The Hydra (Photo credit: Wikipedia) |
El semblante de leña muerta era particularmente odioso. La carrera jadeante
de dos enamorados al azar de los grandes caminos se volvía de golpe una distracción suficiente para permitir
que el drama se desarrollara, de nuevo, a cielo abierto: René Char, Artina
Zikvil.- Pasión, pasión ladrones,
Prisión y resguardo, ¡pronto!
Requerimos de ti hombre,
Nuestro señor muere asesinado
Y su carruaje se ha despeñado al desfiladero.
Nudelman.- Pronto, traigan corceles,
Gran soga, que el rey de Tebas,
el gran Layo,
yace muerto por tres espadas desangrado
Esfinge.- Perros ruines,
Perros infelices Edipo, son mentirosos ruines.
Edipo.- ¿Quién es Layo y qué ha pasado?
¿Muere o ha muerto desangrado?
¿Dónde está su carro?
Zikvil.- Layo, rey de Tebas joven hermano,
padre, amigo, hermano,
Yace al suelo del barranco desangrado en artera traición.
Esfinge.- Pasado, Edipo a la altura ya viste. Todo es falso.
No la caída.
Nudelman.- Mira,
nuestras armas, Zikvil tienen la sangre de nuestros hermanos.
Esfinge.- Mentirosos ruines Edipo, no me abandones.
Zikvil.- Mira,
nuestras pieles, sus aceros,
puedes ver la carne y el hueso de esos ladrones;
robaron al viento. Nosotros el trago.
Nudelman.- Nuestras heridas no son graves, mas Layo,
Layo, pronto vamos,
que ha sido traición vil y artera.
Esfinge.- La traición se ciñe de su rostro, el hombre miente,
Ama demasiado.
Zikvil.- Sus guardias joven hermano,
sus guardias nuestros hermanos nos han traicionado.
Nudelman.- Él es,
una hora hace, por el Bosque dábamos vueltas.
Zikvil.- Y un avispero señor, un avispero espantó a los caballos.
Nudelman.- Él hace,
buscábamos el asiento del templo al Dios Apolo,
Y esa fue la señal.
Zikvil.- Una colina, Terror de alto.
Nudelman.- Sus saetas nos atacaron,
Y negra nube fue quien se interpuso a sus ojos en los labios.
Zikvil.- Gritaron el nombre de Atena, nuestros hermanos,
Por Apolo que intentamos defender Nudelman y yo a nuestro Layo,
Ay Nudelman, ¿miento?
Más una sola espada, atravesando carruaje y pecho,
Lo ha matado.
Nudelman.- Fue terrible.
Zikvil.- Y la noche cierne hoy su rostro.
Nudelman.- Peleamos, no podríamos dejar impune osado acto.
Zikvil.- Han muerto los asesinos.
Nudelman.- Los asesinos han muerto.
Zikvil.- Más los corceles corrieron asustados.
Nudelman.- Señor, ven y mira por nosotros horrible espectáculo.
Zikvil.- Que entrar a la ciudad de Tebas es ahora nuestro mayor peligro.
Nudelman.- Joven amigo, sé nuestro testigo, acompáñanos.
Esfinge.- Tú, que conoces al Bosque,
sabes por el Árbol que estos hombres mienten.
No vayas, no me abandones,
Apolo no consentiría jamás horribles crueldades.
[Edipo recoge soga, leños y maderos,
ciñe la espada de Zikvil, se enfilan a Tebas]
Edipo.- ¿Y qué pretendían de usted, señora? Soy ahora el guardián de estos Bosques.
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