Historiografía
mexicana S E I S La concepción del proceso
U N O
La cosa, la
lucha
A
medida que avanzaba el siglo xx, esa imagen de la política mundial como un
enfrentamiento entre las fuerzas de dos sistemas sociales antagónicos (cada uno
de ellos movilizado, desde 1945, al amparo de una superpotencia que poseía las
armas de la destrucción del mundo) fue haciéndose cada vez más irreal. En los
años ochenta tenía tan poca influencia sobre la política internacional como
pudieran tenerla las cruzadas. Sin embargo, no es difícil comprender cómo llegó
a tomar cuerpo. En efecto, la revolución de octubre se veía a sí misma, más
incluso que la revolución francesa en su fase jacobina, como un acontecimiento
de índole ecuménica más que nacional. Su finalidad no era instaurar la libertad
y el socialismo en Rusia, sino llevar a cabo la revolución proletaria mundial.
A los ojos de Lenin y de sus camaradas, la victoria del bolchevismo en Rusia
era ante todo una batalla en la campaña que garantizaría su triunfo a escala
universal, y esa era su auténtica justificación.
Eric Hobsbawn, La era de las catástrofes, Historia del siglo XX
La manifestación de exégesis del fenómeno trascendental de la
legislación es el presentarse a tanto presente de la situación, transcurso en
acción de la realidad efectiva nombrada.
En
Teoría general del proceso
de Cipriano Gómez Lara puede leerse la siguiente explicatividad:
Para entender
lo que el proceso sea, es necesario previamente referirse al concepto de
litigio, el cual, no es un concepto esencialmente procesal, porque todo proceso
presupone un litigio, pero, no todo litigio desemboca necesariamente en un
proceso;
es decir, el litigio no tiene esencia procesal, aunque sea siempre el contenido
de todo proceso.
El litigio
forma parte, en general, de los fenómenos de la conflictiva social o sinergia
social, pues es
el choque de fuerzas contrarias, una de las características más importantes de
toda la sociedad.
Cuando dicho choque de las fuerzas mantiene un equilibrio, el grupo social
progresa o al menos se mantiene estable;
pero cuando las fuerzas no mantienen un equilibrio ello será un síntoma
patológico social, es decir, el grupo social entrará en crisis o se estancará.
Carlos Marx, dejó establecido, en el Manifiesto Comunista, que la historia de
la humanidad no es sino una lucha de clases. Esa lucha de grupos, de clase, de
intereses, puede lograr un equilibrio, o puede no lograrlo.
[BP2]
¿Análisis historiográfico?
El nombre es el nombre del evento. A la idea del concepto se
elide la historicidad por trascurso de totalidad en disponerse efectivo de
posesión: trata y asistencia de atingencia estatal, presentarse de la presencia
descrita.
El litigio es una naturalidad social.
La enseñanza.
Del litigio, realidad que de suyo la categoría compone,
las razones son ya el emplazamiento a la estructura del acontecimiento, la
acción;
al efecto de la concepción y la experiencia, la esfera de actividad.
Así entonces el presente de la situación, orden fenomenológico del espíritu, esfera de actividad y ya siempre se
elide en expectación de la acción el poder de la estructura del acontecimiento
al fin puro de la referencia.
El proceso, naturaleza. El fin se coloca por principio. Es el
comienzo.
El elidirse del evento al ser el nombre del evento el
presentarse es la República, lo que la ley prescribe al título
de la CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Y es que al orden que la exposición de una explicación
comanda –sus prescripciones prácticas de precomprensión-,
el pensamiento de la situación de historicidad ya elide de la representación
del poder lo real y efectivo de la historicidad reconocida que se devela
historiograficidad, de la ley ya siempre la Historia en escritura transpuesta.
De sí ahí y sólo a la transposición de los transcursos las razones, racionalidad que habitamos siempre,
aún en la calle, las preposiciones, y en la totalidad de la exterioridad
humana.
Eso es la ciudadanía, un extracto de razones legisladas en principio a bien
instaurar la normalidad de significantes entre uno u otro polo del Estado, lo
que la exposición naturaliza y que en la región política a la cual la
explicatividad transcurre, la cotidianeidad
muestra el paso de suscripción de la dialéctica del amo y del esclavo.
Confrontemos.
Hegel, Fenomenología
del espíritu, La certeza de sí
mismo, 2.- La lucha de las autoconciencias contrapuestas:
La autoconciencia es primeramente
simple ser para sí, igual a sí misma, por la exclusión de sí de todo otro, su
esencia y su objeto absoluto es para ella el yo; y, en esta inmediatez o en
este ser su ser para sí, es singular. […]
Nosotros no olvidemos que al hablar de autoconciencia
nunca hemos abandonado el ámbito de las representaciones. La esencia de la
presentación es el Yo. El representarse es la posesión del Yo. Un
representamento al efecto es Yo a bien.
Así, la vana representación de la autoconciencia sólo habla de razonamientos, juegos
de lógica al amparo del Lenguaje.
[…] Lo que para ella es otro es como
objeto no esencial, marcado con el carácter de lo negativo. Pero lo otro es
también una autoconciencia; un individuo surge frente a otro individuo. Y,
surgiendo así, de un modo inmediato, son el uno para el otro a la manera de
objetos comunes; figuras independientes, conciencias hundidas en el ser de la vida
–pues como
vida se ha determinado aquí el objeto que es-,
conciencias que aún no han realizado la una para la otra el movimiento de la
abstracción absoluta consistente en aniquilar todo ser inmediato para ser
solamente el ser
puramente negativo de la conciencia igual a sí misma;
o, en otros términos, no se presenta la una con respecto a la otra todavía como
puro ser para sí, es decir, como autoconciencias. Cada una de ellas está bien cierta de sí
misma, pero no de la otra, por lo que en su propia certeza de sí no tiene
todavía ninguna verdad, pues su verdad sólo estaría en que su propio ser para
sí se presentase ante ella como objeto independiente o, lo que es lo mismo, en
que el objeto se presentase como esta pura certeza de sí mismo.
Pero, según el concepto del reconocimiento, esto sólo es posible si el otro
objeto realiza para él esta pura abstracción del ser para sí, como él para el
otro, cada uno en sí mismo, con su propio hacer y, a su vez, con el hacer del
otro.
Pero la presentación de sí mismo como
pura abstracción de la autoconciencia consiste en mostrarse como pura negación
de su modo objetivo o en mostrar que no está vinculado a ningún ser allí
determinado,
ni a la singularidad universal de la
existencia en general, ni se está vinculado
a la vida.
Esta
presentación es el hacer duplicado; hacer del otro y hacer por uno mismo. En
cuanto hacer del otro cada cual tiende, pues, a la muerte del otro.
Pero en esto se da también el segundo hacer, el hacer por sí mismo, pues aquél
entraña el arriesgar la propia vida. Por consiguiente, el comportamiento de las dos autoconciencias se halla
determinado de tal modo que comprueban por sí mismas la una y la otra mediante
la lucha a vida o muerte.
Y deben entablar esta lucha, pues deben elevar la certeza de sí misma de ser
para sí a la verdad en la otra y en ella misma. Solamente arriesgando la vida
se mantiene la libertad,
se prueba que la esencia de la autoconciencia no es el ser, no es el modo
inmediato como la conciencia de sí surge, ni es su hundirse en la expansión de
la vida, sino que en ella no se da nada que no sea para ella un momento que
tiende a desaparecer, que la autoconciencia sólo es puro ser para sí. El individuo
que no ha arriesgado la vida puede sin duda ser reconocido persona, pero no ha
alcanzado la verdad de este reconocimiento como como autoconciencia
independiente. Y, del mismo modo, cada cual tiene que tender a la muerte del otro,
cuando expone su vida, pues el otro no vale para él más de lo que vale él mismo;
su esencia se representa ante él como otro, se halla fuera de sí y tiene que superar
su ser fuera de sí; el otro es una conciencia entorpecida de múltiples modos y
que es; y tiene que intuir su ser otro como puro ser para sí o como negación
absoluta.
Esa historia traspuesta es del Estado Mexicano su verdad,
posibilidad de condición del gobierno de la República.
La verdad del Estado Mexicano es su propiedad. ¿A qué se
obliga el Estado mexicano en propiedad al derecho de su totalidad? La
transposición de la historia es el fenómeno trascendental, presentarse a tanto
presente de la situación. La situación es así historiograficidad avenida.
Ahí el Estado, en Juicio, es la acometida del suceso en
evento. Al ser de la acometida del suceso del Estado en Juicio lo nombramos
Justicia, acontecimiento que sucede en poder.
El juicio de amparo es un juicio de acontecimiento, acometida
sucede en poder.
Los Fines habrían de ser instituciones no gubernamentales que
persiguieran del Estado la capitalización de lo total que por disrupciones y
obrepciones económicas, corrompe la totalidad del ente en Mercado. Los fines en
el Estado Mexicano son el Poder.
Lo total y la totalidad del ente son historiograficaciones a
historicidades elididas en trascendentalidades compuestas. Allí los métodos y
las privaciones de enseñanza.
Las razones puras economía, política, sociedad, cultura.
De los métodos la exacción, la privación es así la
preservación antropológica de certeza de paso y adecuación del instruir,
naturalización de percepciones.
Ni en México o en Rusia el Mercado es algo identificable,
algo atenido en materia por concreto. El Mercado es el Mercado, más esto sólo
dice que el Mercado es un concepto. A su concepción, el concepto no es, no está
aquí o allá a un cuándo, no pertenece. La concepción es de concebir el
concepto. Los conceptos saben amor al ser ahí siempre ya los comprendidos por
amor.
Del siglo XIX al XX. Del XIX al XXI. Del XX al XXI. El siglo
XVIII.
Nosotros, los comprendedores no somos comprensivos. Lo
comprensivo y su medida, la comprensividad no es, es el ente. El ente no es.
Amor es ser amor amores
Del ente, lo trascendente es la entidad del ente el ente, el
eterno retorno de lo igual. Condición de verdad que llamamos hecho, instancia
se preserva igual.
Todo así lo que juzgamos, del habla el fundamento del poder,
es siempre. Esto es condición de poder. Las explicatividades y la composición
de Imperio al MUNDO. El funcionamiento historiológico por los respectos social,
económico, político, cultural, antropológico, natural-biológico-orgánico,
natural-material-inerte.
La antropología y la consumación en lingüística antropológica de la totalidad
de las ciencias sociales. El zoomorfismo contemporáneo es así solo el dominio
de la trasposición de conceptos en el dominio de anamnesis del retorno de
Mundo.
Política.
Ahí entonces la elementalidad y la disposición de los discursos, integridad
monadológica de la aspergencia de anunciaciones. La procree que a sistema
crece, estructura de emplazamiento la Verdad: Metahistoria.
Una reforma educativa antes requiere edificar por plaza la
institución superior que coordine la totalidad de las instancias de
investigación y pueda instrumentar los cursos de comunicación inter y trans
institucional a bien aprehender y reparar las instrucciones ordinaras en donde
el educar pueda establecer la realización de su misión.
El objeto del educar,
No es la educación, la sustancia operativizada en proceso ya
es la organización mecánica de un esquema que tiempo atrás pretendió develar
las estructuras de la totalidad.
La sectorización ha servir a bien comprender el desarrollo de
las sociedades y la socialidad de ellas departida. La sociabilidad como el
establecimiento efectivo de Derecho por instrumentación de propiedad.
Una integración de las estructuras del Estado al educar y
formar mexicanos del Mundo.
Los problemas fundamentales de la instrumentación del educar
en cultura y la cultura en Nación al decurso de sus instituciones.
La República del Estado Mexicano.
Más entonces cabe apercatarnos de la pregunta no
ininterrogada: ¿Qué es la república?
La cosa que nos pertenece. La interpretación cotiadiana de la
cosa.
La sobreasunción de la cosidad en el entorno medio. La integración de la
cosidad de la cosa en la determinación de la totalidad del ente al transcurso
existenciario de la entidad del ente –el ser ahí.
La manifestación de estudiantes ha de dar comienzo por el
derecho de petición, de ahí entonces la resolución de los conflictos a segundas
instancias.
El Estado mexicano es la República. ¿Jefe de Estado y jefe de
Gobierno?
El sistema político real y la existencia histórica. Del
sistema político real, la idea del sistema político real. No hay más que el
sistema político real. La idea del sistema político real ya es la pauta que
abre la meditación teórica, La teoría del estado mexicano y la enseñanza
pública y privada de la teoría del estado mexicano hoy.
Política. Ficción. Realidades. ¿Intereses? ¿Dónde y a quiénes
interesa la teoría del Estado?
Jack Kerouac, En
el camino.
—Sí, claro, sé perfectamente lo que
quieres decir y de hecho me han pasado todas esas cosas, pero el asunto es que
quiero comprender los factores en los que uno debe apoyarse en la dicotomía de
Schopenhauer para conseguir una realización interior... —y siguió así con cosas
de las que yo no entendía nada y él mucho menos. En aquellos días de hecho
jamás sabía de lo que estaba hablando; es decir, era un joven taleguero colgado
de las maravillosas posibilidades de convertirse en un intelectual de verdad, y
le gustaba hablar con el tono y usar las palabras, aunque lo liara todo que
suponía propias de los «intelectuales de verdad». No se olvide, sin embargo,
que no era tan ingenuo para sus otros asuntos y que sólo necesitó unos pocos
meses con Carlo Marx para estar completamente in en lo que se refiere a
los términos y la jerga. En cualquier caso, nos entendimos mutuamente en otros
planos de la locura, y accedí a que se quedara en mi casa hasta que encontrase
trabajo, además de acordar que iríamos juntos al Oeste algún día. Esto era en
el invierno de 1947.
