Para ti, que sí tienes nombre
Que de la noche guardas el instante.
Linces gacelas y el tacto animal del sonido,
y el viento que desconoce de los tiempos en sus lances.
La cosecha y el ave, emprendes el vuelo,
y de la luna concedes tus sueños.
Aguardas y te arropas en sus encajes de la noche,
te acompaño y realizas tres palabras en su cuello.
Las lunas se convocan y en sus luces
Proyectas las sombras de tus bestias.
Así el lince y la gacela conocen tu instante,
el campo sagrado de tus vuelos.
Ahora tu cabello reposa en mi pecho
y la promesa gravita de tu vientre.
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