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jueves, 24 de junio de 2010

Yo también quiero ser sujeto trascendental

Sí, claro, cada cabeza es un mundo, y como el mundo es un planeta, ahí estamos cada uno en una órbita errática e ignorante del resto, alrededor de un sol aún más ajeno y distante.
Lo curioso es que justo en ello se finque nuestro imperativo de libertad: girar todos la misma órbita respecto al mismo eje. Y aún así nos llamamos indivíduos. ¡Perfecto! ¡Alabado sea Kant! Que cada quien haga lo que tiene que hacer, lo mismo, incluso la originalidad, aún cuando nadie lo temple así, que al final el Estado soy Yo.
Pues después dicen que Hegel era un teleológico de mierda, ¡maravilloso!, ¿Cómo lo pueden negar si lo tenemos hasta el culo? Así nadie ve lo escatológico del individualismo narcisista, y quien lo ve sólo escucha la vanidad de su propio eco, incluso tú fraulin Freud. Todos nos encontramos en los mismos textos y en las mismas verdades trascendentales. ¿Posmodernidad? ¡Basta de chingaderas, tipologías e intentos de clasificación y especificidad! ¡Ya chingamos!, ¡el exterior de la caverna! ¡Cada quien, el uno y el mismo, con su parcela de cielo!, ¡cada quien, el otro, por sus espejitos olvidados del ser! ... Indigencia, pequeña hermana, ¿aun me esperas? ¡Que Yo también quiero ser Sujeto trascendental!

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