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jueves, 22 de abril de 2010

Mito y subjetividad

El dejarse arrastrar por las palabras es el estatuto que el mito otorga al oyente de éste.
Sócrates en el Cratilo: “Lo mismo que ellos componían una pintura con el arte pictórica, así nosotros un discurso con el arte onomástica, retórica o como quiera que sea. O mejor dicho, nosotros no (me he dejado arrastrar por las palabras), pues ya los antiguos lo compusieron tal como ahora subsiste.” (1)
Desde el mito no es posible poseer siquiera la palabra, pues tanto ésta, así como lo pensado por ella, son parte del movimiento mismo de aquel mundo donde lo humano simplemente acontece como instrumento de dicha violencia –los dioses, el destino –, o en el mejor de los casos, como simple espectador sin posibilidad de determinar la representación.
Para entender dicho movimiento es necesario situarse en el influjo de la palabra mítica y permitirse el ser arrastrado por la violencia de tal movimiento. A esto mismo cabría llamarlo verdad.
Piénsese por ejemplo en la fuerza que posee la tormenta, donde lo humano nada puede hacer para enfrentarse, o en la intemperancia del rayo, totalmente imprevisible e inconmensurable para el saber del que se deja arrastrar por el mito.
De poderse colocar el pensar en tal posición, cabria poner en duda seriamente la propiedad de la palabra para poder expresar la inconmensurabilidad de aquello que es en sí lo divino. Titánico sería el esfuerzo de poder imponer la voluntad humana al Olimpo… y sin embargo se hizo.
Así, poder y posesión del mismo, son las dos instancias que pueden guiarnos en la apertura a la disposición del pensamiento. De tal modo para no dejarse arrastrar por las palabras, para poseerlas, continua Sócrates: “Nuestra obligación, si es que vamos a saber analizarlo todo conforme a la técnica, es trazar estas distinciones y ver si los nombres primarios y los secundarios siguen estas normas o no” (2)
¿En qué consisten tales distinciones?, ¿éstas son los dispositivos que hoy se señalan en cada instancia de las prácticas humanas? ¿Cuál es el papel de la técnica en todo ello? ¿La posesión técnica es la previsibilidad que otorga y se exige a la par a la ciencia? De ser esto así, el rigor de la investigación es el mismo que el de la poesía, el dominio del habla en tanto escritura de la razón o la verdad. La palpitación del signo por conferirle propiedad al ente, por conferirle posesión al sujeto, el poder ser su propia subjetividad.

Intempestivo que está fuera de tiempo y razón
Intemperie la destemplanza o desigualdad del tiempo
Intemperancia cualidad de intemperado
Intemperado, inmoderado, excesivo.
El temple

(1) Platón, Cratilo, 425 a.
(2) Ibidem, p. 425 b.

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