PRIVAR a un pueblo del hombre que
celebra como el más grande de sus hijos no es empresa que se acometerá de buen
grado o con ligereza, tanto más cuanto uno mismo forma parte de ese pueblo.
Ningún escrúpulo, sin embargo, podrá inducirnos a eludir la verdad en favor de
pretendidos intereses nacionales, y, por otra parte, cabe esperar que el examen
de los hechos desnudos de un problema redundará en beneficio de su comprensión.
El hombre Moisés, que para el pueblo
judío fue libertador, legislador y fundador de su religión, pertenece a épocas
tan remotas que no es posible rehusar la cuestión previa de si fue un personaje
histórico o una creación de la leyenda. Si realmente vivió, debe haber sido en
el siglo XIII, o quizá aun en el XIV antes de nuestra era; no tenemos de él
otra noticia sino la consignada en los libros sacros y en las tradiciones
escritas de los judíos.
Aunque esta circunstancia resta certeza
definitiva a cualquier decisión al respecto, la gran mayoría de los
historiadores se pronunciaron en el sentido de que Moisés vivió realmente y de
que el Éxodo de Egipto, vinculado a su persona, tuvo lugar en efecto. Con toda
razón se sostiene que la historia ulterior del pueblo de Israel sería
incomprensible si no se aceptara esta premisa. Por otra parte, la ciencia de
nuestros días se ha tornado más cautelosa y procede mucho más respetuosamente
con las tradiciones que en los primeros tiempos de la crítica histórica.
La propiedad, §488 de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas
El espíritu en la
inmediatez de su libertad que está-siendo para sí misma es singular, pero tal que sabe su singularidad como voluntad absolutamente libre;
es persona,
es el saberse de esta libertad; un saber que,
como es abstracto
y vacío en sí
mismo, no tiene aún su particularidad y compleción en él, sino en una COSA
exterior. Ésta, frente a la subjetividad de la inteligencia y del albedrío, es
como algo carente de voluntad y de derechos, y se convierte por la subjetividad
en su accidente, o sea, en la esfera exterior de su libertad: posesión.
La etnología no puede, pues, permanecer
indiferente a los procesos históricos ni a las más altas expresiones conscientes
de los fenómenos sociales. Pero si les dedica la misma atención apasionada que el
historiador, es para obtener, mediante una especie de marcha regresiva, la
eliminación de todo lo que deben al acontecimiento [DIACRONÍA] y a la reflexión
[SINCRONÍA]. Su objetivo consiste en alcanzar, más allá de la imagen consciente
y siempre diferente que los hombres forman de su propio devenir, un inventario
de posibilidades inconscientes, cuyo número no es ilimitado: el repertorio de
estas posibilidades y las relaciones de compatibilidad o de incompatibilidad
que cada una de ellas mantiene con todas las demás proporcionan una
arquitectura lógica a desarrollos históricos que pueden ser imprevisibles sin
ser nunca arbitrarios. En este sentido, la célebre fórmula de Marx: «los
hombres hacen su propia historia, pero no saben que la hacen» justifica, en su
primer término, la historia, y en su segundo término, la etnología. Al mismo tiempo,
muestra que ambos caminos son indisociables.
¿Y
qué es eso que es la historia que no es la historia –la etnología- y que al tiempo –la trascendetalidad- se
muestra indisociable? La Sociedad, metafísica de la trascendentación de
apercepciones.
La conducta simple del ánimo
ingenuo es !a de atenerse en confiada persuasión, a la verdad públicamente
reconocida y fundar sobre esta base sólida su modo de actuar y su firme
posición en la vida. [...]
Por ello Platón se ha manifestado
un gran espíritu, porque, precisamente, el principio en torno del cual gira la
sustancia característica de su Idea es el eje alrededor del cual ha girado el
inminente trastorno del mundo:
Lo que es
racional es real;
y la que es real
es racional.
Toda conciencia ingenua,
igualmente que la filosofía, descansa en esta convicción, y de aquí parte a la
consideración del universo espiritual en cuanto "natural".