
magistraturas y los legados
en carbón
que nos apremian,
Tu batalla,
Su relato y
el sitio de sus cuentas los signos,
los ríos de
sangre con tu nombre en llamas.
Hércules.-
La
ciudad, La ciudad,
Las montañas
no aguardarán más
el
compromiso con ellos pactado en trigo,
vinieron a
mí llorando, yo los hablo de la tierra y los mercados,
ello sólo
dice que sus hijos mueren,
Tú hablas del
tiempo, algo que no existe,
de las leyes
magistraturas,
hablan todos,
Yo no entiendo,
Batallas.
Dicen que
sus hijos mueren
y sus
guerreros ignoran la suerte de sus crías,
ellos aún de
sus signos invocan instituciones.
Dispusimos de
ellos cual cerdos,
es cierto, juran
dependencias y juzgados
a la salud
de sus hijos,
los juran,
es común,
a la salud
tus hijos los deploran,
nunca
levantamos contra ellos nuestro acero.
Erinnis.-
Ladridos de
perro me suenan sus dientes,
leyes, su
palabra la toman entre sus manos y muerden,
las montañas
no aguardarán mas
y ellas
viene hablando del hambre de su gente.
Hércules.-
Vienen por
sus guerreros, lo sé,
¿qué
responden allá los sacerdotes?
Erinnis.-
En su
letargo
todos sus
hallazgos depositados en carne
a la junta
del todos y el conocimiento de su fuente,
Nos
componen,
Estiran la mano
en conjunto y no saben qué comen,
La
imposición del Nombre,
–en
cualquier forma su comienzo-
ya es de sí
la imposición,
los
nutrimos, tus desvelos serán su Eris
Hércules.-
¿qué nombre
te adjudican?
¿Cómo me
hablaran ante las tropas?
Erinnis.-
Te nombran,
las tropas quieren verte,
Saludar a su
señora,
del propio
poder un mito hablarnos.
Hércules.-
Soy
estructura,
salve y un
reconocimiento,
Tú, mi
señora.
Mis manos
disponen ya siempre a ello un hallarnos,
más allá del
mito está el origen mismo.
Erinnis.-
De sangre llenas
estamos,
más el
trigo, el trigo no basta,
Dicen que
mueren sus niños apenas pasa la rosa,
Que en
verdad la tierra les demanda otras cosas,
Que tú has
muerto y que yo te maté en locura.
Hércules.-
¿Pero
cuándo…
…cuándo
llegará el mensaje con el conocimiento del combate?
Erinnis.-
Quien
miente,
Me aprestas,
Estructuras
escondes. ¿Dónde está la sangre que lloran?
Hércules.-
Su asamblea,
de ahí las magistraturas y los legados,
Nadie llora,
hablan política,
Y a la junta
del todo le ponen tu nombre,
Hablan del
sitio de la escritura,
Asesino me
nombran, tiranía nos acusan,
De las leyes
magistraturas, invocan instituciones, dependencias y juzgados,
Textos,
pedazos de piel de gamo invocan,
¿cuándo
llegará el mensaje con el conocimiento del combate?
Erinnis.-
¿Y los
jueces? Justicia demócrata o la noche,
la Némesis
en templo de paz la plebe,
¿no hablan?
¿Dónde están
nuestros sacerdotes?
¿Dónde todos
los recursos del valle,
las tropas,
y el trigo
que hemos resguardado en los almacenes del puerto?
Lo sabemos,
Tienen
hambre asesino, los sacerdotes gritan.
Hércules.-
¿Asesino?,
¿nosotros dulce señora?
¿Cómo
hablarán ante las tropas
una vez la noche consuma el todo?
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