Lo que palpa de tus ojos no desbroza el monte.
Se consume en la llama del iris
que rábica contempla la muerte.
Lo que palpa de tus ojos desconoce a los mares.
Se ahoga en el torbellino silente
que aúlla al portador del precipicio.
Lo que palpa de tu alma ignora tus recuerdos.
Se arroja a capitar lo que él buscó de resguardo.
Eran finalmente tus ojos que me bebían la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario