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jueves, 6 de mayo de 2010

De mieles y titanes

Así se hizo el agua
en el rugir de los tiempos de mi piel.

La humedad de tus rosas
o la tormenta de titanes.
Y el ave que acaricia contigo en su horizonte
nos ató a la piedra de sus nombres.

Qué de mieles por la luna
nos juramos no perdernos.
Así se eriza el recuerdo de tus ojos,
y es tatuaje en el iris que soporta del desierto.

Pero ella misma ha perdido todos los vínculos de los siglos anteriores.

Por ella nos perdimos y de la noche
resguarda el sino que no conoce su profesión.
No hizo falta. Eran nuestras manos en la espalda
o las lenguas por el cielo.
Era la imagen de todos los tiempos.

Así en tus manos las figuras comenzaste a conformar,
y de cada dedo un antiguo dios murió.
Inmolados y de la vanidad de nuestras técnicas,
resultó insólitas plantas que oraban sus propios nombres.

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