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domingo, 27 de junio de 2010

No sé qué mamada

Tú, maldito tú, tonto idiota,
que brincaste el abismo:
Te metiste cuatrocientos miligramos
de no sé qué mamada.

Llevabas a tu rata,
¿recuerdas? Te espantaban.
¿Le dijiste “hola pequeña rata”?
¿Viste a tus dioses entregarte
el libro de tu ansiada Huasca?
¿O sólo subiste al monte
para ver mejor las lágrimas divinas
del niño en tus ropas?

Te despediste posterizado
aquella mañana, al marco de la ventana
y el mar a tus espaldas.
Cabrón, me espantaste el día anterior.
Cabrón, te esperábamos en la playa.

¿Qué pasó?
Pues nada, cuatrocientos miligramos
de no sé qué mamada.

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