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jueves, 22 de abril de 2010

El silencio del pensar

De mantener una identidad entre el pensar del pensamiento y lo pensado por el pensar del pensamiento, estaríamos sosteniendo algo que al momento aparece como insostenible en términos del acontecer de aquello que se pone para ser pensado.
Para poder palpar aquello que se pone al pensamiento, lo patente, cabría sentir aquello que constituye la diferencia específica entre el pensamiento y lo pensado por el pensamiento.
Por ejemplo, si yo hablo del silencio, con toda propiedad podría preguntar qué es el silencio. Si ninguna respuesta acontece, ¿podría decir que efectivamente estoy pensando el silencio? Muy bien alguien podría señalar la impropiedad absoluta de pensar al silencio, pero de facto tendríamos que decir que aquello que no puede ser pensado no puede ser señalado. A tal efecto, la misma palabra “silencio” ya es una señal que dirige hacia aquello que requiere ser pensado bajo tal representación.
Con esta señal podemos descubrir una condición del pensamiento, sin la cual el pensamiento simplemente no es. La palabra como señal es el dispositivo mediante el cual al pensar puede efectivamente acontecerle pensar aquello señalado por el dispositivo.
Si la palabra cual vehiculo habilita al pensar de cualquier cosa referida por la palabra, tal referir de la palabra está determinado por el sentido que la disposición del dispositivo imprime o marca a esa palabra.
Desde tal posibilidad cabe pensar que las palabras no sólo se tienden desde campos semánticos que reúnen palabras con palabras, pues estos campos semánticos se encuentran ya siempre arados en una disposición específica que posibilita o imposibilita que la palabra acontezca en un sentido o en otro. Un tercer camino que por simples prejuicios no deberíamos despreciar, se constituye por la posibilidad de que el sentido simplemente no acontezca, o que incluso y nombrándolo en términos positivos, acontezca como la ausencia de sentido: estar en la idea pensada, no por nosotros, sino por aquel que la pensó y nos la comunicó. Nos hizo uno consigo.

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